| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Iván Redondo poco antes de su comparecencia en el Congreso.
Iván Redondo poco antes de su comparecencia en el Congreso.

El puente de Iván Redondo

Nuestro Iván ha pasado de la admiración social como mago de las encuestas, a enamorado copión, pasando por matón amenazante de taberna. ¿Cuál será la siguiente etapa?

| Fernando de Rosa Opinión

 

 

En la Comisión de Seguridad Nacional compareció este jueves el Rasputín de la Moncloa: Iván Redondo. Es bueno recordar que este personaje es el máximo responsable de la asistencia política y técnica de Pedro Sánchez, tiene rango de secretario de Estado, director de Análisis y Estudios, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y además es el encargado del reparto de los fondos europeos.

Como se puede comprobar, acapara más cargos que los antiguos emperadores romanos, lo único es que por ahora no se ha erigido como deidad como los césares romanos hacían, pero todo se andará.

Nuestro pluriempleado y bien pagado asesor tiene a su disposición 1.200 fieles contratados a dedo para aconsejar a su admirado Sánchez, pero, en definitiva, el que habla a la oreja de nuestro emperador desnudo es Iván.

En dicha Comisión el superasesor nos dejó muchas frases que pasarán a la historia: una frase cómica “me tiraría a un barranco por Sánchez”; una frase amenazante, “os tengo chequeados a los parlamentarios de la oposición”; una frase patética, “voy a crear una NASA española”, y la más ridícula de todas.:“Para arreglar Cataluña se necesita el liderazgo valiente de Pedro Sánchez”.

 

Este personaje se mueve entre la prepotencia y la genuflexión de una forma diría que casi natural a su compleja personalidad de hombre de las mil caras. No se puede olvidar cómo bajó la cabeza hasta juntar la nariz con el ombligo, cuando visitó a Torra, el condenado presidente de la Generalitat Catalana.

En cambio muestra una soberbia preocupante cuando se dirige a la oposición elegida democráticamente, lo cual por cierto, no es su caso. Me quiero detener en dos palabras de dos frases: “Chequear” y “barranco”.

La primera la utilizó nuestro pluriempleado y bien pagado Iván cuando se dirigió al portavoz del Partido Popular, Juan Antonio Callejas, amenazándole con que “tuviera cuidado, ya que podía chequearlo”. Según la RAE, este término significa, entre otras acepciones, “controlar”, y esa palabra proferida por el encargado de la seguridad nacional que tiene acceso a los espías y los sistemas de escucha del CNI, no deja de ser sumamente preocupante.

¿Normalmente se dedica Redondo a controlar a diputados y senadores?

Las preguntas que inmediatamente debe de responder son: ¿Normalmente controla a diputados y senadores?, ¿a cuántos?, ¿por qué?, ¿hay autorización judicial?, de lo contrario, debería pedir disculpas y deshacer el malentendido, porque a lo mejor fue una manera de hablar, pero nos queda la duda. La transparencia de un gobierno democrático exige que no haya ningún resquicio de actuación sucia por parte del principal asesor del presidente Sánchez.

La otra palabra que causó sensación en su comparecencia del día 27 de mayo en la sala Prim del Congreso de los Diputados fue “barranco”. El superasesor llegó a decir literalmente “yo me tiraría a un barranco por Sánchez”, desde luego, como declaración de amor es admirable, pero como trabajo de un asesor es bastante patético.

A Iván Redondo se le paga para evitar que su asesorado se caiga por un barranco y si además evita que España también se despeñe por el barranco, mucho mejor.

Pero lo más ridículo es que dicha frase ni siquiera es original, la ha copiado del capítulo 3 de la sexta temporada de la serie El ala oeste de la Casa Blanca, por lo tanto, como frase de amor o como frase laboral es bastante ridícula, porque lo peor es que te pillen copiando, tanto en el amor, como en el trabajo, aunque eso de plagiar a Sánchez, no le debe de pillar desprevenido.

Nuestro Iván está sobrepasando todos los puentes, ha pasado de la admiración social como mago de las encuestas, a enamorado copión, pasando por matón amenazante de taberna. ¿Cuál será la siguiente etapa? Espero que por este artículo no me chequee, ya que soy un humilde senador de provincias.