| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Albert Rivera con Luis de Guindos, en un foro económico.
Albert Rivera con Luis de Guindos, en un foro económico.

Albert Rivera culmina con el cabreo de Luis de Guindos su guerra con el PP

La puñalada ha dolido más por inesperada. Los daños colaterales de la tremenda lucha desatada en el centro-derecha de España están lejos de encontrar salida. ¡Más madera!

| Ricardo Rodríguez Opinión

“No era lo previsto. Luis de Guindos también creyó en Ciudadanos”. En el propio Gobierno se han volcado en enmendar el tropiezo del ministro de Economía en su examen a su paso por la Eurocámara, al fin y al cabo es el favorito en convertirse en el próximo vicepresidente del BCE; pero de puertas adentro han cargado desaforadamente contra Albert Rivera.

Ante esa audiencia, no vinculante, De Guindos se topó la semana pasada con una mayoría de grupos políticos apostando por el irlandés Philip Lane. Sólo el Partido Popular Europeo dio su apoyo a los dos aspirantes por igual; socialistas, liberales, verdes e Izquierda Unitaria expresaron incluso sus “reservas” a la candidatura española. La cuestión particularmente dolorosa para el aún titular de Economía fue que, dando por descontado el “no es no” de los españoles del PSOE o de Podemos, esperó una labor entre bambalinas a su favor de los de Rivera en el seno de su grupo, el liberal. Y no sólo fue así, sino que dejó su voto en manos de una eurodiputada belga, a la postre la representante en la comisión.

El problema, según diversas fuentes, es que Luis de Guindos llegó a tirar personalmente de Luis Garicano, responsable del área económica de Ciudadanos, en busca de su mediación de cara a la prueba. La sintonía entre ambos siempre ha sido a prueba de dimes y diretes políticos. En consecuencia, De Guindos echó mano de esa vía. Albert Rivera, como socio de referencia de la familia liberal-demócrata europea, situó precisamente al mismo Garicano al frente de la vicepresidencia de ALDE. La gestión, a priori, iba bien encaminada. Si el ministro depositó su confianza a ciegas en el gurú naranja, lógico que el varapalo fuese aún mayor.

“Un golpe de realidad al bajo vientre del ministro de Economía”, ha llegado a definirlo alguna voz popular. Desde luego, supo moverse mejor Ramón Tremosa, inestable ayudante de campo de Carles Puigdemont en Bruselas. El eurodiputado del PdeCAT será lo que sea, pero es un político profesional, curtido en multitud de lides, que sabe jugar entre bambalinas, por mucho que se le vaya a mano, según han descubierto ahora en el Gobierno. O, al menos, eso parece. Contará con las justas simpatías del presidente del grupo ALDE, el belga Guy Verhofstadt, pero Tremosa presume de buenas relaciones en el partido flamenco nacionalista. De hecho, su representante en la comisión de evaluación de Luis de Guindos llamó a Ramón Tremosa para preguntar qué votaba.

En todo caso, cunde la indignación y la desconfianza entre PP y C´s. Unos y otros se ponen a parir, bastante crecidos los de Rivera, y todos tienen razones para aburrir. A ninguno de los dos bandos les interesa romper los puentes. Saben de sobra que su complicidad es imprescindible para favorecer un estado de estabilidad, siempre y cuando piensen en los intereses generales. Sin embargo, cuando clase política y beneficios electorales se juntan, ¡¡ufff!!.... Y por lo que respecta a Luis de Guindos, todo apunta que el Eurogrupo de este lunes le hará recuperar la sonrisa.