| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Puigdemont durante su primera rueda de prensa en Bruselas.
Puigdemont durante su primera rueda de prensa en Bruselas.

Puigdemont se plantea utilizar a sus hijas de 8 y 10 años para dar más pena

Una campaña que promete centrarse en presentar al líder como el mártir de una gesta debe incluir todos los ingredientes. También los más personales. Victimismo a raudales.

| Ricardo Rodríguez Opinión

Envolverse en la bandera para esconder flagrantes ilegalidades se ha convertido en una tradición en las filas secesionistas. Más aún en puertas de una campaña electoral. La síntesis de los PDeCAT, ERC y compañía es rudimentaria, represión frente a democracia.

La descripción de su pulso pasa por voluntad de diálogo y negociación frente a portazos, desprecios e intentos de acallar la voz de una sociedad supuestamente volcada en alcanzar el objetivo de una Cataluña grande y libre.

La estrategia de Carles Puigdemont y sus consellers del disparatado gobierno en el exilio pasa por recurrir al victimismo para apelar a la comunidad internacional como la vía de escape ante el laberinto sin salida para sus reivindicaciones en el que se ha convertido España.

La larga estancia en Bélgica promete servirles a sus fines, toda vez que el proceso judicial para dar cumplimiento a la euroorden puede demorarse hasta tres meses. Que el PdeCAT se haya hecho cómplice de los desvaríos de Puigdemont convirtiéndolo en candidato a las urnas del 21-D, ha reforzado su figura como una suerte de mesías o de mártir.

Si el mismo encarcelamiento de Oriol Junqueras y de otros siete ex consellers, puesta en libertad de Santi Vila de por medio, apuntaló el espectáculo mediático de los independentistas, Carles Puigdemont promete rizar el rizo con nuevas cargas de lamentos. Y hacerlo alcanzando cotas de surrealismo.

Entre los planes barajados en su entorno para hacer campaña, trasladar a la familia del expresident hasta Bruselas. Es decir, a su mujer Marcela Topor y a sus hijas Magali y María. La vergüenza ajena no podrá evitarse, pero la fotografía puede salir rentable presentando a la esposa y prole como un agravio más al que les somete el Estado español. Ahí queda eso.

Puigdemont está lejos de ser un gran político. Ahora bien conoce a la perfección los mecanismos que sirven para generar odios o adhesiones entre sus bases. Los mensajes del ex Molt Honorable son tan simples como movilizadores. “No hay ninguna ley española que pueda anular un parlamento elegido de forma democrática”.

Recados como ese los entiende todo el mundo. Los lanzó en su entrevista grabada con la televisión pública belga RTBF y después de despistar a la prensa española entrando y saliendo del estudio en vehículos distintos. No en vano, lo último que desea el adalid de la independencia del pueblo catalán es vérselas con periodistas patrios.

Desde hacía días el eurodiputado del PDeCAT, Ramón Tremosa, tenía reservada para él una sala del Parlamento Europeo para este mismo martes. Sin embargo, el presidente de la Cámara, Antonio Tajani, ha decidido no dejar entrar a los cinco huidos sin autorización de un juez. Así que el acto se celebrará en el Bozar, el Palacio de las Bellas Artes.

El camino hacia las elecciones promete ser especialmente intenso por dos razones: De un lado, una vez más, los comicios encierran un evidente contenido plebiscitario; de otro lado, Carles Puigdemont está convencido de que, dada la situación actual, únicamente cabe un escenario: mayoría absoluta del independentismo. The show must go on.