| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Yolanda Díaz y Pablo Iglesias: una sucesión impugnada.
Yolanda Díaz y Pablo Iglesias: una sucesión impugnada.

Yolanda Díaz rompe con Iglesias y acelera la descomposición de Unidas Podemos

Muchos dirigentes de la coalición consideran "un antes y un después" la ruptura en los morados tras la guerra de Ucrania. Y advierten expectantes: "La hija ha matado al padre".

| Javier Ruiz de Vergara España

Es seguro que cuando en 2016 Pablo Iglesias y Alberto Garzón rubricaron el llamado pacto de los botellines que alumbró Unidas Podemos, nadie de su entorno imaginó siquiera que iba a ser una guerra provocada por Rusia, y la respuesta correspondiente de la OTAN, la que dinamitase el matrimonio de conveniencia entre Podemos e Izquierda Unida.

En aquellos tiempos del Sí se puede, Yolanda Díaz era una desconocida para la inmensa mayoría de los españoles. Ahora, como en tantas ocasiones en la historia de la política, la hija se dispone a matar al padre.

En realidad, la vicepresidenta segunda no ha hecho otra cosa este miércoles que continuar una estrategia de desgaste contra la cúpula de Podemos iniciada hace ya varios meses. Primero, cuando decidió apagar la máquina del ruido de la etapa del vicepresidente Pablo Iglesias y lavar los trapos sucios del Consejo de Ministros en reuniones privadas con Pedro Sánchez. Y no en público.

 

Alberto Garzón y Pablo Iglesias en 2016, en el "pacto de los botellines" que alumbró Unidas Podemos.

 

Segundo, cuando priorizó en la agenda legislativa de la coalición sus propios proyectos -ERTE, SMI o la reforma laboral- a las leyes más propagandísticas de Iglesias, Belarra e Irene Montero. Desde la Ley de Vivienda, la ley del sí es sí o la Ley Trans.

 

Yolanda Díaz, este miércoles, aplaudiendo a Sánchez tras anunciar el envío de armas a Ucrania.

 

Tercero, cuando excluyó expresamente a Belarra y Montero de la cumbre de lideresas de Valencia - a la que sí invitó a Ada Colau, Mónica Oltra y Mónica García- y en la que presentó en sociedad su proyecto futuro del Frente Amplio.

Cuarto, cuando se puso de perfil en las elecciones de Castilla y León. Y quinto, cuando sigue empeñada en trazar alianzas en los territorios para desmontar la camarilla madrileña que ha gobernado Podemos a su antojo y con puño de hierro desde su fundación. Este jueves, después del cisma con los suyos, se plantó en Sevilla para tantear las futuras estrategias en Andalucía.

Yolanda Díaz ha decidido romper la baraja y con su golpe sobre el tapete de la partida que se juega -desde la espantada de Iglesias arrollado por el huracán  Isabel Díaz Ayuso- en el interior de Unidas Podemos. Y de paso, acelerar la descomposición de lo que Belarra aún ha llamado esta semana pomposamente “espacio confederal”.

Curiosamente, la rebelión de la vicepresidenta segunda, con su apoyo a armar a Ucrania, ha recibido el cierre de filas de los Comunes, de Compromís y de Más País.

Belarra y Montero se han quedado solas con el auxilio de un Gabriel Rufián pasando al cobro a Díaz viejas facturas. Un realienamiento en toda regla de la constelación Frankenstein. Como ironiza un exdiputado purgado en su día por Iglesias: “Yolanda está haciendo cosas chulísimas”.