| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El demoledor artículo de Isabel Rábago que hunde a las feministas progres

"No me dejan ser feminista", esgrime la periodista, colaboradora en varios programas de Telecinco, que critica el intento de la izquierda de arrinconar a las mujeres de derechas.

| Nando del Conde Medios

Este sábado, en vísperas de la celebración del 8-M, Día de la Mujer,  ha causado bastante impacto el artículo que ha publicado en Telecinco Outdoor Isabel Rábago, periodista colaboradora de los programas del buque insignia de Mediaset Viva la vida y Ya es mediodía. Ha sido todo un torpedo en la línea de flotación del feminismo radical de izquierdas que se ha apropiado con todo descaro de un movimiento que, en teoría, debería defender a todas las mujeres. A todas. Con independencia de su ideología política.

Bajo el título No soy feminista, soy femenina y me gusta ser mujer, Isabel Rábago empieza contando la experiencia por la que pasó hace un año cuando se le ocurrió, también en vísperas del 8-M, colgar un tuit con una fotografía que se había hecho en los pasillos de Mediaset.

 "La foto me gustó y decidí subirla a mis redes con una frase: “No soy feminista, soy femenina y me gusta ser mujer. La mujer que yo quiero ser, no la que quieren que sea”. La colgué y me olvidé", explica Rábago que, a continuación, cuenta las consecuencias que tuvo aquel tuit a las pocas horas.

 

Las consecuencias

"Sin ser yo consciente de nada, estalló el escarnio tuitero, el señalamiento, la sangría, los insultos, las agresiones verbales, las descalificaciones… Y dolió, no tengo pudor alguno en decirlo. Me dolió porque los ataques, las burlas, los menosprecios más duros que recibí, llevaban la firma precisamente de otras mujeres", escribe la periodista, que se vio inmersa en una polémica que acabó por saltar a los medios de comunicación.

Después, Isabel Rábago cuenta el contexto en el que fue víctima de aquellos ataque por parte de otras mujeres. No era otro que, en aquellos momentos, ella ocupaba el cargo de jefa de prensa del Partido Popular de Madrid. Y claro, para la colaboradora de Mediaset, la avalancha de críticas no fue casual.

"Siempre he sido muy consciente de que, si yo no estuviese vinculada a un partido político de derechas, la letra escarlata que se me otorgó, nunca se hubiese manifestado con semejante virulencia. Por cierto, no recibí el aliento del que se suponía, mi partido. Sí lo recibí de otros. Y eso comenzó a abrirme los ojos".

Un año después, Isabel Rábago asegura que volvería a publicar ese tuit porque tiene "muchos más motivos" para hacerlo: "Hoy en esta España mal llamada progresista a mí y a las mujeres que, como yo, nos declaramos abiertamente de derechas o centro derecha, se nos excluye del movimiento feminista". Y señala directamente a "las izquierdas y a las extremas izquierdas" que "manosean" el feminismo " para su proyección, su lucimiento o como arma arrojadiza contra las mujeres que no queremos que la defensa de la mujer esté bajo el yugo de sus partidos".

Señala Rábago que a las millones de mujeres que son de derechas o de centro derecha no se les permite "ser feministas". Y no culpa ni al heteropatriarcado ni a los machos-alfa. Apunta, con nombres y apellidos: "Lo hace Beatriz Gimeno, directora del Instituto de la Mujer, cuando afirma que “no se puede ser feminista y de derechas” o lo hace la vicepresidenta, Carmen Calvo: “¿El feminismo es de todas? No, bonita, nos lo hemos currado en la genealogía del pensamiento progresista, del pensamiento socialista".

 "Si eres de derechas no puedes ponerte detrás de su misma pancarta. No puedes compartir espacio con ellas. Hay derecho de admisión", denuncia la periodista, que asegura que no quiere ser "tratada diferente, ni que se den privilegios por el simple hecho de ser mujer" para sentenciar a continuación: “No soy feminista, soy femenina y me gusta ser mujer. La mujer que yo quiero ser, no la que quieren que sea”.

Isabel Rábago concluye su artículo con una soberana advertencia al feminismo radical de izquierda y de extrema izquierda que hoy se sienta en el Consejo de Ministros: "Jamás he permitido que un hombre me diga lo que debo hacer, pensar, decidir. No voy a permitir ahora que me lo imponga otra mujer".