| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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De ruta enogastronómica por la comarca de Arlanza

En el límite occidental de la provincia de Burgos, en la frontera con Palencia, se encuentra una de las zonas más desconocidas y con más tesoros por descubrir de la “España vaciada”

| Begoña Tormo Ocio

 

 

Foto MAPA

La Comarca del río Arlanza es, sobre todo, conocida por sus vinos. Aunque la Denominación de Origen es relativamente joven, ya que comenzó a funcionar en 2007, la tradición vitivinícola en sus pueblos se remonta al siglo X. En la actualidad cuenta con unas 450 hectáreas de viñedo, cultivadas en condiciones extremas, que dan como resultado unos vinos muy especiales y que son elaborados fundamentalmente en pequeñas bodegas familiares. La gastronomía y el enorme patrimonio cultural y natural de la zona terminan de conformar un plan perfecto para disfrutar en cualquier momento. Repasamos algunos de los lugares que no te puedes perder.

 

LERMA

Está considerado como uno de los pueblos más bonitos de España, gracias, sobre todo, a contar con el mejor conjunto monumental de principios del siglo XVII que se conserva en España. Se encuentra además “pegadito” a la carretera de Burgos, por lo que es el punto ideal para comenzar nuestra ruta. 

 

CUÁNDO

Aunque cualquier época del año es buena para visitar Lerma, quien se acerque hasta allí el primer fin de semana de agosto tendrá el aliciente de vivir la fiesta barroca que se celebra en la localidad desde el año 2000. Desfiles, música, animación callejera, fuegos artificiales y un ambiente que nos traslada a la época de mayor esplendor de la villa ducal.

 

COMER Y BEBER

Si hay un plato típico de Lerma, que no hay que dejar de probar, es el lechazo asado. Son muchos los restaurantes que lo ofrecen, pero tienen especial fama los que preparan en Casa Antón (C/ Luis Cervera Vera, 5) y en La Posada de Eufrasio (Paseo de Vista Alegre, 13). Por supuesto, es imperativo acompañarlo con un vino de la D.O. Vinos de Arlanza (www.rutadelvinoarlanza.com y www.arlanza.org), como alguno de las Bodegas “Viñedos de Altura”, que se encuentra en el propio municipio. Lerma es también la sede el Consejo Regulador de la D.O.  

 

DORMIR

Lerma cuenta con un Parador de turismo (Plaza Mayor, 1); un palacio del siglo XVII que fue en su día utilizado por Felipe III, y que es uno de los edificios más característicos de la villa. Otra estupenda opción es el Hotel Rural El Cedro, una casa solariega de 1870 rodeada de jardines y que cuenta, además, con piscina. 

 

COMPRAR

Si las famosas morcillas de Burgos son fáciles de encontrar en casi cualquier lugar de España, no pasa lo mismo con las morcillas de Lerma, por lo que hay que aprovechar para comprarlas aquí. Elaboradas artesanalmente y con un ligero toque especiado. También merecen la pena los dulces elaborados por las religiosas de la comunidad Iesu Communio (antes clarisas). 

 

Y ADEMÁS… 

No sólo los edificios históricos merecen una visita. Una parada curiosa y original puede ser el Museo del Juguete (C/ Santa Clara, 4), en donde se expone una colección privada juguetera de más de 800 piezas, que nos permite hacernos una idea de lo que ha entretenido a niños de 5 generaciones (desde 1890 hasta los años 70). En el cercano pueblo de Madrigalejo del Monte es posible contratar un paseo en carro tirado por bueyes. Y en Quintanilla del Agua, a apenas 10 minutos en coche de Lerma, se encuentra “Territorio Artlanza”, un complejo arquitectónico de unos 10.000 m2, creado por el escultor Félix Yáñez, en el que se recrea un pueblo tradicional y en donde los visitantes pueden conocer los modos de vida tradicionales de la comarca. 

 

COVARRUBIAS 

A unos 40 km. de Burgos se encuentra la pintoresca villa medieval de Covarrubias. Cuenta con un buen número de edificios históricos, entre los que destacan el Palacio del Conde Fernán González, la Colegiata de San Cosme y San Damián, la iglesia de Santo Tomás, la casa de Doña Sancha, o la estatua de la princesa noruega Kristina. Este curioso monumento tiene una explicación: Kristina era hija del rey Haakon IV (1217-1263), y fue enviada por su padre a España para casarse alguno de los hermanos del entonces rey de Castilla, Alfonso X el sabio. Entre los hermanos, la joven eligió al infante Felipe, que era abad en la Colegiata de Covarrubias. El joven fue dispensado de sus deberes religiosos, el matrimonio celebrado, y, cuando la joven murió, se eligió para enterrarla la localidad en la que su marido había ejercido su cargo clerical. En realidad, su marido le había prometido construir una capilla en honor a San Olav, pero no lo hizo. Sin embargo, siglos después, en 1992 se creó una fundación para levantar una ermita en honor al patrón de Noruega, para que los restos de la princesa pudieran descansar en ella. 

 

CUÁNDO

El segundo fin de semana de julio tiene lugar la “Fiesta de la Cereza”, un producto que tiene especial calidad en Covarrubias. Se trata de la cereza “caderecha”, con Marca de Garantía, y un sabor espectacular. Al mismo tiempo, se celebra un mercado medieval, que es el más antiguo de la provincia de Burgos. Si se va en invierno, hay que tener en cuenta que el primer domingo después de San Antón (17 de enero), Covarrubias vive la “Fiesta de la Matanza” y hay degustación gratuita de chorizo, morcilla y otros productos del cerdo. 

 

COMER Y BEBER

Además de las cerezas que acabamos de mencionar, aquí también tiene justa fama el lechazo asado en horno de leña. Dos de los restaurantes más conocidos para acercarse a probarlo son Casa Galín (Plaza de doña Urraca, 4), y el Restaurante de Galo (C/ Monseñor Vargas, 10). Si el plan es “ir de vinos”, hay que probar alguno de los que se elaboran en bodegas de la propia localidad, y que se enmarcan en la D.O. Vinos de Arlanza, como Vinos Sinceros, o Bodegas Covarrubias. 

 

DORMIR

A pesar de ser un pueblo de apenas 600 habitantes, hay unos cuantos establecimientos entre los que elegir dónde pernoctar, como el hotel rural Covarrubias, el Princesa Cristina, o el Rey Chindasvinto. 

 

COMPRAR

Obviamente, si se va en la temporada de cerezas, no hay que dejar pasar la ocasión de hacerse con una cajita. Y como no todo va a ser comer, merece darse una vuelta por alguno de los talleres artesanos que hay en el pueblo, como el Roble Azul (Glorieta de Varcárcel, 4), en donde Estefanía Rodríguez Moneo realiza preciosas piezas de joyería en plata y vidrio, o Luna de Plata, de la artesana Sara Serna (Plaza de Doña Sancha, 3). Muy cerca de Covarrubias, en la vecina localidad de Hortigüela, se encuentra “Sabinares de Arlanza”, una pequeña empresa dedicada a la apicultura, en donde podemos adquirir miel artesana, además de polen, jalea real o cera de abeja. 

 

Y ADEMÁS

Desde Covarrubias, hay posibilidad de hacer una ruta a caballo de varios días por tierras burgalesas, siguiendo los pasos del Cid. Lo organiza la empresa de turismo activo Proatur, entre los meses de junio y septiembre (www.proatur.com)

 

SANTO DOMINGO DE SILOS

Forma, junto a Lerma y Covarrubias el conocido como “Triángulo del Arlanza” y se encuentra, además, en la llamada ruta del Cid. La historia de la villa de Santo Domingo de Silos corre pareja a la de su monasterio, cuya historia se remonta al siglo X y que, por supuesto, es parada obligada. En realidad, son sólo visitables algunos espacios, como el maravilloso claustro románico, o el museo de arte religioso, aunque algunos servicios religiosos abiertos al público dan la oportunidad de escuchar el canto gregoriano de los monjes. La visita puede continuar con la cercana Iglesia de San Pedro, o con la muralla urbana. Los amantes de los paisajes curiosos tienen, a apenas 2 kilómetros de Silos, el “desfiladero de la Yecla”, una estrecha garganta excavada en la caliza que es visitable gracias a una serie de pasarelas, que permiten al visitante ver los nidos de buitres y los espectaculares saltos de agua. 

 

CUÁNDO

Cada época del año tiene su propio encanto en Silos, pero si se quiere vivir un día especial, hay que marcar en la agenda el conocido como “Día de los jefes”, una fiesta que se celebra el último sábado del mes de enero, y que está declarada de Interés Turístico Regional.  Esta recrea un episodio ocurrido en la villa durante la invasión musulmana de la península en el que los vecinos, para evitar ser atacados, simularon un incendio llenando el pueblo de hogueras. 

 

COMER Y BEBER

Al igual que en el resto de pueblos de la zona, los platos más típicos son la morcilla y los asados, especialmente el lechazo, pero también el cabrito. La sopa castellana (o de ajo) forma parte de la oferta de muchos establecimientos durante los meses de frío y es el plato ideal para reconfortar cuerpo y alma. En temporada, hay que dejarse aconsejar y probar platos de setas o caza. Y, por supuesto, da igual la época del año en la que nos encontremos, es preceptivo acompañar la comida con vinos de Arlanza, como los de bodegas Septien, que se elaboran dentro del propio municipio de Silos. Entre los restaurantes recomendados, destacan el de la Hospedería del Convento de San Francisco (C/ de las Eras s/n), y los restaurantes Santo Domingo de Silos (C/ Santo Domingo, 10) y Tres Coronas de Silos (Plaza Mayor, 6) 

 

DORMIR

Una de las opciones más llamativas para alojarse la ofrece la Hospedería de la Abadía de Silos, en donde los huéspedes que son admitidos participan del clima de espiritualidad de la comunidad. Hay que tener en cuenta que al estar sujeta a las nomas del monasterio, sólo se admiten hombres, y también que más que un hotel es un lugar de recogimiento pensado para la meditación y el retiro. Hay, por supuesto, establecimientos más convencionales (sin que esto signifique exentos de encanto), como la antes mencionada Hospedería del Convento de San Francisco, el hotel Santo Domingo de Silos. 

 

COMPRAR

En la tienda de la Abadía de Santo Domingo de Silos es posible adquirir multitud de objetos religiosos, así como cd´s de canto gregoriano, pero también chocolates artesanos elaborados con recetas del siglo XIX para el monasterio, y mermeladas y dulces hechos en otros monasterios. 

 

Y ADEMÁS

Una visita curiosa, pensada especialmente para los aficionados al cine es el “Cementerio Sad Hill”, el lugar en el que se rodaron las escenas finales de la película “El bueno, el feo y el malo”. Existe la posibilidad incluso de “apadrinar” una tumba poniéndole nuestro nombre.