| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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27ª San Isidro: La épica de Román, el gusto de Curro y el miedo de los demás

Román regó el ruedo de Las Ventas con su sangre y los tendidos de admiración por su gesto y su faena épica, que le valió una oreja al igual que a Curro, por su empaque y torería.

| Miguel Angel Moncholi Ocio

 

No tenía por qué, atendiendo a los nuevos valores que rigen para algunos taurinos en la actual Fiesta. ¿Por qué venir a sustituir a Emilio de Justo después de haber hecho una notable Feria de San Isidro? Pero, Román Collado “Román” dijo sí al retorno a Las Ventas con una corrida poco agradable por ser considerada dura, -yo la considero encastada, exigente, para toreros de verdad-, y salió a darlo todo.

Para quien lo esté pensando con sorna, le digo que ya sé que a Román le apodera Rafael García Garrido, -51% de Plaza 1, es decir, socio mayoritario de la empresa que gestiona el coso de la calle de Alcalá-. Pero, lo cierto es que el valenciano no volvió la cara. Vino y la dio. Y no oí ninguna ovación por el gesto de acudir al concluir el paseíllo.

Román dio la cara, su sangre y una lección de torería a considerar

Dio la cara en el tercero, sí. Un toro casi seiseño que derribó a Santiago Morales “Chocolate” en su primer encuentro, montado en el buen jaco de José García “El Puyero”, -no quiero desaprovechar la oportunidad para reconocer lo buena que es la cuadra de Las Ventas-, y al que se lidió mal.

Se lidió mal por dejarle emplazarse mientras los monosabios reponían al caballo y, sobre todo, cuando cundió el pánico en el tercio de banderillas.

No le importó a Román semejante situación, e inició decidido la faena con ayudados por alto, -hubiera preferido que hubieran sido por bajo para primero poder a Santanero I-, y a continuación mostrarse firme y muy dispuesto. Aguantaba Román los tornillazos que le lanzaba con su bronca embestida el de Ibán, que desarrollaba sentido y que, podido por el valor del valenciano, acabó rajándose.

Porfía y gesto de valentía ante un toro seiseño que desarrolló sentido

La porfía concluyó hasta ese momento a favor del torero, quien quiso asegurar el trofeo conquistado en lo que fue un encuentro épico. Montó la espada. Se perfiló. Se enfrontiló y al realizar el volapié resultó prendido en el muslo derecho. Todo fue rápido. Le giró por ese pitón y le introdujo 30 centímetros al quedar colgado después de zarandearle en el aire. La plaza entera se temió lo peor. La sangre la salía a borbotones. Le taponaron la herida con el puño mientras le llevaban sus compañeros a la enfermería, en volandas camino de las manos de Don Máximo a la espera del milagro reparador.

 

Román es trasladado por sus compañeros a la enfermería

 

El público, aún sin reponerse del gesto heroico que había presenciado, quiso compensarlo pidiendo una oreja. Trofeo que fue concedido por el palco, igualmente conmovido, y que tras recogerlo su subalterno no paseó, -aún no sé por qué-, al menos hasta la puerta de la enfermería.

Semejante gesto de Román se merecía el reconocimiento del respetable al recibir la ovación durante la vuelta al ruedo. La liturgia en el toreo es tan importante en estos casos, como los valores de los que hizo gala el torero valenciano.

Curro Díaz, torería y decisión al límite ante el exigente cuarto

La corrida había tenido un primero devuelto por inválido, luego de que le metiera un trallazo Pepe Moral en el quite suyo correspondiente. Soy partidario de que vale más cojo encastado en mano que no se sabe qué saliendo por chiqueros. El de Montealto solo permitió que Curro Díaz se empeñara hasta ponerse pesado en hacer faena al que nada tenía de faena.

Por el contrario, el cuarto, titular de Ibán, tuvo la casta propia de la casa, que permitió a Curro lucirse con la muleta, tras sembrar el pánico en banderillas.

Dejó la montera el de Linares en el burladero frente a la puerta de la enfermería. Brindó Curro Díaz al compañero herido. Y a continuación, tras los de tanteo, hilvanó series con la diestra, la mano baja, muy despacio, con empaque, con gusto y con garra, cuando el de Ibán le exigía mando, a base de toques sutiles y certeros, convencido de que podía hacerlo. Y lo hizo tras una entera que le valió una oreja a ley.

Detalles del jienense, desconfianza del sevillano

En el sexto, -otro que impuso su ley en banderillas poniendo a todos a cavilar-, Curro sobresalió por momentos, sobre todo en un natural arrastrando la muleta, a base de toques. Fue bonito el esfuerzo con un toro que tuvo sus dificultades hasta hacerse imposible.

La tarde no tuvo en Pepe Moral la mano prodigiosa que aprovechara las posibilidades del segundo, ni las del quinto, otro encastado de Ibán que hubiera sido de oreja de haber tenido el de Los Palacios más firmeza, más convencimiento y haberse mostrado menos despegado, menos desconfiado

La casta no es un defecto, sino una condición que distingue al toro de los demás bovinos

A estas alturas, conociendo a la ganadera y aún sin haber hablado con ella, estoy seguro de que está disgustada por su corrida. Y yo le digo que hubo cuatro toros de oreja. A dos se las cortaron. Las otras dos no fue culpa de sus toros, ni de ella.

Y es que, la 27ª fue una tarde épica por la entrega y decisión de Román, de admirable belleza por el gusto y la plasticidad de Curro Díaz y de miedo, mucho miedo en el ruedo. Y así, no se pueden cortar las orejas.

 

27ª de San Isidro: Cinco toros de Baltasar Ibán, encastados, complicado los tercero y sexto. Exigentes cuarto y quinto. Con posibilidades el segundo. Uno más de Montealto lidiado como sobrero en primer lugar, deslucido. Curro Díaz: Silencio y Oreja y Silencio en el que lidió por Román. Pepe Moral: Silencio y Silencio. Román: Oreja (herido en el tercero).

 

Parte médico de Román:

Herida por asta de toro en tercio medio de la cara interna muslo derecho con una trayectoria de 30 centímetros hacia fuera y abajo que produce destrozos en vasto interno, musculatura aductora, contusión con vaso espasmo de arteria femoral, rodea fémur por su cara posterior produciendo contusión en nervio ciático, presentando orificio de salida por cara externa tercio inferior de muslo.

Es intervenido bajo anestesia general en el Enfermería de la plaza de toros. Se traslada al hospital San Francisco de Asís para valoración por Cirugía Cardiovascular. Pronóstico muy grave que le impide continuar la lidia"

Firmado: Dr. García Leirado

 

Lo mejor:

La actitud y firmeza de Román en el único que lidió, tras dar una lección de pundonor al aceptar sustituir a Emilio de Justo.

Lo peor:

La mala lidia administrada al tercero y la mala actuación de los banderilleros que, regaron el ruedo de palitroques, clavaron pares delanteros y enseñaron a desarrollar sentido con sus pasadas en falso.

 

Cartel de la 28ª de San Isidro