| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Tiempos de soberbia, tiempos de Sánchez

El presidente del Gobierno de los 700 asesores y los cuatro millones de parados lo cimenta todo en el uso abusivo de la propaganda y los recursos públicos.

| Fernando de Rosa Opinión

 

En los tiempos de confusión social hay que escuchar a los grandes pensadores, entre ellos San Agustín, cuya frase: “La soberbia no es grandeza sino hinchazón, y lo que está hinchado parece grande pero no es sano”, define a la perfección a nuestro presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

Realmente, tener 730 asesores en el Gobierno y cientos de ellos dedicados a pensar en cómo hinchar al “amado líder”, ha llevado a la propaganda monclovita a crear situaciones que no se veían en España desde la época del “nodo” franquista.

La última, ha sido el acto de destrucción de armas de ETA, donde no figuraba ninguna bandera española, donde no se interpretó el himno nacional, y donde no se dejó intervenir a las víctimas del terrorismo.

El guion se articuló alrededor de la figura de Pedro Sánchez, dirigida a un sector de la población que no vivió los años de plomo etarra y que fácilmente pueden ser manipulados en la idea de que ha sido este presidente el que ha vencido al terrorismo.

El montaje

Fue tan burdo el montaje, que el resto de presidentes de Gobierno, desde Felipe González, hasta Mariano Rajoy, no se dejaron utilizar por el “soberbio” Sánchez, más hinchado que nunca. No obstante, el hecho de ser un acto burdo no quiere decir que no haya sido efectivo como ceremonia de confusión, basta ver los ecos de la propaganda que han destilado los medios controlados por el poder de Iván Redondo, ocultando que cada viernes, el Consejo de Ministros acerca al País Vasco a 5 etarras como cumplimiento del pago al apoyo parlamentario de Bildu.

El poder de Sánchez es grande, pero no es sano, porque está corrompiendo los cimientos de nuestra democracia y sobre todo, la capacidad de efectuar un control transparente del poder. ¿Qué habría pasado si Rajoy hubiera ocultado un informe del Consejo de Estado para obtener el control de los fondos europeos?

Todos podemos imaginar cómo las tertulias de la izquierda estarían gritando histéricamente. En cambio, ha sido titular de un día y desde la factoría Redondo se ha logrado cambiar el foco hacia las vacunas de las infantas que están presentes de forma constante en los programas de entretenimiento masivamente consumidos por amplias capas de la población.

Igualmente, la factoría de propaganda ha ido deslizando la idea que la Unión Europea es la responsable del bajo ritmo de vacunación en España e incluso las empresas farmacéuticas no nos suministran las suficientes dosis. En cambio, se oculta que miles de dosis se han perdido por falta de jeringuillas adecuadas y que más de 28.000 vacunas se han “extraviado” desde enero, siendo ambas cuestiones responsabilidad del Ministerio de Sanidad.

 

Cuando sale el demoledor dato sobre el paro en España que indica que superamos los 4.000.000 de parados y los 900.000 trabajadores en ERTE, incluso que las empresas y familias en concurso se han disparado en un 45%, la legión de bien pagados asesores monclovitas han dirigido la atención de los ciudadanos hacia el debate de si hay que celebrar o no las manifestaciones del 8-M, y que por supuesto, la culpa del paro femenino es de la criminalización del feminismo.

A esta ceremonia de la confusión se han unido los sindicatos que, en vez de cuestionar la política económica del Gobierno, han decidido ir a los juzgados para denunciar la suspensión de las manifestaciones en Madrid.

En estos tiempos de hinchazón y soberbia hay que recordar la frase de Camilo José Cela: “Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una”. ¡Ahora que los pelotas monclovitas den la vuelta a esta frase!