Casado rompe con Abascal con un discurso implacable: "Hasta aquí hemos llegado"

El misterio, que en los últimos días ya ni siquiera era tal, quedó resuelto al filo de las once. A esa hora Pablo Casado anunció en la tribuna de oradores del Congreso que el PP votará "no" a la moción de censura de Vox con un discurso durísimo contra Santiago Abascal pero, en paralelo, una mano tendida a sus votantes para que regresen al PP. 

"No he contestado a sus provocaciones en dos años por respeto a sus votantes. Esta moción no la dispara contra el Gobierno, sino contra el partido que le ha dado trabajo 15 años. Le ha salido el tiro por la culata. Es la hora de poner las cartas boca arriba, hasta aquí hemos llegado", afirmó. 

El discurso de  Abascal durante los dos días de debate, dedicado a destacar lo que separa a Vox del PP y no lo que une a ambos, dedicado a estrechar la derecha y no a ensancharla, se lo puso más fácil a Casado para situarse en el no.

Un gesto de autoreafirmación de Casado como líder de la oposición y del PP como la única alternativa posible a Pedro Sánchez. Por eso el presidente de los populares hizo un llamamiento a los votantes de Vox, dijo entender el "desencanto" que les alejó del PP y les pidió que vuelvan a él. 

Lo que no se esperaba era un alegato tan encendido contra Abascal, al que le recordó que si el PP no ha presentado ya una moción de censura contra Sánchez es porque necesitaría los votos de los independentistas y batasunos, y ni los tienen ni los quieren. "Sánchez saldrá de este coso a hombros de los diputados de Vox. Vaya capote que le ha echado", le espetó.

La suya ha sido una decisión personal, pero consultada con los principales dirigentes del partido, incluidos los barones territoriales. En esa ronda previa, la opción del "no" ganaba ampliamente. Y más aún después de escuchar las intervenciones de Abascal del miércoles.

No obstante, su empeño en no destripar la sorpresa hasta este mismo jueves obligó a la Mesa del Congreso a ampliar el horario del voto telemático de los diputados ausentes (por las restricciones del coronavirus) a las 11 de la mañana. Para que a los parlamentarios del PP les diera tiempo, porque hasta el discurso de Casado no sabían lo que tenían que votar.