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Beaumont asusta a los votantes de Ciudadanos con el arriesgado paso de Arrimadas
La nueva consigna dentro del partido naranja a la que ha tenido acceso el director de ESdiario deja lugar a pocas dudas de lo que está pasando dentro; no se sabe si gustará a su electorado.
Ya nada es igual que hace un mes y la tragedia del coronavirus se ha convertido en una especie de laboratorio de pruebas para los partidos políticos. Antonio Martín Beaumont reflexiona este lunes en su columna de La Razón sobre la idea de consenso que se ha inoculado en una opinión púlblica hastiada de una cerrazón ideológica que diluye fuerzas imprescindibles para afrontar el reto.
Y a todo ello da vueltas Inés Arrimadas durante su confinamiento en Madrid después de que Ciudadanos pasara página de un líder tan personal como Albert Rivera, que tuvo al alcance de su mano jugar un papel muy relevante en la gobernabilidad de España y lo rechazó.
Según Beaumont, su sucesora se topa con la amenza de caer en la irrelevancia después de tomar las riendas de una organización política en estado de coma y con sus principales dirigentes en desbandada, y por eso considera comprensible su arriesgado paso de tender la mano a Pedro Sánchez para ocupar un lugar en la Mesa de la Reconstrucción.
En otras palabras, aunque Arrimadas no se fía de Sánchez es su intento de reincorporarse al juego político y recuperar el protagonismo que Ciudadanos ha perdido: "No es extraño que algunos observen este movimiento como un intento desesperado por sobrevivir".
Lo que le recuerda el director de ESdiario es que debe afrontar las consecuencias de esta decisión porque "no puede dejar de lado que preside una formación cuyos electores son principalmente antiguos votantes de centro derecha" cuya "aversión" a Pablo Iglesias y Unidas Podemos, por no hablar de los independentistas catalanes, es manifiesta.
Y no se puede olvidar el "ninguneo" que ha supuesto situarla a ella en las últimas reuniones por videoconferencia, en el mismo plano de EH-Bildu...
Pero la nueva consigna, sin medias tintas, desvela Beaumont, es apostarlo todo a intentar aparecer como una fuerza útil: "El enorme reto ante nuestros ojos exige un escenario sin fisuras. Que en un país tan poco acostumbrado a la búsqueda de la unidad, seamos capaces de sentarnos juntos es una noticia de calado", justifican los dirigentes naranjas este salto.
Este es el nuevo barco con el que Inés Arrimadas intentará llegar a una costa segura porque "las señales demoscópicas apuntan a que Ciudadanos corre el riesgo de desaparecer" y se añaden otras dificultades, como "maniobrar buscando un hueco en el panorama político bajo la sensación permanente de estar subordinados a los populares" o el "desconocimiento social que sufren sus actuales dirigentes, más allá de la lideresa".
Por eso concluye Beaumont, que "sería estúpido que alguien se llamase a engaño. La joven presidenta de Ciudadanos se enfrenta a una misión imposible en el peor momento posible. Por mucho que sus fieles confíen en su capacidad".
