La gente sigue a tope con Pablo Iglesias e Irene Montero. En una votación desbordante de transparencia, el 800% de los inscritos en Podemos reclamó de rodillas y entre sollozos que la pareja siguiera al frente de la formación, incluyendo en las papeletas en las que se decidía su futuro mensajes personales de lo más emocionantes: "Sois los mejores, los más guapos y los más altos", "A favor de un crowfunding para la segunda residencia en Gandía" o "Pablo, la humanidad te necesita y mi hermana peluquera también", entre otros.
Los inscritos avalan incluso impulsar un crowfunding para una segunda residencia en Gandía
El respaldo de los inscritos superó todas las expectativas y, ya antes del recuento oficial supervisado por Echenique, Monedero y la nurse de los futuros gemelos de la pareja, ofreció unas cifras abrumadoras que superan todas las previsiones: "Han votado a favor del chalet todos los inscritos y, por delegación, los hijos, los nietos y los cuñados de los inscritos", asegura una fuente de Podemos.
Sí podrán
Aún hay más. Al parecer, como regalo de boda y de paternidad a Pablo e Irene, los militantes de Podemos han incluido en la votación varios permisos a la pareja que pueden utilizar en cualquier momento del futuro cuando les parezca oportuno.
Así podría quedar la discreta piscina de Villa Podemos cuando termine la reforma
Así, se hará una excepción en la preservación del ecosistema y se avalará el uso de todoterrenos a gasolina por el monte, para permitir que la Naturaleza se empape con la presencia de ambos dirigentes.
Panchitos y panchitas
Y lo más importante: tanto Iglesias como Montero y en el futuro sus hijos, podrán llamar "panchitos y panchitas" al personal contratado en la mansión, para desmontar la carga racial de la expresión y aportar avances a la causa de la igualdad incluso en sus momentos de descanso.
"Somos como la gente y la gente lo sabe", explica el secretario general de Podemos a El Pato Cojo, antes de darse el primer chapuzón en una piscina denominada ya "del pueblo" custodiada por francotiradores kosovares para evitar que la chusma vaya allí a lavarse.