| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El fenómeno "Dolça Catalunya": un libro demoledor para el separatismo

Dolça Catalunya lleva años articulando la resistencia catalana al independentismo. Ahora lanza un contundente discurso en papel

| Carmelo López-Arias Ocio

A lo largo de los últimos años, sobre todo a partir de la aceleración del procés y su entrada en fase de delirio, agresividad e ilegalidad, el blog Dolça Catalunya (www.dolcacatalunya.com) se ha convertido en el refugio predilecto para los catalanes no separatistas. “Seny de catalanes bajo el nacionalismo”, se definen.

Desde sus posts anónimos se rastrean y responden las mentiras independentistas, se airean sus vergüenzas, o se crean o difunden vocablos que arriagan socialmente y sirven para perderle el miedo al monstruo, a esos que detentan todo el poder político, cultural, académico y mediático en Cataluña: seguramente han oído hablar ustedes de Tabarnia y de Tractoria, de los “lazis” para mencionar a los indepes, de “la cubana” para hacer referencia a la estelada o de los “forcos” para denominar a las hordas violentas que arrasan de noche cuanto construyen de día los catalanes de verdad.

A ellos da voz esta obra: a los sufridores de la locura planeada por Jordi Pujol desde los años 80 y puesta en marcha en cuanto empezaron a salir a la luz los datos de su inmensa corrupción.

Los “dolços” son medio centenar de “catalanes normales” que escriben notas y artículos y un par de centenares de comentaristas habituales del blog, todos ellos anónimos a pesar de los intentos desesperados del poder por descubrir sus nombres y proceder a la represión a base de escraches y muerte civil.

Estos “dolços” son diametralmente opuestos a los “forcos”: dulces, como indica su nombre, en cuanto elegantes e irónicos; buenos conocedores de la verdad histórica, con la que ridiculizan los tótems nacionalistas; hábiles rastreadores de patinazos de los indepes; libres frente a enemigos que viven de escandalosas subvenciones;-y, sobre todo, eficaces: con muy poco han conseguido mucho, y buena parte de la reacción patriótica catalana contra el nacionalismo se debe a ellos.

Ahora este fenómeno social ha convertido en un libro: Dolça Catalunya (de la editorial LibrosLibres), que no es una recopilación o síntesis del blog, sino un documento nuevo, escrito ex profeso para ser santo y seña y manual de formación y acción para la resistencia anti-separatista. Es una obra colectiva de los dolços, eso sí, y por tanto anónima, pero con una extraordinaria unidad y calidad del discurso.

“Tenemos un problema. Se llama nacionalismo. Lo vamos a superar”, reza el subtítulo, que expresa muy bien la pretensión de este volumen de poco más de doscientas páginas. Por un lado, análisis de lo que ha pasado y está pasando en Cataluña. Luego, un estudio a la vez profundo y sencillo de las ideas nacionalistas y su contraposición a la realidad catalana.

Finalmente, un programa de acción que exige un sacrificio personal por el que hay que pagar un precio, pero que es imprescindible porque el poder adversario en Barcelona es Goliat, y en Madrid los partidos políticos no quieren revertir el problema de fondo sino convivir con él: lo han alimentado, directamente o por complicidad o interés, durante cuarenta años.

“El programa del nacionalismo que gobierna Cataluña desde hace cuatro décadas es vaciarnos el alma, esterilizar nuestra cultura, enfrentarnos entre nosotros y con el resto de españoles, dilapidar nuestro patrimonio, arruinar nuestro dinamismo empresarial, alfalfear a nuestra sociedad civil y laminar nuestra reputación”, leemos.

Es un buen resumen de lo que ofrece Dolça Catalunya, que detalla, sobre todo, el carácter anticatalán del nacionalismo. Ningún gran creador catalán de cultura ha sido nacionalista. Sus orígenes ideológicos son ajenos a la idiosincrasia catalana, como reconocían los mismos Valentí Almirall y Francesc Cambó e, indirectamente, Enrique Prat de la Riba.

Y no ha causado sino daños objetivos a Cataluña. Ya no es el motor económico de España, su reputación nacional se ha hundido, la internacional va camino de hundirse… y lo más descerebrado de todo: en tiempos de yihadismo, alentar la inmigración islámica solo para “desespañolizar”, hasta convertir la región en un foco de actividad terrorista, con mil agentes policiales especializados en contener el veneno.

En cuanto a la Iglesia catalana, ha difundido el virus nacionalista a sabiendas de que al menos la mitad de los catalanes lo rechaza, y lo ha mantenido como su signo distintivo contra viento y marea hasta convertir en medio siglo una de las regiones más identitariamente cristianas de Europa en la más descristianizada de España.

“Buen número de obispos, religiosos y unos 450 curas catalanes siguen impulsando la sustitución de la fe en Dios por la idolatría de la nació”, dicen los dolços, que recuerdan también cómo la Generalitat ha controlado a placer los colegios cristianos de Cataluña gracias a la sumisión nacionalista de casi todos ellos, sometidos por los conciertos.

Dolça Catalunya, el libro, en otro estilo que el blog pero con su misma idiosincrasia, es uno de los mejores textos que se han escrito en los últimos años sobre lo que está pasando en Cataluña. Un buen análisis, una buena fundamentación doctrinal y una inteligente llamada a la acción.

Lo más atrayente del fenómeno “dolço” es que, en medio del desastre, no es depresivo sino alegre. No es victimista sino proactivo. No vive acomplejado sino que le habla con descaro a los totalitarios. No se cuece en pesimismo sino que airea su esperanza y está convencido de la victoria. Y ése es el gran requisito para la victoria misma.