Los humillaciones de Sánchez hacia Puig encienden al socialismo valenciano

Pedro Sánchez ha realizado su segunda visita a las Fallas desde que es secretario general del PSOE. En esta ocasión su excursión fallera ha sido bien distinta a la anterior, ya no gobierna en PP en la Generalitat ni en el Ayuntamiento, mandan los suyos, y su visita ha tenido marcado acento institucional. Sin embargo, esta condición no ha eximido de conflicto la presencia valenciana de un Sánchez que no ha ocultado su escasa sintonía con el secretario general del PSPV, y presidente de la Generalitat, Ximo Puig.

El líder de los socialistas ha relegado a un segundo plano a Puig, cediendo todo el protagonismo a la vicepresidenta del Consell, Mònica Oltra, y a quien hacía de anfitrión, el alcalde de Valencia, Joan Ribó. Pedro Sánchez no ha escatimado este viernes gestos de cariño hacia los dirigentes de Compromís, unas atenciones que han puesto de manifiesto la distante relación con la dirección socialista valenciana. Sánchez y Puig llegaron, por ejemplo, por separado al balcón consistorial desde el que siguieron la mascletà, cuando el año anterior ambos no se separaron ni un instante durante la jornada fallera del secretario general del PSOE.

Según ha podido confirmar ESdiario de diversas fuentes socialistas, la actitud cortante de Pedro Sánchez no ha pasado desapercibida en un molesto entorno más próximo a Ximo Puig y tampoco a la dirección del PSPV que ha encajado con hondo malestar la frialdad para con su secretario pero sobre todo ha llevado bastante peor el evidente “cariño” escenificado con Oltra. Hay dos razones evidentes que arrojan luz al comportamiento del líder del PSOE.

Pedro Sánchez y Ximo Puig apenas se miraron y evitaron reunirse en privado. Las relaciones son muy tensas desde después de las Elecciones

Por un lado, parte de la “culpa” de las atenciones de Sánchez para con la líder de Compromís la tienen las excelentes relaciones que la vicepresidenta mantiene con Pablo Iglesias y el horizonte de pacto para un nuevo intento de investidura y el papel mediador que protagonizaría Oltra en las conversaciones y posterior acuerdos PSOE-Podemos. Por el otro, la sintonía entre Ximo Puig y Susana Díaz y algunas declaraciones críticas con el acercamiento socialista a los de Iglesias han terminado por romper las relaciones entre Puig y Pedro Sánchez. Ya no lo ocultan.

Después de la visita a Valencia del secretario general del PSOE, y una vez que Sánchez ni siquiera intentó disimular su mala relación con Puig, el presidente valenciano esquivó hacer valoración, comunicado o declaración alguna de la presencia del líder socialista. Silencio total que contrastó con una locuaz Mònica Oltra. La líder de Compromís explicó que la reunión había servido para buscar “serenidad, tranquilidad y luz para el futuro Gobierno central”. Además recalcó que Sánchez y otros dirigentes “necesitan serenidad, tranquilidad y luz y esto en Valencia, y más en Fallas, lo aportamos”.

Oltra hizo suyo el discurso del jefe de Podemos y reivindicó un “pacto a la valenciana porque tenemos una experiencia de Gobierno que ha conseguido que en ocho meses ya hayamos mejorado la vida de la gente que vive en al Comunidad”. De esta manera busca un Gobierno “espejo” en Madrid porque reclamó que los valencianos también necesitan “un Gobierno de España aliado de estas políticas que ponen en el centro a las personas, que rescatan de la emergencia social y que apuestan por el futuro para nosotros y para las generaciones que vienen”.