| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Fabada asturiana
Fabada asturiana

Estos son los manjares españoles que repugnan a los extranjeros

En el resto del mundo estos productos son “asquerosos” e incluso algunos países no los consideran comida

| P.R Gastronomía

La gastronomía española está llena de manjares y los restaurantes de nuestro país se encuentran en los mejores puestos a nivel mundial. Todo el planeta alaba la dieta mediterránea y nuestra gastronomía es uno de los valores añadidos más importantes a la hora de que un turista escoja España como destino turístico. 

Pero hay productos deliciosos que llevamos consumiendo años y que en otras partes del mundo ni se conciben como un tipo de alimento. Son culturas y formas de cocinar diferentes que chocan profundamente con lo que para nosotros resulta algo “normal”. 

Uno de los más destacados es el cerdo. Sí se come cerdo en otras partes del mundo, pero casi ningún país aprovecha tantas partes del cerdo como España. Y es que, tal y como dice el dicho, de los cerdos se aprovecha “hasta los andares”. Por ejemplo, la oreja, el hígado o el estómago se desechan por completo en otros países. 

Algo que no se concibe en el nuestro, ya que con las tripas, por ejemplo, hacemos maravillosos callos madrileños. O utilizamos las orejas para el cocido gallego. Sin olvidar las entrañas con la maravillosa casquería que a tantas familias ganaderas da de comer. 

Pero no es el único animal del que aprovechamos sus interiores: de la vaca conseguimos el hígado y hasta la lengua, que cocida o estofada es una delicia sabrosa y suave que se deshace sin casi utilizar los dientes. Tampoco hay que olvidarse de los caracoles, que en salsa resultan una delicia incomparable. 

Y otros animales tan inocentes como el conejo, que lo preparamos al ajillo, al horno, estofado, guisado, a la parrilla o incluso a la brasa, en otros países no se come. Directamente, lo consideran un animal similar al perro, por lo que debes tener cuidado si uno de tus comensales es de Estados Unidos, por ejemplo. Es uno de los países en los que el conejo se considera una mascota y casi nadie lo come.