| 16 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
El rollito de pollo crujiente, aquí sin piel
El rollito de pollo crujiente, aquí sin piel

Cómo hacer pollo relleno crujiente al horno en media hora y triunfar

¿Bueno, bonito, barato y además rápido? No es una promesa electoral: es una receta para improvisar comidas o cenas en unos minutos y salir por la puerta grande.

| Paula Ballesteros Gastronomía

 

 

El pollo nunca puede faltar en la nevera. Amigo humilde, su ego nunca destaca ante otros productos más nobles, pero su éxito está en la capacidad de adaptación: entero, a trozos, con arroz o pasta, en filetes, caliente y frío, guisado o frito, en ensalada o caldoso; el modesto pollo es como una de esas marcas de coche que, sin pertenecer a la nobleza, nunca te deja tirado.

Una de las recetas más cómodas, apañadas y resultonas que puede hacerse es ésta que hoy traemos. ¿Se puede hacer un pollo crujiente, sabroso, tierno, barato y que encime no te obligue luego a hacer treinta series de flexiones para compensar el sopapo de calorías?

 

La respuesta es sí, aunque parezca un anuncio político en campaña preelectoral, de ésos que se lleva el viento y te deja la cara de un niño al encontrarse cerrado el parque de bolas. Vamos al lío con la receta de hoy, una de las que más les hago a mis nietos cuando voy apurada de tiempo y llegan a casa con más hambre que un león encerrado en una frutería.

Rollos de pollo crujientes al horno (4 p.)

  1. 8 filetes de contramuslo
  2. 8 tacos de queso manchego
  3. Un poco de harina, sal, aceite de oliva
  4. Orégano y soja opcionales
  5. Espárragos trigueros opcionales.

 

La receta tiene el mismo misterio que una de las películas de “Alvin y las ardillas”. Pide al pollero que te deshuese los contramuslos y te los haga filetes (empanados también están muy buenos). Ahí viene la única gran decisión del día: tienes que elegir si te los deja con piel o sin ella. En ambos casos vamos a hacer bailar al pollo y le haremos crujir como los dientes de Inés Arrimadas tras ver el resultado electoral del 4M.

Una vez en casa, aplasta un poco los filetes: ponlos sobre una tabla, papel film encima y aprieta con la mano o una maza hasta dejarlos más delgados. Salpimenta por dentro y pon el taco de queso. Ahí puede quedar la cosa. Pero si te vienes arriba, puedes añadirle la misma imaginación que Iván Redondo en el proyecto “España 2050”.

Este pollo cruje sin engordar. Y permite echarle la misma imaginación al relleno que Iván Redondo a "España 2050"

Incorpora, si quieres, jamón de york o serrano. O unos espárragos trigueros finos que hayas rehogado unos minutos previamente. O pimientos de piquillo. O nada, salvo el queso, que sí es imprescindible. Puedes hacerlo con manchego, para potenciar el sabor, pero es válido cualquiera: desde unas lonchas de queso de sándwich o cheddar hasta unos trozos de emmental, gorgonzola, tetilla, feta o mozarella. El que quieras o tengas.

Enrolla cada filete por la parte más estrecha hasta que te quede un rollito. Y ahí puedes hacer dos cosas: si has dejado la piel, mójala levemente con unas gotas de aceite de oliva solo o diluido con unas gotas de soja, de salsa barbacoa o de soja y miel, untadas en el todo el pollo. Pero sin pasarte, que el pobre no lleva chubasquero.

A fuego fuerte

Y si le has quitado la piel, por aquello de contener las grasas, humedécelo en el mismo líquido y, ojo que es importante, pásalo por harina y sacude. También puedes hacerlo por pan rallado o panko, pero sin huevo. No hace falta atarlos luego ni ponerles un palillo de lado, aunque si te apetece darle una estocada, puedes hacerlo. Quedarán más recogidos, nada más.

Ya tienes tus rollitos vestidos de domingo. Mételos al horno, diez o quince minutos por cada lado, a 200 grados, hasta que veas que quedan churruscados por dentro. Y a servir, espolvoreados con algo de orégano, con una ensalada de tomate o unas patatas fritas y, para los muchachos, la salsa que más les guste: elegirán kétchup o barbacoa. Porque nadie, ni siquiera tus hijos o nietos, es perfecto. Y aún así les queremos.