| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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"Mask Singer", entretenimiento en estado puro que se desdibuja en el montaje

La audiencia de la primera gala superó las expectativas, sentó frente al televisor a 3.740.000 espectadores, lo que le otorgó un espectacular 27,4% de cuota de pantalla.

| Milagros Martín-Lunas Medios

 

 

Aterrizaba anoche la primera gala de Mask singer: adivina quién canta precedida por una promoción brutal. No podía ser de otra forma. Producido por Atresmedia Televisión, en colaboración con Fremantle España, Mask Singer es la gran apuesta de la cadena, un envite que llega a la noche del miércoles donde ningún programa de la competencia parece que se haya establecido en esta temporada. A falta de realities, el prime time anda renovado, revuelto y alerta.

El estreno de Mask singer superó las expectativas. Sentó frente al televisor a 3.740.000 espectadores, lo que le otorgó un espectacular 27,4% de cuota de pantalla. Se trata del mejor estreno de entretenimiento de la cadena en ocho años, aunque en número de espectadores La Voz en su arranque en Antena 3 sedujo a 3,8 millones. A pesar del bombazo, Superlópez aguantó el desafío con mucha dignidad, la película protagonizada por Dani Rovira (el armamento de Telecinco), se quedó con un gran 17% de share y 2.035.000 de seguidores. Nada mal en los tiempos que corren. Del resto de ofertas, mejor ni hablamos. Salvo para remarcar que ninguna alcanzó las dos cifras.

Regresemos de nuevo ¿talent? de Antena 3. Mask Singer jugaba con cartas ganadoras. No hay más que brujulear por la vida de su hermano mayor. El programa que se estrenó a principios de 2019 en EE.UU, en la Fox, llegó a ser el espacio de entretenimiento más visto. Para colmo, la tercera temporada arrancó el día de la SuperBowl y arrasó con casi 30 millones de espectadores. Con estos mimbres, el éxito de una primera gala era inevitable.

Meta en una coctelera, las reglas del Adivina quien soy (quien no se ha colocado una diadema con un personaje y ha jugado a averiguar qué personaje es), los asaltos de La Voz (incluso reciclaron el micrófono del ring) y cierto sabor de Tu cara me suena (cambiando el jurado por detectives tan perdidos como la audiencia). Unos golpecitos mágicos y… ¡Voilà!

"Bienvenidos al espectáculo más loco de la televisión. Olvidaos de todo los que habéis visto hasta ahora, ni en un karaoke a altas horas de la mañana os vais a encontrar lo que vais a ver hoy. No se trata de construir a un famoso, ellos ya son famosos". Arturo Valls arrancaba Mask Singer con una declaración de intenciones al tiempo que los Javis, Malú y José Mota, desvelaban su capacidad competitiva. "Arturo, aquí hemos venido a visillear", confesaba el alter ego de la vieja del visillo, el personaje más cotilla de la televisión.

En Mask singer los detectives no juzgan, son el alter ego de los espectadores

La expectación con la que arribó anoche Mask Singer nos regresó a la infancia, a esas noches de viernes en las que esperábamos ansiosos que aquella calabaza de voz aguardientosa, luciendo canotier y bastón nos anunciara la hora del Un, dos, tres. Lo sé eran tiempos de poca oferta, no como los de hoy, pero estoy convencida de que anoche en muchos hogares se repitió la escena, esta vez con los papeles cambiados. A los niños de entonces, el óxido nos ha convertido en padres y madres que anoche, en lugar de adivinar donde se escondía la Ruperta, apostábamos con nuestros cachorros. ¿Quién se esconde detrás del monstruo? "Es una mujer, es un hombre", se preguntaban los Javis. "Es un flamenco. En el vídeo ha salido una foto de mi tío", les contestó Malú. En Mask singer los detectives no juzgan, son el alter ego de los espectadores, el espejo donde se refleja lo que está ocurriendo en ese instante en miles de hogares.

"El monstruo es Lolita", gritaba en casa la que suscribe.

"¿Quién es Lolita, mamá?".

¿Qué hago, lo mato? Menuda bofetada de realidad. ¡Qué mayores somos!

Indudablemente, Mask singer engancha desde el minuto uno. Es espectáculo. Entretenimiento en estado puro. Por no hablar del detallazo de los 90 minutos de gala, no se eterniza (veremos qué pasa cuando empiecen a trufarla con bloques interminables de anuncios). La de anoche acabó a una hora prudente como para compartirla.

Efectivamente Mask singer no se eterniza, pero rechina. Chirría en el montaje que resulta destemplado, con algunos saltos de eje que descolocan al espectador tanto como los planos de un público distante y los cortes sin medida de las reacciones de los detectives (menos mal que nos queda la diversión familiar).

Que el programa va enlatado se percibe desde el minuto uno, igual hubiera sido mejor ofrecerlo como falso directo, para que no perdiera frescura. Mask Singer no son los tróspidos. ¿Quién quiere casarse con mi hijo? es un ejemplo de montaje irónico, divertido y con ritmo. Mask Singer se desvanece en el proceso, tanto como las actuaciones de los famosos que se desfiguran enfundados en personajes llamativos, vistosos y coloristas, que fingen mediante voces distorsionadas que tampoco reportan cercanía.

No sé que será del programa con el paso de las ediciones, lo cierto es que, en los tiempos que corren, hacen falta más opciones que cautiven a toda la familia. Menos cuernos y aplausos a las faltas de respeto, más programas que nos lleven a compartir ocio, diversión y momentos inolvidables, de esos que, como nuestra Ruperta, perduran en el tiempo.