| 16 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Nave central de la cripta de la Catedral de la Almudena
Nave central de la cripta de la Catedral de la Almudena

¿Puede oponerse el Gobierno a que Franco sea enterrado en La Almudena?

La familia del dictador ha decidido que sus restos descansen en la catedral madrileña, junto a los de su hija Carmen, lo que crearía un auténtico santuario franquista en el centro de Madrid.

| El Polígrafo Opinión

 

El éxito que Pedro Sánchez desea apuntarse fervientemente, como el logro más alto de su paso por la Moncloa, puede volverse en su contra. Y de qué manera. Y es que el desalojo de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos, en el que tanto empeño ha puesto el Ejecutivo, dará lugar a la creación de un verdadero santuario franquista en pleno corazón de Madrid, pues la familia del dictador quiere que sean trasladados a la Catedral de la Almudena.

¿Tiene en su mano el Gobierno impedirlo? Parece muy complicado, según el rastreo que ha realizado El Polígrafo. Se trata de un templo que pertenece a la Iglesia y, en consecuencia, la administración del mismo no admite injerencias. Y la Iglesia, por boca del arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, ya ha sido clara al respecto: no puede oponerse a que los restos de Franco sean enterrados en la cripta de la catedral de la Almudena, al tiempo que ha subrayado que la Iglesia "acoge a todas las personas".

El arzobispo de Madrid dice que no puede oponerse a enterrar a Franco en La Almudena y que la Iglesia "acoge a todos"

"No tenemos inconveniente en acoger a nadie. La Iglesia ha sabido acoger siempre a todas las personas", ha subrayado Soro, que ha recordado que la familia tiene una propiedad en la cripta y ha especificado que la cripta es una parroquia y no la catedral. "Hay una propiedad de Franco y, naturalmente, como cualquier cristiano, tiene derecho a poder enterrarse donde ellos crean conveniente", ha apuntado el cardenal, para añadir que, en cualquier caso, "no es un problema del Arzobispo ni de la Iglesia".

En efecto, en la cripta de La Almudena, hay un espacio donde fue sepultada Carmen Franco, única hija del Generalísimo, tras su muerte las pasadas Navidades. Y a su lado está la tumba de su marido, Cristóbal Martínez-Bordiú, marqués de Villaverde, enterrado en 1998.

Claro que no sabe cuánto ha desembolsado la familia Franco por construirse ese ‘panteón’ en el primer templo de la capital. Todo queda entre ellos y la Iglesia, aunque la condición para dejar que una persona pueda dormir el sueño eterno en semejante lugar es que haya realizado una aportación generosa a las obras y el mantenimiento de la Catedral.

Se da la paradoja de que el Código Canónico prohíbe enterrar en los templos. ¿Intervendría El Vaticano en este caso? No parece factible, pues sigue tolerando esta peculiar práctica funeraria

Como es fácil de imaginar, la cantidad ha debido ser lo suficientemente ‘larga’ como para que semejante privilegio esté solo al alcance de muy pocas familias. Una marginación que, junto a los riesgos de salubridad e higiene, impulsaron al Vaticano a prohibir los enterramientos en las iglesias.

¿Un cementerio dentro de una iglesia?

En concreto, el Código de Derecho Canónico vigente, que tuvo su origen en el ‘terremoto’ que para la Iglesia supuso el Concilio Vaticano II y que se hizo efectivo en 1983, prohíbe enterrar dentro de los templos, con la excepción del pontífice, cardenales y obispos.

Pero los titulares de iglesias y catedrales se acogen a que el código se refiere concretamente a enterramientos en el altar, y no en criptas y en laterales, que funcionan como auténticos camposantos. De ahí que sigan practicándose enterramientos de laicos y seglares en ‘tierra sagrada’. Y que se trata de personas lo bastante pudientes como para aportar sustanciosos ‘donativos’ a la Iglesia, que es la forma de gestionar este peculiar funeraria, de hasta 120.000 euros según se cuenta.

 

Franco, dirigiéndose al gentío congregado en la plaza de Oriente desde el balcón del Palacio Real, vecino de la Catedral de la Almudena.

 

Así las cosas ¿podría ser el Vaticano el que impidiera que Franco descansara en La Almudena? Parece difícil que desde Roma se tomen cartas en este asunto.

El cardenal Osoro ya ha sido bastante explícito. No es responsabilidad suya si la Catedral se pueda convertir en un lugar de 'peregrinaje' para visitar los restos de Franco, en pleno Madrid de los Austrias y a apenas un centenar de metros del balcón del Palacio Real desde donde  dirigía sus alocuciones al pueblo congregrado en la plaza de Oriente.