| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversan en el Congreso de los Diputados.
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversan en el Congreso de los Diputados.

Cerebro jurídico

Félix Bolaños parece estar detrás de todos los enredos legislativos del Gobierno y es que todo apunta a que es él quien cocina todas las reformas legislativas y las impone de forma soberbia.

| Fernando de Rosa Opinión

Muchos ciudadanos nos preguntamos quien redacta las leyes en el gobierno y sobre todo, quien es el cerebro jurídico de Moncloa. Evidentemente, la Ministra de Justicia, Pilar LLop, no lo es por su evidente falta de peso político, y su silencio prolongado en todos los debates jurídicos que se han producido en los últimos meses.

Una vez descartada la invisible ministra, hemos de dirigir la mirada hacia otro lado y buscar quien está en todos los enredos legislativos, y no es otro que Bolaños. El Ministro de Presidencia parece ser que es el que cocina todas las reformas legislativas y las impone a los ministerios de forma soberbia según denuncian muchos miembros del gobierno y se recoge en las crónicas madrileñas.

Muchos diputados y senadores también se han hartado del cerebro jurídico de la Moncloa que se dedica a transitar de charco en charco por el Código Penal, llegando a afirmar que tenía que ser el ministro quién pasara la vergüenza de defender en las cámaras, sus desastres legislativos que están produciendo un verdadero terremoto en el ordenamiento jurídico español, para asombro de propios y extraños.

 

El ministro Bolaños está obligando que se aprueben leyes y con posterioridad tengan que ser reformadas, y cuando se ven sus consecuencias, que el gobierno denomina “no queridas”, enmendarlas, incluso autoenmendarlas, pasados unos meses.

Hemos podido comprobar las continuas rectificaciones de la LOPJ, la cual ha sufrido varias reformas en pocos meses por sus errores. La primera, se produjo para privar a los vocales del CGPJ la capacidad de hacer nombramientos de magistrados del Tribunal Supremo y otros cargos discrecionales, pero cuando se dieron cuenta desde Moncloa que habían privado también la capacidad de nombrar a los magistrados del Tribunal Constitucional, tuvieron que reformar de nuevo la ley, y al no conseguir su objetivo, se propuso una nueva rectificación que se paralizó al llegar a un acuerdo los vocales del CGPJ.

Otro desastre legislativo ha sido rebajar las penas en el delito de malversación que va a provocar un paso atrás en la lucha contra la corrupción que ha motivado que Bruselas estudie si la nueva figura de la malversación viola las reglas antifraude, en particular, por lo que se refiere a la protección de los intereses financieros de la Unión Europea, preocupación que fue puesta de manifiesto por el Comisario de Justicia en el pleno de la eurocámara, por lo tanto, la siguiente ley que será enmendada, rectificada o autoenmendada será esta reforma regresiva en la lucha contra la corrupción.

 

Mientras tanto, ya muchos juristas están anunciando la reforma del tipo penal inventado por Bolaños de desórdenes agravados, como sustituto del delito de sedición, que pronto se verá su inutilidad y que acabará derogado, cuando los amigos radicales de este gobierno hagan la primera manifestación con daños y se les aplique por los Juzgados la pena agravada.

Pero el desastre mayor de Bolaños es haber avalado la bochornosa ley del sí es sí, convenciendo a Pedro Sánchez que no tendría consecuencias negativas, en contra de lo afirmado por la que era vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. El cerebro Bolaños consideraba que valía la pena salvar la coalición de gobierno, aunque se pusieran en la calle a violadores y pederastas, porque sin duda sabía que se iba a producir, pensando que la sociedad tragaría con lo que fuera.

Pero no ha sido así y tras 400 sentencias de violadores y pederastas revisadas y 30 delincuentes sexuales excarcelados, ha decidido volver a la casilla de salida, es decir, presentar una iniciativa legislativa volviendo a las penas anteriores y creando los mismos tipos agravados previos a la reforma.

Es necesario exigir responsabilidades y hay que pedirlas a Bolaños y a Sánchez por todas las chapuzas legislativas que están creando una grave alarma social. Los españoles no nos merecemos un gobierno que se tome tan a la ligera el Estado de Derecho, y sobre todo, que no tenga vergüenza jurídica.