| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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El ministro de Consumo, Alberto Garzón, durante una intervención en un mitin de Unidas Podemos.
El ministro de Consumo, Alberto Garzón, durante una intervención en un mitin de Unidas Podemos.

Las duras secuelas de las declaraciones del ministro Garzón sobre la carne

Las exportaciones de productos cárnicos descienden un 25% en este 2022, con respecto a enero del año anterior y cae la confianza de los mercados tras cuestionar el ministro su calidad.

| Manuela Herreros España

El ministro de Consumo, Alberto Garzón, estrenaba el año con unas declaraciones al medio internacional The Guardian en el que cuestionaba la calidad de la carne que se producía en España. Unas polémicas palabras que conllevaron el enfado monumental de los ganaderos y el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo que salir al auxilio de su Ejecutivo y de su ministro ante la grave repercusión de la entrevista.

Ahora, pocos meses después, se conocen las consecuencias reales que han tenido las declaraciones del responsable público de Consumo y es, a través de las cifras que arroja el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el informe sobre Exportaciones Animales de 2022.

Las cifras son demoledoras para la venta de carne española, que ha caído un 25% en el mes de enero con respecto al mismo mes del año anterior. Es decir, en pocas semanas, las exportaciones de productos cárnicos caen en picado y afecta a todos las variedades, especialmente al ovino y caprino que descienden un 29% y al porcino un 27%.

 

Garzón trasladó la imagen de que la producción en España de carne no es sostenible y, además de aconsejar cambiar los hábitos alimenticios reduciendo el consumo de este producto, fue más allá criticando los sistemas de producción a través de macrogranjas contaminantes y causantes del cambio climático.

Ahora la confianza de los mercados extranjeros en la carne española es menos, las ventas se resientes y el sector se encuentra en una situación de crisis, agravada por la subida de los costes de producción, tanto de los combustibles como de la electricidad, frente a la caída de precios.

 

Una actividad que cada vez encuentra más obstáculos y que ha expresado su malestar mediante manifestaciones en toda el territorio. El último este fin de semana en Madrid donde agricultores y ganaderos han protestado ante el Ejecutivo de Sánchez por no poner freno a la sangría económica hacia un sector clave.