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Ábalos y Koldo ante su última oportunidad: tiembla Pedro Sánchez

El PSOE, con Sánchez a la cabeza, contiene la respiración. Cada revelación amenaza con desmontar la narrativa de un partido que se vende como impoluto

Ábalos y Koldo García

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Este lunes, José Luis Ábalos y Koldo García comparecen ante el Tribunal Supremo como investigados en un caso que sacude los cimientos del PSOE. El demoledor informe de la UCO destapó una presunta trama de mordidas en la concesión de obra pública, con grabaciones comprometedoras que Koldo, exasesor de Ábalos, almacenaba en una memoria digital. Estas conversaciones, en las que también participa Santos Cerdán, forzaron la dimisión de este último como secretario de Organización del partido. El escándalo no solo expone una red de favores y corruptelas, sino que pone en jaque al mismísimo Pedro Sánchez.

Koldo García, antiguo portero de prostíbulo reconvertido en hombre de confianza de Ábalos, parece dar un paso al frente. Harto del abandono del PSOE, que lo ha dejado caer durante meses, da la impresión de que ha comenzado a colaborar con la justicia. Según algunas informaciones, Koldo solicitó un interlocutor a Ferraz para negociar cómo gestionar la ingente información que posee, incluyendo favores pedidos por hasta "250 personas" del partido. Un arsenal que puede dinamitar la estructura socialista.

Por su parte, Ábalos, acorralado, tantea a la fiscalía en busca de un acuerdo que le permita mitigar su responsabilidad penal a cambio de información valiosa y verificable sobre el PSOE, Sánchez y algunos ministros. Su maniobra, de confirmarse, supondría un terremoto político. La sensación es que ambos, Koldo y Ábalos, están ante su última oportunidad para salvarse, y su decisión de hablar puede arrastrar a medio Gobierno.

El PSOE, con Sánchez a la cabeza, contiene la respiración. Cada revelación amenaza con desmontar la narrativa de un partido que se vende como impoluto. Mientras el Supremo afila sus herramientas, la pregunta no es si habrá más caídas, sino quién será el próximo. Sánchez, por ahora, tiembla. Y con razón.

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