Retratada: Golpe hace polvo a Colau con lo que no quiere oír de Caballero

Se ha colado en todas las tertulias, columnas y análisis por méritos propios, como cada Navidad desde que está en la Alcaldía y este año Ada Colau lo ha vuelto a hacer. 

Para Sandra Golpe en su columna de La Razón solo hay dos opciones: "O el Belén de la alcaldesa de Barcelona te parece una obra digna de exponerse en la feria ARCO o crees, como yo, que necesita un "restiling" urgente".

La periodista se hace eco de la reacción de no pocos ciudadanos "extrañados, divertidos o molestos frente al desván de muebles, estanterías y otros artefactos apilados este año en la plaza de Sant Jaume". 

No faltan la Virgen, San José, el Niño... y hasta el buey, "solo que cada uno ha sido colocado en su cajón, a una distancia prudente (no he descubierto aún al caganer, aunque me juego el cuello a que fue la primera figura colocada en este espacio de oportunidades, digno de cualquier IKEA)", ironiza.

Golpe se hace una pregunta que le surge inmediata: "¿Quién recibe dinero municipal por «eso» y cuánto se le paga a la mente pensante? De nombre Paula Bosch, escenógrafa y –supongo– amiga de la alcaldesa o de alguien de su equipo de Gobierno".

No se puede olvidar que otros años ya hubo en el mismo enclave "pesebres horteras con sillas, figuras sobre palos, figuras dentro de bolas de nieve... Vimos de todo, como en la vida, excepto belleza clásica".

De hecho, ironiza, más parecían los mimbres "de la próxima parodia de José Mota, en Nochevieja" y puede que "esa sea quizá la huella y la impronta que Ada Colau quiera dejar de su gestión entre los barceloneses, curados ya de espanto, acostumbrados a vivir en el desgobierno municipal y autonómico, oscilando entre la modernidad, los antisistemas, los top manta, los turistas y la incertidumbre diaria", lamenta.

Por eso concluye que "de Colau recordaremos sus Belenes desconcertantes. De Abel Caballero, sus luces largas de Navidad. A esto se le llama autobombo político, no nos engañemos. Solo que a Caballero le renta, porque con su derroche atrae al turismo, y a Colau le retrata en su burla a la Navidad".