| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Doña Letizia no logra desprenderse de su imagen conflictiva, caprichosa y altiva

¿Qué le pasa a la Reina? Su última polémica en Berlín resucita un perfil distante y conflictivo que, sin embargo, no se corresponde con la realidad. Ésta es la historia.

| Javier Rodríguez España

Aquella imagen la persigue. Fue en la pedida de mano de quien luego sería su marido y ahora ya es Rey. Hablaba don Felipe y ella, aún percibida como la presentadora del Telediario, le interrumpió con una cariñosa regañina que dejó impronta, para bien y para mal, como una mujer con discurso y criterios propios.

Algo muy convencional, pues, pero de difícil encaje en una institución como la Monarquía, no tanto por su tradición cuanto por sus obligaciones constitucionales, perfectamente reguladas: la forma es el fondo; el protocolo es la orla de un mecanismo jurídico e institucional muy engrasado.

Que doña Letizia, ya la Reina, se salta como esta semana en Berlín, o eso parece, y al final las apariencias importan incluso más que la realidad. Y ella pareció llegar tarde junto al Rey, se colocó mal y, cuando don Felipe la corrigió, apareció un mohín de disgusto en su cara. O eso quiso ver todo el mundo.

 

No es la primera vez. Desde la pedida hasta su choque con doña Sofía en la catedral de Palma, cuando se opuso a unas fotografías de la Reina Emérita con sus nietas, la sensación de que resbala en todas las cáscaras de plátano no ha dejado de crecer, por mucho que se deje ver poco, en actos muy planificados y de carácter cultural o social.

"No es lo que hace, es lo que dicen que hace aunque en realidad no haga nada", explican desde su entorno a ESdiario. "Es que no sabe disimular y se le nota todo, para mal", responde una periodista célebre que coincidió con ella muy a menudo cuando aún no había dado el salto desde TVE a la Casa Real.

Sea o no verdad, a doña Letizia le pesa un sambenito que nunca ha encontrado la forma de replicar ni aclarar

"Lo peor que puede decirse de ella es que le gusta enseñar los brazos demasiado, con vestidos muy bonitos que, sin embargo, no se deben lucir en determinados momentos, especialmente de noche", explica a este periódico una experta en belleza de un reputado centro estético de Madrid. "Pero si eso es todo lo malo, es que no hay nada grave".

Nunca desmiente

Lo más curioso es que Letizia Ortiz nunca desmiente nada de lo que se dice de ella. Es normal que no lo haga en persona, pero sorprende que no tenga su manera de hacerlo a través de terceras personas y medios de comunicación con los que mantiene una relación muy cercana.

 

 

"Ni sus enfrentamientos supuestos con Don Juan Carlos y Doña Sofía, que gozan de popularidad y cariño; ni los rumores de separación; ni la distancia de sus hijas con sus abuelos ni nada; todo se queda siempre ahí, como si fuera verdad, y al final acaba siéndolo para la opinión pública, es incomprensible", señala un diplomático consultado por ESdiario.

En ese sentido, tampoco tiene fácil una salida exterior que ayude en su promoción pública. Viaja poco al extranjero, a diferencia de buena parte de las consortes de otros Jefes de Estado, y no se conoce viaje oficial desde que abril estuviera en Mozambique.

"Ella ha ayudado mucho"

"Ahí también cuenta lo que diga el Gobierno, y Pedro Sánchez ha colapsado para sí mismo la agenda internacional, con su mujer, Begoña Gómez, ocupando de algún modo el lugar de la Reina en algunas ocasiones", explican.

"A Felipe VI se le otorga el mérito de haber asentado a la Corona en un momento histórico muy difícil, y es verdad, pero no lo es que sea a pesar de la Reina. Ella también ha ayudado y ayuda mucho, y tiene que resignarse en silencio por un bien mayor a padecer una imagen que no se corresponde con su trabajo real", concluyen desde su entorno.