| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez y Yolanda Díaz
Pedro Sánchez y Yolanda Díaz

El síndrome del último verano

En Moncloa ven con agonía cómo sus días en el poder se acaban y, desesperados, muchos ministros han optado por ver quién es “más sanchista” y aferrarse al sillón

| Fernando de Rosa Opinión

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El economista español Santiago Niño Becerra, famoso por anticipar el anuncio de la crisis económica de 2008 en el año 2006 cuando Zapatero anunciaba que nuestra economía era la más fuerte de Europa, ha utilizado un término impactante: La sociedad española está padeciendo este mes de agosto el llamado "síndrome del último verano".

Es verdad que muchos ciudadanos piensan que va a venir una grave crisis económica este otoño y que se acrecentará durante el invierno. Muchos no se fían que las medidas tomadas por el gobierno de Pedro Sánchez sean efectivas y las consideran equivocadas y meramente propagandísticas, por eso han decidido intentar disfrutar de unos días de vacaciones ya que saben que puede ser el “último verano”.

Sociológicamente hablando, estamos ante una reacción defensiva de los ciudadanos ante la negra realidad económica que sabemos que va a venir de forma inexorable y que al menos, queremos tener unos recuerdos a los que volvernos cuando la cuesta de septiembre sea de las más duras que se recuerdan. Evidentemente este “síndrome” se sustenta en la desconfianza en un gobierno totalmente desprestigiado y en fase de descomposición,  que lo convierte en el responsable de los futuros negros nubarrones.

Sabemos que la inflación continuará desesperadamente alta. Sabemos que habrá desabastecimiento de productos básicos, como hemos comprobado con el hielo en estas semanas.  Estamos convencidos que tendremos problemas con la calefacción. Pero sobre todo, somos conscientes que comenzará una largo goteo de desempleo como ya anuncian los expertos y que comenzará este mismo mes de agosto, con el cierre de empresas que no podrán soportar el coste de los  precios de la energía.

Pero también existe un “síndrome del último verano” en la clase política gubernamental. Muchos ministros saben que este será su último verano, por eso están compitiendo por ser el más “sanchista”, complaciendo a su jefe en liderar el ranking de insultos al presidente del Partido Popular, Alberto Nuñez Feijóo, para evitar su cese en la futura remodelación del gobierno. Son como los niños de un colegio que levantan la mano para contestar el primero ante una pregunta del profesor. Realmente es cómico el grado de servilismo en que han caído muchos ministros que han demostrado una ignorancia absoluta en la gestión,  pero ahora se creen muy ocurrentes como la desconocida ministra valenciana Diana Morant.

También están desesperadamente inmersos en dicho síndrome cientos de alcaldes socialistas y algunos presidentes de Comunidades Autónomas del PSOE, que son conscientes que el verano próximo estarán en la oposición o en sus casas. La segura  derrota municipal y autonómica de la izquierda el próximo mayo, se refleja de forma clara en el nerviosismo que se deja ver en las histéricas reacciones de los líderes socialistas y de Podemos. Existe un claro enfrentamiento entre Yolanda Díaz y Belarra en evitar ser la cara de la derrota, la vicepresidenta no se atreve a presentarse a las  elecciones municipales y autonómicas y los podemitas  la cuestionan acusándola de debilidad. Este  es su particular “síndrome del último verano”, porque quizá para el verano de 2023 solo habrá un liderazgo en la izquierda de la izquierda, o a lo mejor, todos y todas han sucumbido al sanchismo.

Los líderes locales socialistas saben que Sánchez es un lastre y no quieren oír que pueda existir un súper domingo electoral juntando todas las elecciones el 28 de mayo. Intentan sobrevivir al margen del gobierno, pero saben que al  presidente lo único que le interesa es su propia supervivencia y si tiene que sacrificarlos lo hará sin miramiento alguno. 

Así pues, en el próximo verano es más que probable que Ximo Puig, Lambán, García Page, Francina Armengol  o Fernández Vara no estén dirigiendo sus comunidades y su caída sea el anticipo del derrumbe del sanchismo. Seguramente en las urnas de 2023 se verá como los ciudadanos intentarán recuperarse de la depresión causada por el “síndrome del último verano”. Todo síndrome tiene su antídoto y este tiene forma de papeleta de voto.