| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Los indultados de Pedro Sánchez
Los indultados de Pedro Sánchez

La “Operación reencuentro” llena de dudas La Moncloa: no se fían del separatismo

El mazazo para la opinión pública de ver exultantes a los excarcelados ya pesa en Pedro Sánchez, entregado a una alianza peligrosa con ERC que no puede romper.

| Antonio Martín Beaumont España

"Según una vieja tradición, los Gobiernos socialistas toman decisiones difíciles que sólo acaban entendiéndose con el paso del tiempo. La concesión de los indultos a los líderes del 'procés' va a ser una de ellas". Así me explica la tormenta social que estos días vive España un personaje cercano a Pedro Sánchez.

Sin embargo, esta opinión no es unánime entre quienes rodean al presidente. Un núcleo duro, por cierto, donde hasta ahora, aunque pudiesen tener sus más y sus menos y reinara más de una enemistad personal, una vez que hablaba el jefe el apoyo no tenía fisuras.

Por eso llama la atención que, ante las medidas de gracia a Oriol Junqueras y sus ocho compañeros de celda, desde algunos “off the record” de La Moncloa salgan quejas por la forma en que el independentismo lleva más de cuatro décadas condicionando la política española, jugando al siempre recurrente victimismo y, lo más grave de todo, considerando invisible a más de la mitad de Cataluña.

 

Esas mismas voces son las que no están bien seguras del terreno que pisan: “gargantas profundas” nerviosas ante la posibilidad de que el perdón gubernamental sirva solamente para envalentonar más al secesionismo.

Las imágenes de la salida de prisión de los dirigentes condenados por sedición y malversación han sido un mazazo para todo el país. Una muestra de que quienes desean la ruptura con España siguen en el camino de imposición a la sociedad catalana de su vía sectaria.

La ciudadanía, en contra

Mientras, Sánchez ha ido desplegando su relato durante semanas para ir amoldando a una mayoritaria opinión pública que está en su contra. Incluso ha puesto a trabajar a la maquinaria del partido para que acalle cualquier ruido en el seno mismo del PSOE.

El presidente reclama a los españoles “comprensión” y “magnanimidad”. En un guiño a sus siglas, aunque lo extienda a todos los ciudadanos, pide “confianza” en su Gobierno. Porque, en la campaña de “pedagogía” -como la denominaron los suyos-, él mismo ha marcado la pauta en pos del “diálogo”, “la convivencia”, el “interés público”, el “inicio de una nueva etapa”, etc.

Pero... obras son amores. Y las grandes proclamas públicas de Sánchez son otra cosa entre bambalinas. ERC, vital para el sostenimiento del sanchismo en el poder, cada día aprieta más. Tal es el meollo de la cuestión.

Los republicanos catalanes desconfían de la palabra del líder socialista. No se creen que vaya a cumplir sus compromisos. De hecho, los 13 diputados encabezados por Gabriel Rufián recibieron la orden de endurecer su posición respecto al Gobierno, incluso en votaciones clave.

Es la penitencia natural al “pecado original” de Sánchez de haber puesto su supervivencia política en manos de quienes buscan acabar con la Constitución

Ocurrió con el real decreto ley de gestión de los fondos europeos. “Los encarcelamientos llevaban la Legislatura a un callejón sin salida y así nos lo trasladaban”, reconocen en voz baja desde La Moncloa.

En el complejo presidencial centran ahora mismo el foco en la entrevista del próximo martes por la tarde entre Pedro Sánchez y Pere Aragonés. “Ahí se verá hasta dónde pretende llegar la Generalitat”, señalan fuentes monclovitas.

Por mucho que el socialismo lo quiera olvidar, el gobierno catalán está al 50% en manos de ERC y JxCAT. De ahí que ahora no haya demasiada prisa en poner en marcha la anunciada “Mesa de Diálogo”. Se tiene pavor a los términos que quiera poner el independentismo en el orden del día.

“Los separatistas", difundía días atrás en un corrillo Miquel Iceta, "están ante una nueva realidad, y cambiar de rasante tan rápido cuesta, y mucho”. Pura hojarasca. Nada bueno puede salir de una negociación en la que una de las partes pide lo imposible (a saber, “autodeterminación”, “amnistía”, “fin de la represión”).

La Mesa del "Diálogo"

Así que, tal como está todo de caliente, ahorrarse ahora un fracaso de la Mesa no es solo voluntad política del socialismo, sino pura necesidad. Los que rodean a Sánchez bien saben que cada desprecio de los indultados es un baldón imposible para su líder. Y los pasos que están por llegar son por un camino cada día más tortuoso.

Es la penitencia natural al “pecado original” de Sánchez de haber puesto su supervivencia política en manos de quienes buscan acabar con la Constitución de 1978.