Una encuesta pincha el globo independentista y envía un aviso al PSOE

Ahora que el Gobierno ha abierto de plano en melón del modelo de Estado y que el independentismo vuelve a poner en cuestión la vigencia de la Constitución, no parece que la deriva rupturista cuente con el respaldo social nececesario para poner patas arriba el actual marco constitucional.

Y si las últimas elecciones catalanas confirmaron que el independentismo no suma nuevos apoyos y el PSC relevó a Ciudadanos como la lista más votada, tampoco en el País Vasco son mayoría los que exigen romper con España, el caballo al que se ha subido Bildu en estos últimos días y del que el PNV se sirve para ampliar el autogobierno con una reforma del Estatuto de Guernica. 

Un 41% de los vascos está en contra de la independencia -su máximo histórico- y apenas un 21% se muestra a favor, mientras que la opinión de un 32% dependería de las circunstancias, según el Sociómetro 73 elaborado por el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco.

El sondeo destaca que un 63% de la población vasca está "poco o nada" interesada en la política y dos tercios no se sienten próximos a ningún partido. De hecho, ninguna formación política logra el aprobado de la ciudadanía, aunque la mayor puntuación la recibe el PNV, con 4,8 puntos en una escala de 0 a 10; seguido del PSOE (3,9), Bildu (3,7) y Podemos (3,5). Los que menos respaldo consiguen son PP+Cs y Vox.

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La recogida de información del Sociometro vasco se realizó entre el 17 y el 21 de mayo, a través de entrevistas telefónica individuales a 3.333 personas de a partir de 18 años. Del total, 800 encuestas se realizaron en Álava, 1.449 en Vizcaya y 1.084 en Guipúzcoa.

La encuesta refleja que un 36% de la población está "muy o bastante interesada" en la política, mientras un 63% dice que le interesa "poco o nada". Un 15% se siente muy o bastante próximo a algún partido político y un 18% adicional algo próximo. Por su parte, dos tercios de la población aseguran sentirse poco o nada próximos.

Y es que el CIS vasco confirma que las preocupaciones de los ciudadanos en estos tiempos de pandemia y crisis corren muy lejanas a las de sus representantes políticos.