| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Pedro Sánchez y Susana Díaz durante una visita de él a Sevilla.
Pedro Sánchez y Susana Díaz durante una visita de él a Sevilla.

Sánchez tiembla ante una victoria de Susana Díaz que cambiaría todo en el PSOE

El entorno del presidente aparenta no tomarse en serio la candidatura de Díaz a las primarias, pero intramuros la preocupación es máxima. Los efectos del aleteo de la mariposa siguen.

| Antonio Martín Beaumont España

 

El 5 de mayo lucía un sol radiante en Madrid, pero en La Moncloa caían “chuzos de punta”. Así lo cuenta un colaborador de Pedro Sánchez. Tan dura fue la debacle del PSOE, que el presidente ha estado mudo una semana. No quería ver a periodistas ni en pintura.

¿Se acuerdan del “plasma” de Rajoy? Pues el estado de Sánchez sólo se puede conocer viendo de lejos si contrae la mandíbula. Y estos días la tiene tan constreñida que es señal de un enorme malestar. Agrandado, aún más, cuando se enteró de que su “eterna enemiga”, Susana Díaz, había olido su debilidad desde Sevilla.

 

Los errores cometidos por La Moncloa y Ferraz en la pugna electoral madrileña son “tan de bulto” que “todo el socialismo”, aunque calle, está temblando. Lo raro es que desde la sala de máquinas del Gobierno se nieguen a aceptar lo obvio. Así resume un barón del partido un sentir muy generalizado: “La imagen de Pedro está muy tocada y fue auténtico carburante para la campaña del PP”.

En privado, los dirigentes del puño y la rosa asumen que el 4-M se antoja “un punto de inflexión” para el mismo PSOE. Así lo ha interiorizado también Susana Díaz, que aspira a convertirse, salvando sus diferencias, en una nueva Isabel Díaz Ayuso para Sánchez. 

El alcalde de Sevilla y candidato de Sánchez, Juan Espadas.

 

Enarbolando la bandera de la “libertad”, se ha lanzado a la carrera de las primarias adelantadas en el PSOE-A para ganar al aspirante beatificado por el dedo de Sánchez, el alcalde de Sevilla, Juan Espadas.

Los papeles cambiados

El caso de la lideresa socialista andaluza es absolutamente peculiar, porque plantea la contienda interna en términos inversos a los que desembocaron en su derrota hace cuatro años frente al hoy secretario general del PSOE. De hecho, se presenta como la candidata de las bases que lucha contra el todopoderoso aparato sanchista.

Y a Díaz, desde luego, no le va a temblar la voz: “Las elecciones se ganan en las casas del Pueblo y no en los despachos”. No sólo puede no perjudicarle la animadversión de Ferraz, sino incluso compensarle. El cartel de Espadas como alguien teledirigido por Sánchez es una losa. Susana lo sabe bien.

La burlas monclovitas estilo: “Susana está muerta y no lo sabe” o “sólo está dando sus últimos coletazos”, además de mostrar muy mal gusto y falta de respeto hacia su compañera, pueden tornarse lanzas el 13 de junio, día de San Antonio.

Sánchez ha puesto al frente de la operación “nuevo PSOE-A” a uno de sus fieles más representativos, al director adjunto del Gabinete de Presidencia, Francisco Salazar. Algo debe de temer.