| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Isa Serra Vs Amancio Ortega

Los ataques de la diputada Isabel Serra, y de todo Podemos, al propietario de Inditex, reflejan un problema de fondo mayor y tienen explicación: es ésta.

| Marcial Martelo Opinión

 

 

A un lado, Amancio Ortega: más de 170.000 mil empleados en los cinco continentes y casi 1.700 millones de euros pagados a Hacienda en el último año. Cuarenta años después de la apertura de la primera tienda de Zara en la calle Juan Flórez de La Coruña, a él se debe la creación del mayor imperio textil del mundo. Y todo ello sin una familia rica detrás o una herencia de la que partir, sin padrinos políticos y desprovisto de la más mínima formación académica, simplemente porque sus padres no se la pudieron pagar.

Y al otro lado, Isabel Serra. Para sortear la ignorancia, resulta inevitable acudir a la wikipedia y demás recursos googlianos: buena y acomodada familia, estudios pagados, máster incluido… y a punto de cumplir treinta años sin haber trabajado ni un solo día en su vida.

Fuera de la política, se entiende. De hecho, ha pasado de vivir a costa de sus padres a vivir a costa de los ciudadanos sin solución de continuidad. Para entendernos: hasta entrar como diputada en la Asamblea de Madrid, Isa Serra no había contribuido ni con un solo euro a costear la sanidad y la educación de la Gente por la que dice sufrir tanto.

 

 

Pero ocurre que la Sra. Diputada se sentía insatisfecha. Recordando su gloriosa condición de heroína del grafiti en su lucha contra peligrosos cajeros automáticos y escaparates, decidió dar un paso más y convertirse en la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Todo por la Gente, hasta la inmolación final.

Y en estos afanes, y a falta de un programa electoral que supere un mínimo test de cordura (al menos, de nivel muchachada de patio del insti), a nuestra campeona por la Causa de los Pueblos que Sufren no se le ha ocurrido mejor cosa que utilizar para su campaña electoral la donación de 310 millones de euros hecha por Amancio Ortega a la sanidad pública para financiar la compra de equipamientos contra el cáncer. Naturalmente, para criticarla.

Las "explicaciones"

La candidata de Podemos a la Comunidad de Madrid ha llegado a publicar un hilo en twitter explicando por qué no se debe aceptar la donación. Cuatro son sus argumentos. Ninguno tiene el más mínimo desperdicio.

Primero, “la sanidad pública no puede aceptar donaciones de Amancio Ortega” porque “se debe financiar con impuestos”. ¿Y desde cuándo ambas cosas son incompatibles?

 

 

Segundo, porque “la sanidad es un derecho que debe garantizarse todos los días; que no puede depender de la caridad, del humor o la bondad con la que se levanten los multimillonarios”. Simplemente, resulta incomprensible la lógica utilizada: estamos hablando de sumar, no de conceder a nadie el poder supremo de cerrar hospitales.

Tercero, porque la donación en cuestión “provoca desigualdades y enfermedades y pacientes de primera y segunda clase”. O sea, que en caso de incendio, asegúrese el bombero de que puede salvar a toda la familia, porque de salvar a uno sólo estaría incurriendo en un delito de lesa democracia, por fascista conducta discriminatoria.

Nuevo dogma democrático, según Isa Serra: antes que salvar a uno, mejor todos incinerados. O mejor aún: ya que no tenemos un centro oncológico de última generación para cada ciudad, suprimámoslos todos.

Tan sólo una tormenta perfecta de estupidez, desprecio y frivolidad, cocinadas en una psicópata indiferencia hacía el dolor de los demás

Y cuarto, porque en realidad Amancio Ortega estaría tratando de blanquearse, ya que “esquiva y elude” pagar los impuestos que le corresponden, concretamente, “600 millones en tres años”. Menos prudente (prescindir de un mínimo regateo penal puede llegar a ser muy poco saludable judicialmente), su compañera Ione Belarra ha llegado a decir que “Amancio Ortega ofrece limosna para limpiar su imagen. Una imagen manchada por la evasión de impuestos y la vulneración de derechos laborales en todo el mundo”. Naturalmente, no hay ni condena ni denuncia. Ni siquiera de Sus Señorías. Pero eso qué más da.

 

Los especialistas calculan que unas 100.000 personas podrían llegar a beneficiarse de inmediato con los nuevos equipos financiados por Amancio Ortega. Por eso, la Asociación de Lucha contra el Cáncer no ha tardado en responder.

La estupidez

Les ha bastado con lanzar dos preguntas: la primera, "¿Creen que a una persona con cáncer le preocupa quién ha pagado el tratamiento que está recibiendo? A las personas con cáncer les preocupa vivir"; y la segunda, “¿Cómo le vas a decir a una persona que no le pones un tratamiento mejor porque viene de Amancio Ortega?".

Tan sólo una tormenta perfecta de estupidez, desprecio y frivolidad, cocinadas en una psicópata indiferencia hacía el dolor de los demás, puede explicar las palabras de Isabel Serra.

Es lo que siempre termina pasando con el fanatismo, ideológico o religioso, que tanto monta: de barbarie en barbarie, hasta la victoria final del dios o la Idea que salvará a la Humanidad… y, al final, el dios o la Idea caminando solos por un campo de huesos.