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Menos y más feos
Las consecuencias de esta pandemia las tenemos a flor de piel, y no es una metáfora
“Me han caído años encima”. Mi amiga Susana no es la primera que me lo dice. El coronavirus no solo nos está diezmando en cantidad sino que también está haciendo caer en picado nuestra calidad. Es verdad que a Susana se le ha juntado la menopausia con el confinamiento, mezcla explosiva donde las haya , pero no es menos cierto que desde hace un año andamos menos, comemos más, tenemos pocas ganas de reírnos, hemos espaciado las visitas a la peluquería y para colmo las mascarillas nos oprimen los pómulos acelerando la formación de bolsas en los ojos.
En definitiva, que el maldito virus nos está haciendo envejecer más deprisa aunque tengamos la suerte de que no nos roce y encima sin aportarnos nada de la sabiduría que se supone que dan los años cumplidos, que es el único clavo ardiendo al que podemos agarrarnos cuando el tiempo pasa. La pandemia nos está cambiando la vida y la cara a peor, y aunque todo esto pase, que pasará, saldremos de esta complicada aventura siendo menos, más pobres y más feos. Y algunas además, con la menopausia en plena ebullición. Perdonen mi pesimismo pero lo que hay es lo que hay. Un asco, vaya.
