Policías y guardias civiles viven estos días como apestados en Cataluña, y más después de los incidentes de este domingo. No son bien recibidos en bares, restaurantes, hoteles...
El mobbing que están sufriendo los policías y guardias civiles en Cataluña ha aumentado después de los incidentes del 1 de octubre y ha llegado a su máxima expresión en la localidad barcelonesa de Calella.
Allí medio millar de agentes han sido expulsados de tres hoteles ante las presiones que sus dueños han sufrido por parte del Ayuntamiento y su alcaldesa, Montserrat Candini, de la extinta CiU. Como también de los vecinos.
Todo comenzó este domingo por la noche, cuando un grupo de 150 independentistas se plantó a las puertas del Hotel Vila, donde se hospedaban 250 agentes, para protestar por su actuación en el referéndum ilegal.
Varios guardias civiles de paisano se personaron para desalojar la zona y hubo enfrentamientos que acabaron con heridos.
La alcaldesa montó en cólera y declaró a la prensa local que no quiere que los hoteles del municipio "se conviertan en cuarteles". Dicho y hecho, 500 agentes de los hoteles Vila, Palmeras y Catalonia han sido puesto en la calle.
Así lo ha contado uno de ellos en Facebook, que se ha hecho eco de las amenazas recibidas por los dueños:
En Calella no sólo los hoteles han vetado el paso a policías y guardias civiles. También bares y restaurantes, como muestra el cartel que ilustra esta información, situado a las puertas de uno de ellos.