| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El senador republicano por Texas, Ted Cruz.
El senador republicano por Texas, Ted Cruz.

El sentido de la resistencia

“La izquierda ha ganado la guerra cultural. ¿Tendrá piedad?”. En verdad, muchos conservadores sociales y religiosos todavía piensan que es su deber recuperar América.

| Eduardo Arroyo Opinión

Me vienen a la cabeza varios sucesos aparentemente inconexos. En los Estados Unidos se libra una guerra por algo tan supuestamente trivial como la discriminación por sexos en los aseos. Otro asunto. En España, una “orientadora” ha hecho público un manual para afrontar la transexualidad en la infancia. Gracias a ella he podido saber que hay niñas “convencionales” y niñas con genitales masculinos. La multinacional Disney, troquelada por el siniestro Michael Eisner -ahora desaparecido-, se plantea si hacer la película de dibujos animados Frozen 2 con dos lesbianas.

Nuevamente en España, Arnaldo Otegi es jaleado por Podemos -que ahora declaran en su propaganda electoral ser los “patriotas”- como “hombre de paz” y político encomiable. Y por último, también en la “piel de toro”, un enjambre de “colectivos” homosexuales y demás -LGTB- ha demandado al cardenal Antonio Cañizares por su “odio”. Leo las palabras del cardenal y pueden no gustar pero en ninguna manera destilan odio: en una de las que más revuelo ha suscitado, el cardenal dice que “tratan de imponernos la ideología de género con legislaciones inicuas, que no hay que obedecer”; igualmente, llama la atención contra “la importante escalada contra la familia por parte de dirigentes políticos, ayudados por otros poderes como el imperio gay”.

Que la ideología de género está siendo impuesta a golpe de código penal es un hecho, pese a tratarse de un pastel ideológico, cuando menos, harto discutible. A lo sumo, en lo dicho por el cardenal, puede chirriar la licencia literaria del “imperio gay” pero ¿no existen insultos y violencias extraordinarias contra la mayoría católica de los españoles, que son amparadas por la “libertad de expresión”? El grotesco insulto profano de un cargo público del ayuntamiento de Madrid en la capilla de la Universidad Complutense de Madrid se saldó con unos miles de euros. Por lo demás nadie dimitió. Una exposición abiertamente blasfema en Extremadura tampoco tuvo mayores consecuencias. Más casos pueden esgrimirse, Entonces ¿a qué viene escandalizarse por el “imperio gay”?

El caso es que los asuntos antes enunciados son “naturales” para muchos. Parece como si no se pudiera decir -so pena de incurrir en el ostracismo o el delito- que la discriminación en los urinarios es un elemento del respeto humano más básico, que la “orientadora” del manual para el “transgénero” infantil es una intoxicadora profesional, que unos dibujos animados de lesbianas ayudan a confundir a niños y padres, que Arnaldo Otegi es un sicario de la peor estofa, que no se puede ser patriota de un enjambre multiétnico y que no existe la libertad de expresión para según qué cosas.

El célebre “dictum”, atribuido a Voltaire, “desapruebo lo que tu dices pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo” ha pasado primero a ser “desapruebo lo que tu dices pero si te callas no te pasará nada” para acabar siendo “desapruebo lo que dices y he convertido en fiscal a uno de mis camaradas que te llevará a la cárcel”. ¿Qué esta pasando entonces?

No es un secreto para nadie que la ideología dominante por todas partes es la de “la izquierda”. Al menos de momento, la derrota de los contrarios es segura. Muchos de los derrotados de hoy se esconden en sus casas y en su pesimismo. Se gozan criticando a los que aún tienen alguna iniciativa y alegan que todo está perdido. En el mejor de los casos se sumergen en sus prácticas religiosas, algo encomiable para las personas de fe, pero que olvidan una parte esencial del célebre dicho castellano: “a Dios rogando y con el mazo dando”. Mientras tanto, sus enemigos campan por sus respetos y eso, naturalmente, tiene consecuencias por la sencilla razón de que han dejado de tener la iniciativa.

En The Washington Post hemos leído algo que sintetiza muy bien lo que aquí queremos decir: un artículo de Barton Swain del pasado día 27 de mayo lleva el título: “La izquierda ha ganado la guerra cultural. ¿Tendrá piedad?”. En un lugar de este artículo se dice: “En verdad, muchos conservadores sociales y religiosos todavía piensan que es su deber recuperar América. Su disposición queda clara en la vibrante elocuencia del senador republicano por Texas, Ted Cruz. Pero muchos no lo creen. Muchos han abandonado finalmente la idea de la guerra cultural o no están dispuestos a admitir que la han perdido. Solo siguen determinados a seguir siendo ellos mismos y a vivir tan pacífica y productivamente como puedan en una cultura que no es la suya y que no les pertenece.

En ocasiones, este cambio de perspectiva puede acarrearles una esfera pública más pacífica. Pero eso depende de que otros -especialmente los miembros del progresismo social en ascenso- rehúsen asumir todas las ventajas de su dominancia cultural recién adquirida. Veo pocos signos de esto, pero al mismo tiempo tengo esperanzas”. Swain parece asumir un moderado optimismo. Pero no niega que hay un adversario dispuesto a una guerra de aniquilación y que si no se da la batalla puede que no haya tregua. Solo ruinas. Puede que el sentido de la resistencia a ultranza sea simplemente sobrevivir.

Para otros muchos esta claro que, sin duda, Dios pedirá cuentas por la inacción. Recuérdese la parábola evangélica de los talentos. Que cada uno mire en su fuero interno a qué está realmente dispuesto.