El político catalán preso disfruta de un largo permiso y al volver a la cárcel demuestra la euforia del soberanismo con un gesto que lo dice todo.
Cualquier diría que Jordi Cuixart es un delincuente condenado por sedición viendo su imagen: se le ve volver de 48 horas de ocio y, además, saludando con entusiasmo a las puertas de la cárcel mientras hace el gesto de la victoria con los dedos de la mano.
Más que un reo, una estrella, y más que puede serlo si en breve los amigos de la Generalitat mejoran su clasificación penitenciaria y acceder a un grado que le permitirá, en la práctica, estar más dentro que fuera.
Que cada uno lo juzgue como estime, pero no parece que el separatismo lo esté pasando precisamente mal con el nuevo Gobierno:
Ens sabem units i forts en la lluita. Gràcies per l'estima. Sempre endavant! pic.twitter.com/1IFWWhQGUP
— Jordi Cuixart (@jcuixart) January 18, 2020
En la misma línea de entusiasmo, pero por razones distintas, otro personaje del día (y del mes) es Iván Redondo, el Maquiavelo/Rasputín de Pedro Sánchez, de cuyos méritos nadie puede dudar: le contrataron para llevar a La Moncloa al líder del PSOE y lo ha logrado. Quizá eso explique el reportaje lleno de mermelada de El País, glosado y repetido en Twitter hasta el infinito y más allá:
La sala de guerra de Iván Redondo | España | EL PAÍS https://t.co/iwguUgdovf
— Iñigo Zabala Zamalloa (@Inigo8395) January 19, 2020
Finalmente, el pin parental casi colapsa las redes sociales, en un debate en el que la izquierda no responde a lo que se le cuestiona al Gobierno, sino a un enemigo imaginario que defiende al parecer el derecho a educar homófoba y machistamente a sus hijos. Algo que nadie sostiene, pero que viene muy bien para no tener que explicar por qué se quiere prohibir a los padres participar en la educación de sus hijos.
El clímax de esa confusión, interesada, lo ha alcanzado la mismísima Irene Montero, con este hilo de discusión con un Pablo Casado que -no nos extraña- ni ha respondido. Para qué....
Estimado @pablocasado_, en tu partido presumís mucho de constitucionalistas pero nunca leéis la Constitución. Ningún padre puede negar el derecho a la educación a sus hijos e hijas, por muy “suyos” que sean
— Irene Montero (@IreneMontero) January 17, 2020