| 13 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
El aceite de albaricoque se considera una joya de la cosmética natural.
El aceite de albaricoque se considera una joya de la cosmética natural.

Aprovecha la fruta de temporada con esta receta nueva: membrillo de albaricoque

Seguro que habías oído hablar de la versión de manzana o incluso de la de kiwi pero este alimento que se recoge de abril a septiembre había pasado desapercibido en tu radar.

| ESdiario Gastronomía

Ingredientes:

400 g de pulpa albaricoque

60 ml de agua

100 g de azúcar

6 g de agar-agar en polvo

4 g de gelatina

 

Elaboración:

Calentamos la pulpa de albaricoque con el agua y echamos la mitad del azúcar. Removemos y controlamos la temperatura de la mezcla. Cuando alcance los 70º centígrados incorporamos poco a poco el resto del azúcar, el agar-agar y dejamos que hierva. Pasados unos minutos, añadimos la gelatina y removemos. Vertemos en un molde forrado con papel de horno y dejamos enfriar antes de taparlo para guardarlo en la nevera. 

 

Algunos consejos: 

Para quien no conozca el agar agar, es un polvo que se obtiene de un alga llamada con el mismo nombre. Se utiliza como espesante y gelificante desde que el cocinero Ferran Adriá lo pusiera de moda. La característica que la convierte en la favorita de muchos es que es una gelatina de origen vegetal. No incorpora ni sabor ni color a la mezcla por lo que se puede utilizar en infinidad de platos. 

La primera vez que vimos el membrillo de albaricoque incluido en la carta de postres de un restaurante fue en El Cenador de las Monjas. Un convento del siglo XVI reconvertido en lugar de peregrinaje para el mundo culinario en Pastrana, villa ducal gracias a la famosa Princesa de Éboli y capital de la comarca de la Alcarria. Allí lo preparan con albaricoques ecológicos recogidos de la huerta de sus propietarios. La Real Academia de Gastronomía recomienda desplazarse hasta allí solo para probarlo. No defrauda.