| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Tercer paquete anticrisis: la realidad frente a las mentiras de Pedro Sánchez

Hugo Pereira analiza las medidas anticrisis anunciadas por Sánchez en una comparecencia carente de la más mínima autocrítica. El presidente utilizó la Moncloa para hacer oposición al PP

| Hugo Pereira Chamorro España

Pedro Sánchez nos acaba de anunciar a bombo y platillo, en un fabuloso Aló Presidente, las medidas que conforman el tercer paquete anticrisis -tal y como Moncloa lo denominó-.

Fundamentalmente son cuatro. En primer lugar, la supresión durante seis meses el IVA del 4% que se aplica a todos los alimentos de primera necesidad y la rebaja del 10% al 5% el del aceite y la pasta. En segundo, dotar de un cheque de 200 euros a las familias con rentas inferiores a 27.000 euros anuales y con un patrimonio no superior a 75.000 con el objetivo de hacer frente al encarecimiento de la cesta de la compra.

 

En tercer lugar, la prórroga de seis meses de las rebajas fiscales aplicadas a la factura de la luz y del gas que expiraban el 31 de diciembre de este año, así como la congelación del precio máximo de la bombona de butano en 19,55 euros.

Y en cuarto lugar, queda eliminada la bonificación generalizada al combustible para el año 2023 aunque el Gobierno ha decidido mantenerla solo para el colectivo de profesionales, que incluye a transportistas, agricultores, navieras y pescadores, por lo que el descuento de 20 céntimos desaparecerá el próximo 1 de enero para los clientes particulares.

Dicho así, con esa retórica tan ‘bonita’ usada por Pedro Sánchez, suena a todo un regalo del más maravilloso gobierno progresista y feminista que jamás los españoles hubiéramos soñado. Es más, el propio Sánchez nos aseguró en rueda de prensa que, de tener un gobierno de derechas, ni nos hubiéramos acercado a semejante panacea ofrecida por el Ejecutivo.

Fue todo un aviso a navegantes: si no votáis al guapérrimo Sánchez en las próximas elecciones, olvidaros de tales dádivas. Pueblo llano, le faltó decir. ‘Obreruchos’ que no sabéis pensar por vosotros mismos y os hace falta todo un Presidente que os enseñe a ver y entender la realidad, pensaría para sus adentros.

 Evidentemente, como es habitual, la realidad y la ficción optimista de Pedro Sánchez distan tanto que no sabemos si el Presidente habla de España o de algún otro país de nuestro entorno al que le gustaría que nos pareciéramos. Da igual el país de nuestro entorno que nuestro lector elija para la comparación, porque en prácticamente todos los indicadores económicos cualquiera está mejor que nosotros.

 Cuatro meses. Eso es el tiempo que ha pasado desde que Feijóo, y todo el PP, le exigían a Pedro Sánchez la bajada del IVA de los alimentos. Sí, ya allá por el mes de septiembre muchos le estábamos pidiendo al Presidente que tratara de rebajar la carga fiscal de unos alimentos -básicos en nuestra cesta- que no hacían más que subir de precio por culpa de una inflación que ya no solo se notaba en la luz, el gas o los carburantes sino en todo lo más básico de nuestro día.

¿Qué hizo Sánchez hasta la última semana del año? Nada. Y ese es el problema. Esperó hasta el último momento, con las cenas  y regalos de Navidad ya comprados, para bajar el IVA de los alimentos. De haber efectuado la bajada ya en el mes de septiembre -cuando los alimentos no hacían más que subir- los españoles nos hubiéramos ahorrado 300 millones de euros. Pero claro, el Gobierno tenía que recaudar.

 

Los Presupuestos electorales más caros -con mayor gasto público de la historia democrática- se han de pagar. Esos 60.000 millones de gasto superfluo que cifra la AIREF, también hay que pagarlo. El que el Gobierno no hubiera hecho los deberes de equilibrar y sanear las cuentas y hacer frente, así, a una disparada deuda y déficit -porque no todo es culpa de la guerra de Rusia y Ucrania-, también hay que pagarlo.

Y todo esto sin olvidar que a la vuelta de la esquina hay unas elecciones autonómicas y municipales y que todo lo que hace Moncloa está encaminado a conseguir rédito electoral. El bienestar de los españoles subyace al del Gobierno y su interés de rasgar votos con sus estrategias de marketing político.