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Albert Rivera, en 2015
Albert Rivera, en 2015

Alivio en Cs: ya saben cuántos eran los críticos e intuyen manos negras detrás

"No eran tantos". Cs respira con cierta tranquilidad tras constatar que los críticos son minoritarios, aunque temen que haya fuerzas "ocultas" detrás para auxiliar a Sánchez.

| Javier Rodríguez España

"Muy posiblemente". Es la respuesta de un importante diputado de Ciudadanos a la pregunta de si, tal vez, exista una mano negra detrás de la salida en tromba contra la dirección de un sector del partido, más proclive a ayudar gratis a Pedro Sánchez.

No la identifican, porque no es sencillo, pero tampoco se equivocan mucho si miran a Macron, a las alianzas de éste con Sánchez que nada tienen que ver con España y sí mucho con el reparto de poder europeo; al origen socialista de alguno de los implicados (el padre de Toni Roldán formó parte de la guardia pretoriana de Felipe González) y a esas fuerzas económicas, empresariales y políticas que están jugando, y mucho, en favor del líder socialista.

La revista The Economist, propiedad de dos familias jerárquicas en la economía mundial, los Agnelli y los Rotschild, también dio una pista al defender públicamente a Sánchez, primero, y al reclamar después una alianza entre PSOE y Ciudadanos.

 

Otra pincelada del movimiento que, tras las bambalinas, subyace en la crisis encabezada en la sombra por Luis Garicano y secundada por Roldán, Nart, Igea o Maura, un rescatado de UPYD.

Es todo muy confuso, puede parecer una película de espías, pero en parte atiende al pulso mundial que libran Estados y grandes corporaciones, desde América a Rusia pasando por Soros, Facebook, Amazon, Trump o Putin: un laberinto de intereses y aspiraciones que está redefiniendo el planeta sin que la opinión pública se entere ni nadie pueda contarlo con precisión. ¿Hay algo de esto en Cs?

Probablemente, pero lo que es seguro es que, pese a todo, la actual dirección respira aliviada. "Al menos ya sabemos cuántos eran, y no eran muchos", explican a ESdiario en Ciudadanos, convencidos de que los daños han sido menores, cuantitativamente. Se temió, durante meses, que la herida sangrara a borbotones, pero una vez visualizados los críticos, se cuentan con los dedos de las dos manos.

Pese a todo, en Cs sienten alivio: el sector crítico ya ha asomado, y es poco numeroso

"A mí no me votaron para elegir gratis a Sánchez", sostiene firme otra diputada naranja, alineada con Rivera, como la práctica totalidad de los grandes nombres de la formación: desde Villacís hasta Aguado, pasando por Páramo, Girauta o Hervías, todos están convencidos de que hacen lo correcto. Una posición en la que destaca también Arrimadas, que ha dado un paso al frente que disipa toda sombra sobre la disputa del liderazgo interno: nadie discute a Rivera, al menos ahora.

"Acoso y derribo"

Rosa Díez, vieja enemiga del líder naranja desde aquella fallida integración que ambos se reprochan el uno al otro, ha resumido mejor que nadie la reflexión que empapa al conjunto de Ciudadanos: "¿Cuándo ha ofrecido Sánchez a Rivera un pacto que conlleve un cambio de su política? Tremenda campaña de acoso y derribo basada, como siempre, en la manipulación grosera de la realidad. Este libro ya lo he leído?".

Así piensan en Cs, que reconoce tendría difícil no aceptar un pacto de verdad con Sánchez, con reparto de carteras, coalición y programa conjunto. "Sánchez no ha hecho ningún gesto en ese sentido, se ha saltado el paso fundamental para pasar directamente a una presión inadmisible para que reciba un cheque en blanco. Y no lo vamos a firmar", concluyen fuentes de Ciudadanos.

El siguiente paso es incierto. Los puentes están rotos y solo se reconstruyeran si es Sánchez quien hace algo al respecto, más allá de movilizar a Ábalos, Lastra y el 90% de las televisiones de España en pos de una rendición naranja que, sostienen los de Rivera a ESdiario, nunca llegará.