| 04 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Jesús Cintora
Jesús Cintora

"Las cosas claras", una inadmisible producción externalizada de RTVE

Mientras la televisión se deja fagocitar por el trampantojo delineado por Kiko Rivera, La Uno estrena un programa capitaneado por Jesús Cintora en el que se reflejan las maneras de Ferreras.

| Milagros Martín-Lunas Medios

 

 

Anda la televisión fagocitada por el trampantojo delineado por Kiko Rivera. Con los datos en la mano, el culebrón de la herencia de Paquirri se ha convertido en el cohete que ha revitalizado los programas de entretenimiento y cotilleo en Telecinco. Ya lo escribió Lord Byron, "los españoles no hacemos nada mientras esperamos que otros hagan el ridículo para criticarlos".

El pasado viernes, Kiko Rivera lanzó un torpedo en la línea de flotación de Cantora. Mientras sus habitantes andan encerrados rumiando la respuesta, meditando la manera de sobrevivir al naufragio, los espacios de actualidad del fin de semana de la cadena de Fuencarral se han beneficiado de la resaca, han disfrutado de dos días especialmente fecundos respecto a la audiencia. Tanto Socialité como Viva la vida han superado los dos millones de espectadores, ambos han firmado uno de sus mejores registros históricos.

Por supuesto, el oleaje de la entrevista de Kiko Rivera continúa diariamente en Sálvame, en El programa de Ana Rosa y en Ya es mediodía. Que si todo está orquestado, que si Kiko lo sabía, que no lo sabía, las adicciones, las mentiras. Ya lo he dicho por aquí. En este país somos cotillas por naturaleza. Será porque las desgracias ajenas nos hacen olvidar las propias, o no será, pero por las venas abiertas de la península corre sangre de chismorreo, de correveidile, de vieja del visillo. Y lo que te rondaré morena.

Kiko Rivera y Jorge Javier Vázquez

Así las cosas, mientras España está entregada al culebrón Los Pantoja también lloran, en RTVE acaban de estrenar Las cosas claras, un programa de actualidad presentado por Jesús Cintora que nace para revitalizar la audiencia del mediodía de la deprimida Corporación Pública. El programa ha aterrizado en la parrilla de La Uno precedido de polémica.

En cuanto se supo la noticia, el comité intercentros de RTVE denunció que Las cosas claras vulneraba las leyes de la Corporación. El artículo 7.5. de la Ley de Radio y Televisión de Titularidad Estatal establece que "la Corporación RTVE no podrá ceder a terceros la producción y edición de los programas informativos".

Jesús Cintora

La picaresca española sobrevive en nuestro ADN, no en vano ha forjado el carácter español durante siglos; la picaresca, repito, ha llevado a los directivos de RTVE a burlar la ley, una vez más (no es la primera), bautizando a Las cosas claras como un espacio de entretenimiento. Ya está, se acabó. No hay más que hablar. Este entramado permite externalizar el programa y punto. Que lo permita no significa que esté bien.

Las cosas claras está producido en colaboración con la coproductora de José Miguel Contreras, en su día fundador, consejero delegado de La Sexta y actual tertuliano de Al rojo vivo. Me pregunto en qué momento abandonó el Gobierno su lucha por la reforma de RTVE, en qué esquina arrumbó la idea de recuperar el supuesto espíritu de 2006 (desde mi punto de vista la etapa más independiente de su historia cercana sin ser lo independiente que debiera), cuándo cambió la tele de todos, con esencia de espacio público, esa en la que debería primar la innovación, la creación y la formación por el yo también meto a mi gente y así RTVE sigue siendo un títere de la política española. "Están haciendo lo mismo que criticaron", denuncia un portavoz del colectivo de trabajadores RTVE Sin Personal/Sin Producción Interna.

Así se llaman, no es broma. Los miembros de este colectivo, todos lo miércoles en señal de protesta, acuden a su puesto de trabajo vestidos de naranja. Reivindican en un comunicado "el cese de las externalizaciones en la prestación de servicios y en todas las producciones, en todas las áreas y formatos. Por supuesto informativos, donde por ley no existe la posibilidad de acudir a producciones externas en porcentaje alguno. No es una cuestión de ideologías, no tenemos nada en contra de Jesús Cintora. Nuestro enemigo es la política de expolio llevada por las sucesivas direcciones en CRTVE encaminadas al desmantelamiento de la producción propia interna y todas las estructuras que la hacen posible".

Entre denuncias y dimisiones, Las cosas claras se estrenó el pasado lunes en La Uno. Sentó en el sofá a 780.000 espectadores y alcanzó un 9.2% de cuota. Tres décimas más que la media del día de la cadena, pero lejos de sus dos principales competidores Al rojo vivo (13.3% y 902.000) y Ya es mediodía, que ese día anotó su cifra máxima de temporada (15.5% y 1.465.000) gracias al rebufo del culebrón Pantojero.

¿Qué hay de nuevo Cintora? Nada, porque todo está inventado

Lleva dos días en la parrilla y no puedo evitar ver el programa como una copia de su hermano mayor, Al rojo vivo. La estética, los rótulos, esos brazos apoyados en la mesa con la misma inclinación que el maestro, las prisas, ese afán de director de orquesta y esa musiquilla de fondo… Todo me evoca al supergacía de La Sexta. No puedo evitar sentir la presencia de Antonio García Ferreras en el plató. Vale, la música de fondo no está al mismo volumen y no enerva tanto como la del rey de las noches electorales, pero, ¿qué hay de nuevo Cintora? Nada, porque todo está inventado.

Jesús Cintora arrancó con una mesa de debate cuyos tertulianos, como en todos los programas, defendieron sus colores, contó con la presencia de un padrino de lujo como Ernesto Ekaizer, recuperó del ostracismo a Pedrojota Ramírez, charló con Antón Losada y con Fernando Simón. Todo de manera atolondrada, rauda y veloz, no vaya a ser que los espectadores se aburran.

Jesús Cintora tiene un problema, no palpita con la misma vehemencia que su maestro y todavía no ha tenido tiempo de engendran expresiones como "más periodismo" (que se ha convertido en sello de distinción, en un eslogan propio y de la casa).

Al igual que Supergarcía Ferreras, Cintora es un hombre de radio, curtido en las peceras de la Cadena SER que saltó a la pequeña pantalla y que con un Ondas en la mano confiesa que se crece en el directo. Yo, de momento, yo solo siento prisas y nervios. Demasiadas prisas. Quizá la dirección debería dejar de mirarse en el espejo ajeno y buscar la esencia propia. Estoy convencida de que Jesús Cintora la tiene.