Sánchez es como las teletiendas de los canales de televisión más marginales, en horario de madrugada: venden una cosa y, cuando la compras, te traen otra bien distinta. Del MidCat hemos pasado al BarMar: de la autopista de gas a la carretera secundaria de hidrógeno. Del todo a la nada, sin otra explicación que su verborrea. Pero el resumen es sencillo: Macron le ha ninguneado. Él también.