| 22 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La primera en la frente de Sánchez a Rivera

Como artífices de la foto más demandada desde el 20D hoy ambos salen muy favorecidos: Sánchez porque se reafirma como líder ante los suyos, y Rivera porque recupera protagonismo político

| Ely del Valle Opinión

Otra cosa es que la jugada les salga bien, cosa que no parece después de que Podemos haya rechazado sin ambages un acuerdo lleno de guiños hacia la formación morada con el que se buscaba, si no la suma, sí la abstención de Iglesias y los suyos que, sin embargo, no han picado el anzuelo.

Ha sido una jugada de alto riesgo que se entiende en Sánchez que es consciente que para él no hay otra alternativa que saltar al vacío a ver si por una de aquellas hay un trapecio al que agarrarse antes de acabar hecho pedazos, pero que tiene una explicación más complicada en el caso de Albert Rivera, que ha tenido que dar marcha atrás a muchas de las afirmaciones que ha venido haciendo y al que ya solo le queda el pacto firmado con el PP en Madrid para seguir defendiendo que lo suyo es el centro radical.

Lo que empezó siendo un ejercicio de responsabilidad ejemplar que hizo que Ciudadanos haya subido varios enteros en las últimas encuestas sobre intención de voto, puede acabar regular para el líder del "cambio sensato" al que, por cierto, Sánchez no ha tardado ni un minuto en clavarle, como quien no quiere la cosa, unas cuantas puñaladas en todo lo alto.

La primera ha sido, como bien señala Ana Isabel Martín en este mismo diario, la de cambiarle sobre la marcha las modificaciones de la Reforma Laboral y de la Ley de Seguridad Ciudadana que aparecen en el acuerdo, por unas derogaciones en toda la regla. La segunda, ha llegado cuando Pedro Sánchez aseguraba que este acuerdo se va a mantener aunque no se consiga la investidura, convirtiendo así a Ciudadanos en una especie de socio a perpetuidad; y la tercera – porque sí, ha habido una tercera– se la ha asestado al calificar el pacto como un acuerdo entre "la izquierda y la derecha", esa "derecha" con la que Rivera no tiene ningún interés en alinearse.

La jugada sería perfecta si Podemos se abstuvieran el próximo día 5, sin embargo Iglesias ya ha dicho que prefiere romper la baraja antes que hacer un trío aunque sea por omisión, y en ese caso, si hay que ir a unas nuevas elecciones, el papel más complicado lo va a tener Rivera que es, paradójicamente, el que demostrando una mayor altura de miras y un notable sentido de Estado, se ha lanzado al mar para ayudar a un naufrago que solo busca salvarse a sí mismo. Y ojalá que me equivoque.