| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Yolanda Díaz interviene en el 43 Congreso Confederal de la UGT.
Yolanda Díaz interviene en el 43 Congreso Confederal de la UGT.

Yolanda Díaz se cuida las espaldas ante el "fuego amigo" de Belarra y Montero

La ministra de Trabajo sabe, en su condición de comunista, que la tradición leninista que sobrevuela Podemos puede amargarle la existencia en cuanto abandone la sombra de Iglesias.

| Antonio Martín Beaumont España

 

 

“El 4-M nos ganaron por goleada”. Son palabras de la mismísima Yolanda Díaz. Así, sin paños calientes, advierte en Unidas Podemos de su necesidad de manos libres para tratar de reflotar un proyecto en caída.

El desgaste de Pablo Iglesias, el aluvión de malas noticias, las sonoras carencias de gestión y un suma y sigue de incoherencias desangran al socio minoritario del Gobierno de coalición. Muchos creen que no hay quien frene el derrumbe.

La sombra de Iglesias

A la espera de clarificar su futuro papel, Díaz va tomando posiciones en la organización, con tiento, consciente de las resistencias internas. Sabe que en cualquier momento puede verse rodeada de “la gente” pidiendo su rendición.

No es raro, por ello, que procure hacer saber a quien quiera escucharla que Iglesias seguirá caminando con ellos, al menos en cuanto a la forma de entender la política. Aunque en realidad lo que busque sea mantener anestesiados a sus hooligans.

 

La gallega, a diferencia de tantos otros, ha interiorizado que las urnas expulsaron al “Macho Alfa” de la política activa. Es ella quien insiste en proclamar a los cuatro vientos el reinicio de la legislatura. Unas palabras que su entorno las enmarca en la salida de la pandemia y en el necesario esfuerzo por gestionar, más que por ofrecer titulares.

Yolanda Díaz junto al resto de ministros de Unidas Podemos.

 

Pero todo apunta a que la vicepresidenta tercera, llamada ser el cartel en unas futuras elecciones, busca enfrentarse a la andadura “fuera de tono” de figuras como Ione Belarra o Pablo Echenique.

Con ellos, en cualquier caso, debe engrasar la coordinación. Y Díaz sabe, en su condición de comunista, que la tradición leninista que sobrevuela la formación morada puede amargarle la existencia en cuanto abandone la sombra de Iglesias.

Podemos ha deformado tanto la realidad que toda discrepancia debe adaptarse a la imagen que la oficialidad del partido ha construido de los hechos, y nunca al revés. Ni siquiera para una ministra de Trabajo empeñada en imponer su sesgada visión de la economía y los mercados es sencillo surfear entre camaradas así.

De hecho, para resguardarse del “fuego amigo”, Díaz ha movido ficha intentando ocupar todos los espacios propios de Iglesias. Entre otros, ha hecho suyos los contactos con los “costaleros” de investidura de Pedro Sánchez, desde el PNV a ERC.

Para reforzar su blindaje, está decidida a tomar parte en todas las interlocuciones y a tejer ententes de proximidad más allá de la relación con el presidente. ¡Cuerpo a tierra, que vienen los nuestros!