Celia Villalobos explica por qué se fue de la política y lanza un dardo a Egea

Celia Villalobos lleva ya más de medio año sin tener cargos en el Partido Popular, participando de forma constante en tertulias de televisión mostrando su visión política del país, siempre en contra del PSOE y defendiendo intereses liberales. O eso es lo que ella defiende. Y ahora, sabemos el motivo por el que abandonó la política. 

Lo ha desvelado en una entrevista en la Cadena SER, donde ha señalado al antiguo secretario general del PP, Teodoro García Egea, como responsable de esa decisión. No se fue, la echaron, y ella decidió dar el primer paso: “No me apetecía que el secretario general me dijera que no repetía. Así que le dije: "No, me lo voy a decir yo a mí misma, que siempre es más agradable”. 

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Una decisión que llegó después de 33 años en política. Y parece que esa experiencia se lía ha querido “restregar” al que fuera número dos del PP: “Es que hay gente que llega a los sitios demasiado pronto o no tenía que haber llegado nunca. Ser secretario general de un partido es muy difícil. Nosotros hemos tenido un gran secretario general que fue Paco Álvarez-Cascos. El 'General, secretario' y después hemos tenido gente que ocupaba la Secretaría General”.

Un auténtico repaso a la antigua cúpula del PP. A la vieja, porque a la actual dirección de Génova, Villalobos le tiene un cariño muy especial: “Feijóo es sensato, razonable, humilde, no se altera demasiado. Puedes confiar en él”. Unas buenas palabras que acompañan al actual líder del PP, el partido al que guarda un cariño muy especial porque, aunque no tenga cargos en Génova, deja caer que sigue siendo su formación política. 

Celia Villalobos: "Sólo me gustaría ser conservadora con la línea, pero no lo consigo"

"Sólo me gustaría ser conservadora con la línea, pero no lo consigo”, ha llegado a decir durante la entrevista Villalobos, quien reconoce que a veces echa de menos negociar con otros políticos en el Congreso sobre leyes, cesiones, votaciones y otras cuestiones entre diputados. Negociaciones que, en ocasiones, tenían un toque machista. O eso lo reconoce la propia exdiputada.

“Si el que tenía enfrente a un tío misógino me hacía la tonta, que es lo que les gusta. Que el misógino piense que se enfrenta una tonta y lo acabas engañando, claro. Si son personas inteligentes o es una mujer, pues sabía que tenía que ceder en determinadas cosas. Antes de empezar, tenía que saber hasta dónde ella va a poder renunciar y hasta dónde yo iba a poder renunciar”, ha llegado a confesar.