| 16 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El ex presidente de la Generalitat, Artur Mas (izq.) y el ex presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy (der.)
El ex presidente de la Generalitat, Artur Mas (izq.) y el ex presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy (der.)

La grave acusación, sin pruebas, de Artur Mas a Mariano Rajoy por el referéndum

Mas apunta al expresidente del Gobierno en base a un un reportaje en el que el dueño de una empresa israelí asegura que fue contratado para tumbar los sistemas informáticos el 9N de 2014.

| Raúl Puente España

No es novedad decir que el indepentendismo catalán no está pasando por uno de sus mejores momentos. A los continuos rifirafes entre ellos, al más puro estilo del Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos, hay que sumarle los golpes de realidad que la Justicia les está dando en las narices a base de decisiones, como por ejemplo la del Tribunal Supremo de mantener la inhabilitación de Oriol Junqueras y compañía. Todo ello a pesar de que Pedro Sánchez se empeñe en tenerles contentos para no salir de la Moncloa por la puerta de atrás.

 

Ahora, nuevos fantasmas asoman en su puerta, en este caso, en la de Artur Mas. El expresidente de Cataluña ha apuntado que el Gobierno español, presidido entonces por el popular Mariano Rajoy, encargó en 2014 un ataque contra la red informática de la Generalitat días antes del referéndum del 9 de noviembre. Además ha criticado que nadie en el Estado investigó nada a pesar de que, según él, el origen del ataque era delictivo.

La pregunta es: ¿en qué se basa Artur Mas para insinuar que fue el Gobierno español quien perpetró este ataque informático? Pues en un reportaje sobre un empresario israelí que asegura que a su compañía le encargaron boicotear ese primer referéndum del 9 de noviembre de 2014. El israelí en cuestión, de nombre Hal Tanan, no dice en ningún momento quién se lo encarga y Artur Mas deduce que, como se supone que la empresa de este israelí solo puede ser contratada por gobiernos, fue Mariano Rajoy y su Ejecutivo quienes lo orquestaron todo.

Todo esto suponiendo además que lo que se cuenta en el reportaje es cierto. El País se ha hecho eco de esta pieza elaborada por el grupo de periodistas Forbidden Stories, en el que los autores del mismo se hacen pasar por posibles clientes que quieren adquirir los servicios de esta empresa especializada en cibertaques. Durante su conversación, el tal Hal Tanan alardea de que entre sus operaciones y logros están llevar a cabo iniciativas y ciberataques a favor de Donald Trump, en contra del Brexit, para manipular elecciones en decenas de países arficanos o tumbar los sistemas informáticos durante la consulta separatista del 9 de noviembre de 2014 en Cataluña.

Es decir, Mas da credibilidad a las palabras de un empresario israelí que está tratando de venderse a nuevos clientes, con todo lo que ello conlleva, en un reportaje de un grupo de periodistas. A raíz de todo esto, en declaraciones a RNE, el ex presidente catalán ha señalado que el ciberataque lesionó "los derechos de mucha gente", es "un delito tipificado" y  que "nadie en aquel momento movió un dedo en defensa de los derechos y servicios públicos".

 

Mas ha explicado que tiene derecho a saber quién contrató a una empresa que solo puede vender sus servicios a los gobiernos. "La intuición nos lleva a pensar que podía ser el gobierno español si solo se vende a gobiernos", ha sostenido.

"¿Por qué nadie investigó y por qué ahora con evidencias ratificadas nadie lo va hacer?", se ha preguntado el ex dirigente independentista, quien ha aclarado que es el actual presidente del Govern de la Generalitat, Pere Aragonès, quién debe requerir las explicaciones oportunas al Gobierno sobre este asunto.

Eso sí, después de soltar todo esto y decir que ahora existen "evidencias ratificadas" de lo que sucedió, Mas ha matizado que no puede hacer "afirmaciones sin base" y que habla por "pura intuición". "No lo puedo afirmar con rotundidad. Quiero que se pueda demostrar", ha afirmado el antiguo máximo responsable de Cataluña, en un claro 'tirar la piedra y esconder la mano'.