| 22 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

El rebaño orwelliano

El portavoz adjunto de Ciudadanos en Andalucía retrata el sistema implantado por Pedro Sánchez y su red clientelar de captación de voluntades. Y propone alternativas.

| Fran Carrillo (*) Opinión

Hubo un tiempo en el que la denuncia era la adrenalina del periodismo y el cadalso del político. Hoy se denuncia previo aviso y el denunciado ríe por las cosquillas de su impune inmunidad. La mentira se castiga con penas de meme y el mentiroso es elegido presidente por el rebaño, cautivo y desarmado por empacho de doctrina caviar. 

Sánchez ha construido su presidencia bajo los endebles cimientos de un engaño de destrucción masiva llamado PSOE, plataforma de propaganda centenaria que ha terminado por ser el abrevadero ideológico de mediocres y palmeros, que beben con insuperable obediencia los nutrientes que la amplia sombra ególatra de su mentor y promotor deja con cada sonrisa impostada. Nadie recordará a un tipo que pasó por Moncloa flotando en el jugo de su propia soberbia, inflada a golpe de subvención oficial. 

Entonces, ¿por qué sigue ahí el peor Presidente de la Historia de España? ¿Por qué seguimos soportando la autocracia de un gobierno de felones y mentirosos, que creen que el poder es la capacidad de llamar idiotas a los gobernados sin inmutarse?

 

La respuesta, no por repetida menos cierta, es sencilla: porque es un Gobierno de izquierdas, vulgo progre, es decir, de moral superior, esto es, de ética buena e irreprochable. A base de leyes educativas llevan cuarenta años adocenando las mentes y fabricando conciencias formateadas, base de la construcción de un pueblo esclavo de votantes leales a prueba de corrupciones, mentiras, abusos y robos.

La historia del PSOE, salvo honrosas excepciones, es una historia de infamias hacia España, sus ciudadanos y la democracia. El sanchismo es fiel a la negra historia del socialismo, no su excepción. 

Moncloa y Asociados

En política, cuando la queja se hace costumbre, la protesta ya no es rentable. A ello se agarra el gobierno más autoritario y liberticida de cuantos ha tenido España desde que en el 78 los firmantes de la Constitución impusieran la concordia como libro de estilo.

Alteran desde Moncloa y Asociados el lenguaje sin rubor ni vergüenza, porque sus clientes de carné y parné tienen a la RAE como ese  familiar que sólo ves en las reuniones familiares a las que vas obligado. No importa. El socialismo nunca se construyó sobre el conocimiento, sino a pesar de él.

La sociedad del conocimiento, como la del pleno empleo, es la perfecta utopía con la que la élite progresista mantiene a sus fieles, ovejas descarriadas encantadas de seguir al buen pastor. Pero es todo mentira. 

De insulto en insulto hasta la ignominia final, el presidente indultador confirma ahora el colapso del sistema con su golpe a la democracia,

Sube la luz, y te dicen que para pagar menos, planches de madrugada. Y no pasa nada. Sube el gasto en asesores incapacitados para asesorar en nada que no sea en reafirmar lo que dice el jefe que los ha enchufado. Y no pasa nada.

Suben los impuestos como nunca en España, con el pueblo pidiendo árnica en forma de ERTEs. Y no pasa nada. Le quitan el pan y su sustento a los mismos trabajadores a los que presumen de representar con visa oro. No pueden pagar derechos porque están hipotecados de privilegios. Y no pasa nada. 

De insulto en insulto hasta la ignominia final, el presidente indultador confirma ahora el colapso del sistema con su golpe a la democracia, el enésimo ataque a las instituciones, a la separación de poderes, a la Constitución y al Estado de Derecho. Los indultos a los golpistas, socios, amigos y aliados, todos enemigos de la nación, serán la antesala de algo mucho peor, de incalculables consecuencias.

¿Delinquir es gratis?

Porque si el Supremo avala esa aberrante claudicación, los ciudadanos ya sabrán que delinquir sale gratis. La misma semana que nos desayunamos con el archivo por parte del Constitucional del caso Delcy, la dictadora chavista que pisó clandestinamente suelo español, mientras el recogemaletas de Ábalos le daba cobertura ilegal e inmoral, la Plataforma Sanchista de Obedientes Embusteros se alinea, prietas las filas, para explicar que las lavadoras se ponen de forma automática, que los indultos significan concordia y que la España que mola es la de 2050, aunque a ella no llegue la mitad de la población que vive en 2021.

Archivar el caso Delcy conllevará la destrucción de las cintas, es decir, que nunca sepamos qué pasó realmente aquella noche, como ya ocurrió con el 11-M. El signo del Gobierno es el mismo, entonces y ahora. El PSOE, coherente con su historia, siempre ha estado más cómodo en la oscura luz de las alcantarillas. Es lo que ocurre cuando se reparten a los jueces. Y no pasa nada. 

 

Pero ya toca que algo pase. Los españoles deben tomar las calles, no sólo el próximo 11 de junio, y no sólo contra los indultos a unos delincuentes confesos y no conversos. Deben tomarla contra el tirano que anda suelto en Moncloa, que construye leyes para perpetuar su cargo y no para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, que protege al delincuente y no al que sufre el delito, que se pone la venda ante dictaduras a las que paga con el dinero de todos, mientras mantiene a ministros que rivalizan en ridículos y estulticias.

¿Qué empresa privada tendría de responsables a Calvo, Montero, Ábalos o Lastra? Ninguna. Porque nadie quiere arruinarse. Por eso están donde están, medrando cuanto pueden del presupuesto público hasta que los españoles organicen su hartazgo. Por las buenas o por las urnas. 

Hasta que eso ocurra, el tirano que anda suelto en Moncloa seguirá sonriendo ante la mentira como el caníbal frente a su inminente víctima. Se relame antes de devorarla y en su digestión, carbura su próxima comilona.

Así es Sánchez, un hombre carcomido por el ego que su mirada observa y en su oído retumba. Nadie en la historia política del mundo reunió tanta capacidad para desacreditar su propia hemeroteca. Porque el BOE lo aguanta todo. Como los fondos europeos. Como el carné socialista.

Porque no hay peor ruido que el de una turba de palmeros bien educados. La verdadera tiranía siempre exige disciplina castrense en asumir imposturas morales. Y empezó cuando el rebaño sanchista, más orwelliano que nunca, prefirió ahormarse a la butaca de su escaño antes que servir al pueblo que paga su minutada.

Fran Carrillo Guerrero es Portavoz Adjunto de Ciudadanos en el Parlamento de Andalucía y Diputado por Córdoba y Senador en las Legislaturas XII-XIV