| 06 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Las tres M de las mañanas de La Uno: Mariló, María y Mónica

La cadena pública no acierta con esta franja, incapaz de seducir a la audiencia lleva años rodeada por la polémica en busca de un nuevo rostro.

| Milagros Martín-Lunas Medios

 

 

Me pregunto, allá donde estén, qué pensarán Pilar Miró y Jesús Hermida viendo cómo se ha desvirtuado su legado televisivo, viendo como la programación matinal de La1 no solo no levanta cabeza, sino que va de polémica en polémica. De Mariló Montero a Mónica López, la programación matinal de la corporación pública anda como pollo sin cabeza, dando palos de ciego sin seducir a la audiencia.

Es de recibo recordar que fue Pilar Miró la que, cuando en 1986 se puso al mando del entonces Ente público, se desvivió y trabajó como una jabata para modernizar y convertir la televisión pública en una empresa competitiva frente a la inminente llegada de las cadenas privadas. Fue ella la que desarrolló el potencial de la programación matinal y la que encargó a Jesús Hermida que pusiera en marcha un formato de magacín para cubrir la programación de nueve a una y de lunes a viernes.

Jesús Hermida

Hermida, corresponsal de TVE en Estados Unidos, dominaba el medio como nadie. Aunque hoy pudiera parecer una boutadé, el periodista que retransmitió la llegada del hombre a la luna, conocía perfectamente las tendencias y las novedades televisivas de la época. EEUU nos llevaba una ventaja abismal en esto de hacer tele. Recordemos que vivíamos con cadena y media y con un cuarto de emisión diaria respecto a la parrilla actual. Jesús Hermida importó su conocimiento, despertó aquella franja de la carta de ajuste, se instaló en la mañana de TVE y creó un programa a su imagen y semejanza, marcado por su personalísima forma de dirigirse a la cámara y de interactuar con sus compañeros. Pionero de la fórmula también se convirtió en maestro. El auge de las cadenas privadas convirtió a sus alumnas mas aplicadas en las reinas de la mañana. Chicas Hermida fueron, entre otras, María Teresa Campos, Nieves Herrero, Consuelo Berlanga y… Mariló Montero. Ellas iluminaron la mañana de la década de los 80 aferradas al tupé de maestro y, llegado el momento, se independizaron, tomaron caminos diferentes. Fueron años de grandes audiencias en la mañana de La Uno.

Grandes audiencias que hoy son una quimera porque la programación matinal pública no encuentra su sitio. El pasado viernes 2 de julio nos despertábamos con el cese fulminante de Mónica López. José Manuel López Tornero, presidente de la Corporación pública, cual reina de corazones le cortaba la cabeza a la meteoróloga más polémica de la televisión. Aquello no era más que la crónica de un cese anunciando. El flamante y recién nombrado presidente avisó en su discurso que no "quería espacios informativos realizados con productoras externas". Bueno, no es que no quisiera, es que la ley no se lo permite. El artículo 7.5. de la Ley de Radio y Televisión de titularidad estatal establece que "la Corporación RTVE no podrá ceder a terceros la producción y edición de los programas informativos". Otra cosa es que para escaquearse, programas como Las cosas claras o La mañana de la 1, se hayan dedicado a hacer ingeniería televisiva. 

 

Los medios pusimos a Las cosas claras de Jesús Cintora en el blanco de la diana, que dejará de emitirse el próximo 23 de julio, más que nada porque su programa producido por José Miguel Contreras y Lacoproductora no deja de ser un producto informativo lo vistan como lo vistan. Lo cierto es que ha sido Mónica López la protagonista del primer cese fulminante.

La audiencia de La hora de La Uno no arrancó con buen pie. A todo el mundo le sorprendió la decisión de que la jefa de los meteorólogos de TVE se transformara, a golpe de varita mágica, en presentadora del magazine matinal. ¿Quién sería su hada madrina? Esta temporada su audiencia media no ha llegado ni a las dos cifras de media (9% y menos de 300.000 espectadores) y, para colmo, ha estado envuelta en unas cuantas polémicas. Tantas como la trayectoria de la meteoróloga.

Imperdonable el rótulo La Princesa Leonor se va de España como su abuelo (10-2-2021). Error que seguro pagó el último de la fila, el que menos responsabilidad tuviera. No contentos con esa cagada, ilustraron con una imagen de Leonor y Sofía la noticia de la vacunación de sus tías Cristina y Elena (3-3-2021) y colocaron la muralla china en Japón (15-abril 2021). Ni que los responsables de los rótulos vinieran de editar Cachitos en La Dos. De las entrevistas y la supuesta imparcialidad de la capitana, mejor ni hablar.

 

Lo cierto es que la cadena no acierta con esta franja. Vive arrollada por la polémica desde la época de Mariló Montero y su controvertida salida en junio de 2016. La ex chica Hermida durante sus años en La1 protagonizó continuas salidas de tono que en nanosegundos la convertían en trending topic en la red los trinos. Así, por repasar su currículo, recuerden "la carta firmada por un tal Q.E.P.D." escrita al cumplirse un año de la muerte de Asunta Basterra. "¿Qué hay dentro del coche fúnebre de Sara Montiel?", "Nunca se sabe si el alma de un asesino está trasplantada en ese órgano" o cuando dijo que Anne Igartiburu estaba oxidada. También confundió el río Miño con el Nilo. Entre metedura de pata y metedura de pata, la Montero por lo menos podía presumir de ser la tercera reina de la mañana y su rostro era, para bien o para mal, era tan reconocible como el de sus competidoras.

La templanza de María Casado sustituyó a la navarra en la franja matinal. La periodista catalana, presidenta de la Academia de las Ciencias y de las Artes de Televisión, venía de Los desayunos de La Uno y tuvo que cambiar de registro para alternar lo informativo con el entretenimiento. Sin conflictos conocidos, tras 21 años de trabajo en RTVE, el viernes 15 de mayo de 2020, entre lágrimas, María Casado se despedía de La mañana de La Uno, el espacio que había presentado los últimos cuatro años. Otra puñalada trapera inesperada.

 

Entonces ya se sabía que el regalo envenenado matinal iba a parar a las manos de la isobaras, como bautizaron a Mónica López algunos de sus compañeros que también ha salido de la mañana por la puerta de atrás.

Al programa se le dio un lavado de cara con un nuevo y modernizado plató, una nueva tipografía, nuevos contenidos, pero rezumaba desde el principio un ritmo cansino, soporífero y monocorde que la meteoróloga no fue capaz de superar. A lo que hay que sumar la falta de imparcialidad en sus entrevistas. Que no digo yo que los periodistas (y los meteorólogos) no tengamos derecho a tener ideología, pero a la hora de la verdad debemos ser lo más imparcial posible. Zapatero a tus zapatos. A Mónica siempre se le dio genial informar del anticiclón de las Azores, las ciclogénesis explosivas, las isobaras, las isotermas, las masas de aire etcétera.

Hoy por hoy, en RTVE tienen una patata caliente. ¿Quién será la valiente o el valiente que preste su rostro frente a portaaviones televisivos de las privadas? Lo cierto es que entre su personal seguro que hay mucho profesional, mucho periodista capaz de conseguirlo. Será cuestión de mirar para dentro.