... Y Mas se bajó del burro

Artur Mas fue ahijado de Pujol y padrino de Puigdemont, el puente entre dos timoneles del 'procés', del que es padre putativo sin duda. Ayer estuvo en el Club Siglo XXI de Madrid, en un debate con dos candidatos del 21D -Domenechs de En Comú y Albiol del PP- y otro expresidente, el ahora senador socialista José Montilla.

Y, en esa posición de estar en misa y repicando que tanto gusta a los amantes de las revoluciones que no afecten ni al confort de la moqueta ni al estattus personal, vino a desmarcarse de la DUI para a la vez defender a su heredero.

No se puede ser más cínico, aunque bienvenido sea todo aquello que desgaste la locura separatista: "Soy el principal responsable de este proceso, pero no el único, hasta el 10 de enero de 2016", dijo el inhabilitado exhonorable, para recalcar que aunque él puso la hoguera, nunca echó la cerilla de la unilateralidad.

Bajar de la aldea

Madrid es un calmante de soberanistas, un espacio donde los desvaríos cantonalistas chocan con los acantatilados de la realidad legal, plural y democrática de una España donde se puede deender casi de todo pero no se deja imponer por la fuerza nada. Y allí fue Mas para comprobar que el centralismo no existe, que es un ivento del nacionalismo aldeano para recrear un enemigo imaginario en el que justificar todas sus barbaridades.

Pero como Mas volví unas horas más tarde a Cataluña, no podía dejar de subir a brincos al burro del que ya se ha bajado, para dejar algún otro mensaje de consumo interno, para que no le regañen los yonquis del procés cuando se lo encuentren por las Ramblas.

Mas es el ahijado de Pujol y el padrino de Puigdemont que quiere serlo del procés pero que parezca un accidente

Así, el expresident no se resistió a aclarar que, durante los últimos meses, los previos al referéndum y posterior declaración unilateral de independencia, ha "colaborado" con el "proceso" cuando ha sido "consultado"... pero  limitando así su participación en las decisiones del Govern de Puigdemont a un rol puntual de asesoramiento, no sea que lea esto un juez del Tribunal Supremo.

Dos mensajes

Es decir, yo no tengo la culpa ni he hecho nada -mensaje para los magistrados-, pero he colaborado en casi todo -mensaje para los suyos-. Como no hay bien que por mal no venga, convengamos en que las frases de don Artur son otro misil en la línea de flotación del secesionismo y, en especial, de un Puigdemont que, como todos los hijos en política, siempre ha querido matar al padre.

La perla de resumen para esta foto del día no puede ser más elocuente. Y sitúa a todavía presidente del PdeCat aclarando al respetable algo que el respetable sospecha de los cabecillas del golpe, que no tienen muchas luces: "No son unos incultos ni unos ignorantes".

Así que sí deben serlo.