| 16 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Ikebana: la práctica japonesa de arreglos florales que combina arte y filosofía

Conoce esta práctica floral japonesa que puede reducir el estrés y aumentar tu creatividad

| E.V. Ocio

Adentrase en esta práctica supone mucho más que adquirir una afición. El arte floral japonés invita a la meditación, nos ayuda a centrar nuestra atención y es sumamente relajante, de ahí que se haya extendido por todo el mundo y que se utilice como terapia para quienes sufren de estrés, ansiedad y depresión.

Historia del Ikebana

El ikebana, también conocido como kado, es un arte floral que se originó en Japón hace más de 600 años. El primer registro escrito de su práctica lleva el nombre de Sedensho, se remonta al siglo XVI, cuando se lo conocía como kadō, que significa "el camino de las flores”

A diferencia de las composiciones florales occidentales, que suelen ser grandes y llamativas, el ikebana se centra en la simplicidad y la elegancia. Los arreglos a menudo incluyen solo unas pocas flores cuidadosamente seleccionadas, y se utilizan elementos como hojas, tallos, semillas y ramas para crear una sensación de equilibrio y armonía.

El pionero en hacer los centros florales típicos de Japón fue un monje llamado Ono-no-Imoko, y es que, en un principio, era una práctica religiosa que se llevaba a cabo en los templos budistas, donde se utilizaba para decorar altares y ofrecer flores a Buda, aunque con el tiempo, se convirtió en una práctica popular entre los samuráis y la nobleza japonesa, y se utilizó para adornar los castillos y las residencias de las clases altas

A medida que se fue desarrollando, surgieron varios estilos distintivos que reflejan las diferentes filosofías y creencias estéticas de los artistas, ya que cada arreglo de ikebana tiene un simbolismo diferente y se compone cuidadosamente para transmitir un mensaje o un sentimiento específico. Eso sí: todas las composiciones  tienen que seguir el triángulo Tai-Yo-Fuku  que representa el cielo (parte alta), el hombre,( parte media) y la tierra (parte baja). 

Estilos de ikebana

Ikenobo: Es el estilo más antiguo de ikebana. Se enfoca en la simetría y utiliza una cuadrícula de puntos para determinar la ubicación de cada flor en el arreglo.

El estilo rikka  también es es uno de los  más antiguos y tradicionales. Se caracteriza por un arreglo floral muy formal y simétrico que utiliza una variedad de ramas, flores y hojas para crear una representación de un paisaje natural.

El estilo shoka, por otro lado, es más minimalista y se enfoca en la simplicidad y la elegancia. Los arreglos shoka se componen de tres elementos principales: una rama, una flor y un brote.

El nageire es uno de los más utilizados para introducirse en la práctica de este arte. Al igual que en el Moribana, la composición se estructura en torno a tres tallos que representan el cielo, el hombre y la tierra respectivamente.

Moribana: Este estilo utiliza un contenedor poco profundo y un soporte en forma de alambre para crear arreglos que parecen flotar en el aire. Se enfoca en la armonía entre las diferentes flores y ramas, y en la creación de un equilibrio visual entre el contenedor y el arreglo.

El estilo sogetsu es más moderno y permite un mayor grado de creatividad y libertad en la elección de materiales. Se enfoca en la experimentación y la innovación.

Ohara: Se originó en el siglo XX y utiliza una base triangular para crear arreglos que imitan la naturaleza en su forma natural. Se enfoca en la armonía entre las flores y las ramas.

Saga Goryu: Originario del siglo XV , se enfoca en la elegancia y la simplicidad. Utiliza un número limitado de flores y ramas para crear arreglos que transmiten una sensación de calma y tranquilidad.

Ichiyo: Utiliza flores de temporada y ramas para crear arreglos que reflejan los cambios en la naturaleza. Se caracteriza por buscar  una sensación de movimiento en el arreglo.

Curiosidades y beneficios de la práctica del ikebana

El ikebana es más que una simple técnica para arreglar flores. También es una forma de arte que refleja la cultura y las creencias japonesas. Se enfoca en la simplicidad y la elegancia, y se basa en la filosofía del wabi-sabi, que valora la belleza en la imperfección y la transitoriedad de la vida.

Además, se utiliza como una forma de meditación y contemplación, ya que, al arreglar las flores y las ramas, los artistas buscan conectar con la naturaleza y encontrar la armonía y el equilibrio.

Su práctica conlleva todo ritual donde el corte correcto de las flores y las ramas, la medida de los espacios, el orden y el silencio tienen tanta importancia como el gusto a la hora de colocar todos los elementos de la composición. 

Está comprobado que practicar esta técnica reduce el estrés y ayudar a mejorar la atención y la concentración, de ahí que se utilice como una forma de terapia ocupacional en algunos hospitales y clínicas.

El enfoque minimalista del ikebana ha influido en muchos otros aspectos del diseño japonés moderno, incluyendo la moda, la arquitectura y el interiorismo. Y es que en este arte, menos es más.