| 25 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Las 13 tartas más famosas ( y deliciosas) del mundo

Para merendar, desayunar, o en el postre. Pocas cosas hay más tentadoras que una buena tarta clásica

| Begoña Tormo Gastronomía

La fiebre por la repostería, especialmente a raíz de la pandemia, llena cada día las redes sociales de fotos de espectaculares tartas de fondant (esas de colores chillones y formas realistas). No tenemos nada contra ellas, pero, si hay recetas clásicas que se han mantenido a lo largo de los años (a veces, incluso de los siglos), por algo será… Repasamos 13 tartas ajenas a las modas. 

 

TARTA DE QUESO

Es uno de los postres que más adeptos tiene. De hecho, de unos años a esta parte, la moda de las tartas de queso ha colocado esta receta en la mayoría de las cartas de los restaurantes. Parece que la idea de poner queso a las tartas viene de lejos. De hecho, los antiguos griegos ya elaboraban una especie de tortas con este ingrediente, pero lo que nosotros entendemos por tarta de queso, o mejor dicho, por “cheesecake”, se lo debemos a un tal Arnold Reuben. Este alemán, afincado en Estados Unidos creó la receta de la “New York Cheesecake”, que durante mucho tiempo fue la referencia para este producto (aunque ahora se lleven más las tartas “fluidas”, más cremosas y con la adición de quesos con más personalidad, como el manchego, el parmesano, o el queso azul). 

 

TARTA SACHER

Dos planchas de bizcocho de chocolate y almendra, separadas por una capa de mermelada de albaricoque, y cubiertas por un brillante glaseado de chocolate. Parece muy simple, pero la tarta Sacher es una de las más consumidas en el mundo. Fue creada, nada más y nada menos que en 1832, por Franz Sacher, un joven repostero de Viena que, por aquel entonces era un aprendiz, y que, años más tarde, acabó abriendo su propia pastelería. Sin embargo, fue su hijo Eduard quien popularizó la receta en su restaurante, y más tarde en el hotel que lleva su apellido y que aún continúa existiendo (y, por supuesto, sirviendo su famosa “Sachertorte”). 

 

CARROT CAKE

No se sabe con certeza quién ideó la receta de esta tarta, aunque lo cierto es que estas hortalizas se utilizan desde hace siglos como un “endulzante” barato y fácil de conseguir (la zanahoria es, después de la remolacha azucarera, la verdura con más porcentaje de azúcar). En cualquier caso, si tuviéramos que marcar un hito en la historia de esta receta, deberíamos situarnos en el Reino Unido, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el racionamiento convirtió el azúcar en un bien al alcance de muy pocos. En ese momento, se popularizaron los pasteles de zanahoria, y, más tarde, esta moda se extendió a Estados Unidos, en donde en los años 60 ya se ofrecían en muchas cafeterías y restaurantes. Además de la zanahoria, es imprescindible usar especias para su preparación (jengibre, nuez moscada y canela), que le dan su sabor característico, y terminar con un glaseado elaborado a base de queso crema, mantequilla y azúcar. 

 

RED VELVET

A pesar de su llamativo color rojo, del que toma su nombre (red velvet significa terciopelo rojo), se trata de un pastel de chocolate, que adquiere esa tonalidad gracias a dos de sus ingredientes: el vinagre y el suero de leche, que reaccionan y potencian las antocianinas del cacao (aunque se suele potenciar con algún colorante artificial). Otra seña de identidad de esta tarta, que ya se menciona en el libro “American Cookery”, escrito en 1972 por James Beard, es el glaseado a base de crema de queso, mantequilla y azúcar (igual que el la “carrot cake”). 

 

SAINT HONORÉ

Icono de la repostería francesa, la espectacular tarta Saint Honoré comenzó a elaborarse en 1846, en una confitería ubicada en la calle de ese mismo nombre de París. Su creador fue un pastelero llamado Fauvel Chiboust, que quiso honrar, de paso, al santo patrón de su gremio (San Honorato). Se compone de una base de pasta quebrada (a veces de hojaldre), sobre la que se dispone una espiral de “pasta choux” y sobre ella, una corona de bocaditos de esa misma pasta rellenos de crema “chiboust” (una mezcla de crema pastelera y merengue italiano, con algo de gelatina para darle más consistencia y estabilidad). El hueco se rellena con esa misma crema y, finalmente, se decora con hilos de caramelo.  

 

SELVA NEGRA

Originaria de Alemania, es una de las tartas de chocolate más fáciles de encontrar en cualquier pastelería del mundo. Se trata de un bizcocho de chocolate que se lamina en 3 capas humedecidas con kirsch (aguardiente de cerezas). Para montarla, se intercala el bizcocho con nata montada y cerezas confitadas (o al marrasquino). Se termina recubriendo el bizcocho con nata y virutas de chocolate, y decorando la tarta con cerezas. Aunque hay varias teorías sobre su origen, la primera vez que su receta apareció publicada fue en los años 30 del siglo pasado en un texto alemán. 

 

CHAJÁ

En este caso sí se conoce el origen exacto de la tarta en cuestión. El “chajá” fue creado el 27 de abril de 1927 por el pastelero Orlando Castellano en su confitería de la ciudad uruguaya de Paysandú, llamada “Las Familias”. Castellano bautizó a su creación en honor a un ave de su país, pero lo que probablemente no sabía en ese momento es que se convertiría en todo un clásico de la cocina de Uruguay. Consiste en un bizcocho que se corta en 3 planchas (que se empapan en almíbar), entre los que se intercalan de dulce de leche, nata montada, merengue seco, y melocotones. Para terminar, se cubre con nata montada y se decora con trozos de melocotón. 

 

TARTA SETTEVELI

Esta tarta es uno de los dulces más típicos de Palermo (Sicilia), aunque su paternidad se atribuye a dos reposteros distintos. Lo que está claro es que Luifi Biasetto ganó la Copa del Mundo de Pastelería en 1997 con esta receta, que debe su nombre a las 7 capas (siete velos), de las que se compone: bizcocho de chocolate, crujiente de chocolate y avellanas, crema de avellanas, otra capa de bizcocho de chocolate, otra de crema de avellanas, mousse de chocolate y, por último, un glaseado de chocolate. 

 

VICTORIA SPONGE CAKE

Este clásico de la hora del té británico tiene su origen, obviamente, en la época victoriana. Para elaborarlo, se parte de un bizcocho genovés que se divide en capas, y se rellena de mermelada de frambuesas y crema de chantilly. Lo más habitual es terminar el dulce espolvoreándolo con azúcar glas. Así de sencillo y delicioso. 

 

LEMON PIE

La tarta de limón, que tanto nos recuerda a los típicos “dinners” americanos, surgió curiosamente en el Reino Unido. O por lo menos la tarta que le dio origen, aunque dio el salto a América en el siglo XVIII y allí se consagró. De hecho, la primera vez que la receta apareció impresa fue en los Estados Unidos. Concretamente, en un libro escrito por Elizabeth Goodwell, una profesora de cocina de Filadelfia que, según la leyenda, utilizó una gran cantidad de claras de huevo que le habían sobrado de otras preparaciones para cubrir la tarta con merengue, con lo que “selló” la fórmula que hoy todos reconocemos como el “lemon pie”: una base de pasta quebrada, rellena de crema de limón, y coronada por merengue. 

 

11 TARTA SAN MARCOS

Según la leyenda, esta tarta, que se puede encontrar en cualquier pastelería de España, tiene su origen en el Convento de San Marcos, en León. Se cuenta que las religiosas lo elaboraron por primera vez durante una visita de la infanta Sancha Raimúndez de León, pero, teniendo en cuenta que la hija de Raimundo de Borgoña y la reina Urraca I, vivió en el siglo XII, probablemente la receta, si es que la hubo, fue en origen muy distinta. Sobre todo teniendo en cuenta que la que tomamos en la actualidad, tiene entre sus ingredientes el chocolate, que empezó a consumirse en España, lógicamente, tras el descubrimiento de América. Esa que todos conocemos se compone de varias capas de bizcocho, rellena de nata montada, crema de trufa (naya con chocolate), y cubierta de yema tostada.   

 

TARTA DE SANTIAGO

No se sabe con certeza quién fue el primero, o la primera, en elaborar este dulce, pero se da por sentado que fue en Galicia. Ya en 1838, el Cuaderno de Confitería de Luis Bartolomé de Leybar menciona la tarta de Santiago, con la almendra como uno de sus principales ingredientes. Lo que sí sabemos es que la costumbre de adornar su superficie con la Cruz de la Orden de Santiago comenzó en 1924 con José Mora, fundador de la pastelería Mora, en Santiago de Compostela.

 

TARTA TATIN

La tarta Tatin, creada por las hermanas Tatin en el hotel que ambas regentaban en la localidad francesa de Lamotte-Beuvron, fue la consecuencia de un afortunado error. Hay varias versiones, pero las más extendidas son dos: en la primera, cocinaron demasiado unas manzanas que estaban preparando y, para evitar que se quemaran del todo, las cubrieron con masa y volvieron a hornearlas. En la segunda, fue una manera de aprovechar la masa de un pastel que estaban preparando, al darse cuenta de que no les funcionaba el horno y tener que hacerla en una sartén. En cualquier caso, es una especie de tarta “inversa” de manzana, que en la actualidad se elabora también con otros tipos de fruta, y que suele servirse con nata montada o helado.