| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El ministro del Interior, en un significativo gesto en su escaño.
El ministro del Interior, en un significativo gesto en su escaño.

Marlaska se atrinchera en el cargo, desata una caza de brujas y señala a Defensa

La cúpula de Interior se ha lanzado a la caza del responsable de la difusión de la nota "reservada" en la Guardia Civil. Y el entorno del ministro apunta internamente al "fuego amigo".

| Javier Ruiz de Vergara España

Fernando Grande-Marlaska tiene desde este martes, más si cabe aún, su futuro político más que comprometido. No son pocos en el Ministerio del Interior los que le dan por amortizado, a falta de saber el tiempo que Pedro Sánchez decide mantenerle en coma político.

El titular de Interior, que ha convertido la Guardia Civil en un avíspero y, de paso, agudizado su enfrentamiento con la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha mentido y lo ha hecho, además, en sede parlamentaria.

Fue el pasado viernes, en una larga comparecencia en el Senado, cuando Marlaska aseguró que ni él ni nadie de su departamento exigió al coronel Diego Pérez de  los Cobos, información sobre el informe judicial para la magistrada instructora del 8-M.

Pero, casualidades del ejercicio de la política, este martes se ha filtrado el documento interno de la Guardia Civil que lo desmiente. Y que deja por mentiroso al ministro. En su entorno, algunos miran con recelo al Ministerio de Defensa -del que también depende orgánicamente la Benemérita- y hacen cábalas sobre la autoría de la filtración a El Confidencial. Ya hay desatada a esta hora una auténtica caza de brujas.

Lo cierto es que el documento salido de la Dirección General de la Guardia Civil con el sello de "reservado" no puede ser más claro.  En ese escrito se precisa que la pérdida de confianza se produce porque el coronel no informó del "desarrollo de investigaciones y actuaciones de la Guardia Civil en el marco operativo y de Policía Judicial con fines de conocimiento".

De hecho, como informó ESdiario el jueves, el cese de Pérez de los Cobos y las promociones exprés de los generales Pablo Salas y Féliz Blázquez a la DAO y al Mando de Operaciones, ha provocado un grave enfrentamiento entre Marlaska y Robles. Tal vez la última escaramuza de una batalla larvada ya desde hace muchos meses.

 

 

De hecho, es la ministra de Defensa a quien corresponde dar el plácet a los ascensos y promociones internas en la cúpula del Instituto Armado. Y en Defensa ha indignado que Marlaska y María Gámez hayan humillado a nada más y nada menos que a cinco tenientes generales que anteceden en el escalafón a los dos elegidos a dedo por Interior para el "nuevo impulso" anunciado por el ministro.

"Aquí no quieren ver ni en pintura el modelo discreccional de ascensos y promociones políticas que el PSOE ha impuesto siempre en la Policía para favorecer a sus afines. Por que no está en la ideosincrasia de la Guardia Civil y genera un peligroso precedente para las Fuerzas Armadas", afirma a ESdiario un alto cargo militar adscrito a la planta noble del departamemto de Robles.

Además, recuerda esta fuente, los cantos de sirena de la desmilitarización de la Guardia Cilvil que abandera Podemos -y que Sánchez nunca ha querido atajar de raiz como desearía Robles- "provocan sarpullidos en el Ejército", tradicionalmente muy cercano en operaciones y en espíritu castrense a la Guardia Civil.

A Robles, cuya interlocución desde enero es nula con Marlaska, la gestión de María Gámez en las viejas dependencias de la madrileña calle de Guzman el Bueno, le está dando muchos quebraderos de cabeza. Y no son pocos las quejas "informales" que algunos generales han trasladado a través del secretario de Estado de Defensa, Ángel Olivares. Un hombre que conoce bien las teclas de la Benemérita ya que en los 90 fue director general de la Policía con el ministro Juan Alberto Belloch.

Tal vez por eso, a estas horas en el entorno de Marlaska ha comenzado una auténtica caza de brujas en busca del filtrador de la nota reservada remitida desde la Dirección General de la Guardia Civil a la Secretaría de Estado de Seguridad. Y no son pocos los que apuntan al fuego amigo.

La Moncloa aguanta por ahora y sostiene al ministro y a Gámez. Pero en Defensa se busca ya desde este martes candidatos para el relevo de la directora general.