| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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33ª San Isidro: Triunfo de Ureña por su torería y esfuerzo en tarde de Cultura

Paco Ureña abrió la Puerta Grande por su torería y esfuerzo al salir bajo su responsabilidad de la enfermería con una posible fractura de costilla.

| Miguel Angel Moncholi Ocio

La corrida de la Cultura fue en cierto sentido, una más. Una más, por cuanto todas las corridas son cultura. Pero no, la Corrida de la Cultura de 2019 pasará a la historia personal de Paco Ureña y de Las Ventas, como aquella en la que salió por la Puerta Grande tras cortar dos orejas al sexto de la tarde.

Una tarde que tuvo su historia. Los toros de Victoriano del Río, protagonistas del festejo salieron según el orden del sorteo. Un sorteo al que precedió el enlotado mal hecho por artistas y representantes. Los lotes no se correspondieron con hechuras, sementales, edades…, ni siquiera tras los consejos del que más sabía de reatas, el propio ganadero, al que no se le oyó a la hora de enlotar.

 

La Vicepresidenta Carmen Calvo junto a Victorino Martin y Rafael García Garrido

 

Roca Rey y Castella dieron la cara con una corrida mal enlotada

Digo esto, porque a Roca Rey le tocó el peor lote: uno feo y el otro una raspa. Mala suerte, porque al tocarle este último, la exigencia se le puso en contra. De esta forma, quien era el atractivo del cartel, nada pudo hacer por responder a la expectación levantada, hasta el punto de ponerse el cartel de “No hay billetes”.

Aguantó Roca Rey los derrotes del tercero, que salía suelto y hacía hilo al tiempo. Y lo intentó con el también deslucido quinto, por huido, que buscaba el refugio de las tablas y con el que el Rey puso voluntad para mantener su crédito personal en la Plaza de Las Ventas.

Sebastián Castella tampoco tuvo su tarde. Con el marmolillo primero nada pudo hacer, salvo evitar el inicio de faena por alto, que le rompió aún más al toro y lo paró del todo. La calidad sin transmisión no vale para triunfar. Voluntad que puso también en el cuarto, un rajado que buscaba las tablas en su desarrollo a menos y a peor.

Las Ventas consagra a su héroe Paco Ureña y le convierte en semidios

La tarde tuvo su héroe particular al que los más exigentes le perdonan (casi) todo. Se llama Paco Ureña, quien tiene torería suficiente como para justificar ser el niño mimado de Las Ventas. O al menos uno de ellos, porque hay alguno más.

Los méritos del lorquino se basan en su buen toreo de capa con el que se prodigó en los inicios del buen segundo. Toreo cadencioso que practica con temple y ritmo y que en las verónicas suele cerrar con una media belmontina, cuya plástica consigue estirar envolviéndose en el percal.

Detalle el de dar la réplica a Roca Rey tras el quite de éste. El primer quite de Ureña por verónicas. En su turno, por chicuelinas del peruano y en la réplica del lorquino por delantales, prolegómeno todo ello, de lo que sería una faena de muleta basada en la mano izquierda.

Sabor añejo, toreo eterno, de quien salió de la enfermería para seguir "bajo su responsabilidad"

El comienzo sentado en el estribo aportó ese sabor añejo que da el toreo eterno. Tandas de naturales. En una de ellas se produjo una colada del toro, que al no obedecer al toque, se le echó materialmente encima. Pese al golpe, se recuperó Ureña, quien concluyó su faena de una entera tras pinchazo en lo alto. No hubo pañuelos suficientes para suma la mayoría, que le hubiera supuesto una oreja.

 

 

Pasó a la enfermería el murciano y allí, tras la oportuna exploración, se le diagnosticó una posible fractura, pese a lo cual, y bajo su responsabilidad, decidió salir en el sexto, tras correr el turno su compañero Roca Rey.

El público y la tarde se vinieron arriba al ver salir a Ureña de la enfermería

Entre el entusiasmo general al verle salir de la enfermería, la faena al sexto dio comienzo con unas verónicas de recibo, y ya con la muleta, perfilándose con ayudados por alto, por flameo por bajo, la trincherilla y el de pecho que puso boca abajo a Las Ventas para rendirla a sus pies.

A lo dicho, siguieron tandas con la diestra y tres más con la izquierda en las que repetía la misma colocación que Castella y Rey, -al hilo y algo perfilero-, sin que los más exigentes se lo echaran en cara, como así habían hecho con los otros.

Ureña, camino de la gloria que representa la Puerta Grande para un torero

Faena de alto vuelo que concluyó con una entera contraria y desprendida que obligó a tomar el descabello. Ureña esperó, -el público le dio tiempo-, no quería arriesgar con cualquier imperfección el corte de la oreja ganada que, por petición casi unánime, se convirtieron en dos.

Faena de ensueño y delirio colectivo, porque Paco Ureña, con el empuje de los allí presentes deseosos de ver triunfar a su héroe, realizó el esfuerzo, se olvidó del dolor mortal y convertido en semidios inició el camino de la gloria que abre la Puerta Grande a cualquier torero.

 

33ª de San Isidro, Corrida de la Cultura. Toros de Victoriano del Río, desiguales de presentación, segundo y sexto de gran calidad para el torero. Sebastián Castella: Silencio y Silencio. Paco Ureña: Vuelta y Dos Orejas. Roca Rey: Silencio y Silencio.

  

Parte médico: Durante la lidia del tercero, ha ingresado en la enfermería el matador de toros Francisco José Ureña Valero con contusión parrilla costal izquierda con posible fractura, contusión escápula izquierda, pendiente de estudio radiológico. Pronóstico: reservado. Bajo su responsabilidad decide continuar la lidia. Fdo. Dr. Máximo García Leirado

 

Lo mejor:

La enfervorecida reacción de espectadores que se lanzaron al ruedo a sacar en volandas a su héroe, Paco Ureña.

Lo peor:

La falta de equidad de algunos espectadores que aplican distinto nivel de exigencia con unos toreros y con otros. Mientras a unos les permite cualquier colocación, a los otros, aunque sea legítima y necesaria, se la afean exigiéndoles estar siempre cruzados al pitón contrario.

 

Cartel de 34ª de San isidro. Corrida de la Prensa.