| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La guerra silenciosa que libran Junqueras y Puigdemont desde hace meses

Puigdemont y Junqueras libran una batalla silenciosa con mensajes en clave y un desafío recíproco que tratan de disimular. Pero todo llega al final y ya se agota el tiempo de estrategias.

| Javier Rodríguez Opinión

Es un pulso a distancia. Uno en prisión preventiva; otro en el exilio. Junqueras y Puigdemont llevan meses emitiendo mensajes de rechazo recíproco, al menos político, que hay que leer entre líneas: de puertas para afuera mantienen una aparente unidad; pero hacia adentro todo son tensiones y diferencias.

En realidad, la primera prueba de la quiebra del secesionismo quedó clara, con rotundidad, el pasado mes de diciembre: no hubo lista conjunta para las elecciones del 21D, una paradoja ostentosa en quienes, decían, representaban al conjunto del 'pueblo catalán' pero no eran capaces de ponerse de acuerdo entre ellos.

La victoria de Puigdemont frente a Esquerra, aun perdiendo frente a Inés Arrimadas, incrementó la tensión, resumida en un testimonio de Junqueras ya desde la cárcel que aguaba las aspiraciones presidenciales de su hasta hace nada socio, ya prófugo por entonces en Bélgica: "No se puede ser president sin estar presente en la investidura", vino a decir el líder republicano.

Desde entonces, todo ha sido una lucha soterrada que Puigdemont ha jugado con todas sus fuerzas y un objetivo: intentar que todo el mundo, menos él, pareciera de nuevo autonomista y aparecer él mismo como único representante de la mitificada República de Cataluña independiente.

Pero las tensiones no han cesado, y el baile de aspirantes a la presidencia de la Generalitat lo demuestra: ERC quiere un president viable; Puigdemont fuerza la máquina para ser él mismo o uno de los suyos, a ser posible con problemas judiciales como Jordi Sánchez, para incrementar el victimismo y monopolizarlo en unas nuevas Elecciones.

La carta de Oriol

A eso se niega ERC, consciente de que su resultado difícilmente mejorará y que, lo mejor para sus intereses de partido, es investir ya a alguien y formar Govern. Lo dice todo en clave, entre palos y zanahorias que hay que saber traducir, pero lo dice como hizo este sábado en una carta leída por ERC: 

"Cada paso que nos desconecta de la centralidad es un paso atrás y lo es impedir la formación de Govern", ha advertido, y ha reclamado seguir ampliando la base social del independentismo y ofrecer un proyecto inclusivo e integrador.

 

 

También ha señalado que "gesticular, jugar al corto plazo y el ruido vacío son actos estériles y contraproducentes", de manera que cree necesaria una estrategia a largo plazo.

"El camino a recorrer es largo y empinado. Seamos pacientes, seamos constantes y sobretodo hagamos pasos sólidos que nos permitan avanzar", ha reivindicado, y ha expresado su confianza en que, si la mayoría de ciudadanos lo quiere, Catalunya será independiente.

Puigdemont juega a que todo el mundo parezca autonomista menos él, y eso explica la respuesta en clave de Junqueras siempre

El dirigente republicano ha defendido que el independentismo debe seguir movilizándose de manera pacífica y ha pedido no caer en frustraciones: "No nos podemos dejar llevar por la frustración ni caer en actitudes maximalistas que no llevan a ningún sitio". Por rsumirlo, Junqueras cree que el primer objetivo es acabar con el 155 y que eso sólo es posible si se desbloquea la situación. Esto es, si se acepta la legalidad constitucional.

Pero Puigdemont juega al ratón y al gato, disfrutando del cierto momento de éxito por su liberación en Alemania pero consciente de que esa victoria es efímera: antes o después será extraditado a España, por delitos graves incluyan o no el de rebelión, y su única alternativa a eso es convertirse en el secesionista errante. Por eso fuerza la maquinaria, con frases crípticas en unas ocasiones y muy nítidas en otras.

Todo ello se resume en una polémica entrevista concedida este domingo a su televisión de cabecera, esa TV3 ajena al 155 que se ha asentado como altavoz del secesionismo y, en especial, del president prófugo.

El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont (JxCat) ha asegurado que apuesta por que se forme un nuevo Govern en Catalunya, pero ha avisado de que no se puede descartar por completo que se tengan que celebrar unas nuevas elecciones catalanas anticipadas.

Siempre en TV3

Lo ha dicho en una entrevista de TV3 desde Berlín (Alemania), donde ha asegurado que no quiere un adelanto electoral, pero ha añadido que sería "ingenuo" descartar absolutamente este escenario.

"No queremos elecciones, pero es ingenuo pensar que hay riesgo cero. Es ingenuo. Hay otra parte que juega que es el Estado. Tenemos que contemplar la posibilidad de que haya un interés de que nos aboquen a unas elecciones", ha concluido.

Así, el expresidente argumenta que JxCat apuesta por formar un Govern independentista, pero contempla que el Estado siga poniendo trabas a los candidatos que su partido propone para la Presidencia y, por lo tanto, que finalmente haya que repetir los comicios.

Ha explicado que su grupo trabaja con el escenario de que haya un nuevo Ejecutivo catalán bajo una premisa, respetar lo que ha votado la gente, y ha asegurado que es consciente de que hay una fecha límite que es el 22 de mayo: "No hará falta apurar hasta el final", ha confiado.

El desenlace

"Ahora dejemos trabajar un poco -a los que están negociando desencallar la legislatura-. Un poco de confianza por favor. Tenemos tiempo para encontrar soluciones que respeten el mandato de la gente. Todas las soluciones que no respeten esto no son soluciones", ha concluido.

El pulso entre ambos, siempre en clave, intenta cuadrar un círculo de complicidad y enfrentamiento al mismo tiempo, de gestos para salir de la espiral ilegal sin parecer que, a la vez, se renuncia al objetivo. En ésas están, pero los plazos se acaban y uno de los dos tendrá que dar su brazo a torcer. Aunque es probable que, llegados a ese punto, ambos queden magullados.