| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez busca una nueva versión de sí mismo en este septiembre caliente

Con la vista puesta en las elecciones generales, que el entorno monclovita del presidente sitúa en enero de 2024, Sánchez busca dar la vuelta a los malos augurios demoscópicos.

| Esther Jaén España

Se avecina un septiembre intenso y plagado de retos para el presidente del Gobierno. Pedro Sánchez, que regresó de sus vacaciones para recibir personalmente los halagos de la presidenta de la UE, Ursula Von Der Leyen, y del presidente del Consejo Europeo,  Charles Michel, pero también los abucheos mezclados con vítores de afines y contrarios en su visita a un centro de mayores en Navalmoral de la Mata, quiere dar un vuelco a las encuestas y afrontar el mes de septiembre, que arranca esta semana, con dos líneas urgentes de trabajo. La primera, pasa por presentar un Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) que cuente con el apoyo parlamentario de sus socios de Unidas Podemos, así como de ERC, el PNV, Bildu y todos aquellos que pueda reclutar en una fase posterior, ya en la negociación de las enmiendas.

Fuentes socialistas no ocultan su preocupación por la reunión que Sánchez y el presidente de la Generalitat de Cataluña fijaron para el próximo 13 de septiembre.

Aseguran fuentes socialistas que el gobierno tiene la intención de presentar el Proyecto de Ley antes del 31 de septiembre y se muestran confiadas en que contará con los apoyos necesarios, entre otros, de los independentistas catalanes. Sin embargo, las fuentes consultadas por ESdiario no ocultan su preocupación por la reunión que Sánchez y el presidente de la Generalitat de Cataluña fijaron para el próximo 13 de septiembre, dos días después de la celebración de la fiesta nacional de Cataluña, la Diada, y el impacto que todo ese cocktail pueda tener en las pretensiones del mundo independentista a cambio de su apoyo a los Presupuestos para 2022.

Aseguran desde el PSOE que la aprobación de los Presupuestos “nos interesa a todos, tanto al Gobierno, como a ERC y, si pensasen en el bien de España, también a la oposición”. Son apreciaciones de un miembro de la Ejecutiva del PSOE, que, no obstante, confiesa su temor a que ERC, presionada por sus socios de Junts en el gobierno catalán, se enrede en una maraña de peticiones y exigencias de amnistía, celebración de referéndum o reformas del Código Penal que no se pueden comprometer las unas y no conviene acometer las otras,  en esta etapa en la que el presidente del gobierno se dispone a reinventarse y presentar una nueva imagen de sí mismo ante la sociedad.

Esa “nueva imagen” de Sánchez es, precisamente, el segundo de los objetivos que se ha marcado su entorno para iniciar este mes de septiembre. Aseguran que quieren ofrecer una imagen de cercanía y proximidad a los ciudadanos, y sus problemas cotidianos y tratar de revertir ese perfil duro y distante a través de una serie de ofertas de diálogo y pactos al PP y a su líder, Pablo Casado, apelando a la necesidad de resolver “cuestiones de Estado”, como la política de inmigración, las políticas de asilo a los refugiados, el reparto de los fondos europeos,  o la renovación del Poder Judicial.

El “nuevo Sánchez” intentará  ofrecer un perfil dialogante y tratará de evidenciar un PP nacional bronco y  “cenizo” que carga contra cualquier acción gubernamental, no así sus barones regionales. 

Nuevas formas, tal vez, aunque, en el fondo, los asuntos siguen siendo los mismos sobre los que vienen discrepando desde que Pedro Sánchez ocupa la presidencia del Gobierno. Claro que, con el BOE en a mano y unos miles de millones de Euros procedentes de la UE, que se llegarán a las CC.AA contra Planes Estratégicos para la Recuperación y Transición de la Economía, es posible que no le resulte tan difícil obviar a Casado y llegar a acuerdos inmortalizados posteriormente con fotografías y grandes titulares de concordia y entendimiento con barones del PP, como  Alberto Núñez Feijoo, Juan Manuel Moreno Bonilla o Alfonso Fernández Mañueco. Sin llegar a esa conexión ilimitada que han alcanzado Pedro Sánchez y el presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta, Juan Jesús Vivas, Sánchez tiene fondos a repartir, que abren muchas puertas y provocan muchas sonrisas dignas del mejor retrato. 

El “nuevo Sánchez” intentará  ofrecer un perfil dialogante y tratará de evidenciar un PP nacional bronco y  “cenizo” que carga contra cualquier acción gubernamental, no así sus barones regionales. 

Pedro Sánchez busca conectar y atraer de nuevo al electorado, así que  no habrá reforma fiscal sobre la que discutir, ya que en el entorno del presidente han decidido dar luz verde a la revalorización de las pensiones con arreglo al IPC y aumentar el salario mínimo interprofesional, pero aparcar la tan traída y llevada reforma fiscal, de la que tanto globo sonda salió y que en nada quedará, al menos hasta 2023.

Con la vista puesta en las elecciones generales, que el entorno monclovita del presidente sitúa en enero de 2024, Sánchez busca contentar a pensionistas y asalariados, o, por lo menos, no irritarlos más y tratar de ofrecer su mejor cara a los malos augurios demoscópicos, para darles la vuelta. Dicen los suyos que él está convencido de que lo logrará y no contempla que nadie le parta su nueva cara.