| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La difícil estabilidad de un Gobierno entre el PSOE y Podemos

El militante del PSOE, antiguo Fiscal General del Estado y vicepresidente de la Fundación Juan Negrín explica, con la historia en la mano, por qué puede ser un rotundo fracaso de Sánchez.

| Eligio Hernandez Opinión

 

 

Si el Gobierno que se forme entre PSOE-Podemos va a depender de la abstención o de los apoyos de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), está destinado al fracaso, pues este partido se ha caracterizado históricamente por traicionar a los gobiernos de España durante la 2ª República.

ERC formó parte del II Gobierno( 16 de diciembre-12 de junio de 1933) ) , y del III Gobierno de Azaña (junio-septiembre de 1933), en el que Lluís Companys fue Ministro de Marina, lo que no impidió que el 6 de octubre de 1934 éste liderara la rebelión militar de la Generalidad de Cataluña contra la República, coincidiendo con la Revolución de Asturias, y que proclamara unilateralmente, como Presidente de la Generalidad (ERC) el Estado Catalán de la República Española, exclamando:

"Cuando digo que por defender las libertades de Cataluña estoy dispuesto a jugarme la vida, no hago uso de un latiguillo, sino que expreso una realidad". El Consejero de Gobernación José Dencás comenzó a "organizar el ejército catalán a fin de impedir el paso de tropas españolas que pudiesen ser enviadas contra Cataluña y, dentro de Barcelona, estudiamos la preparación de la resistencia armada y todos aquellos asuntos de índole revolucionaria susceptibles de darnos la victoria".

Se hizo un reclutamiento de 8.000 voluntarios, una mitad para la raya fronteriza y otra para la capital. Se envió a Bélgica un diputado para comprar armas, cañones, ametralladoras y fusiles. "Patriotas, escribía Nosaltres Sol, preparaos para la hora inevitable de la guerra contra España. Se impone la lucha sangrienta. La Nació Catalana llamaba a las armas: ¡por la República Catalana!”.

El domingo 17 de octubre de 1934, el Consejo de Ministros, mediante decreto firmado por el presidente de la República Niceto Alcalá Zamora y por el presidente del Gobierno Alejandro Lerroux, declara el estado de guerra en todo el territorio de la República Española.

 

El general Batet (laureado militar catalán, católico, fusilado terminada la guerra por negarse a sublevarse contra la República), a pesar de tener órdenes estrictas del ministro de la Guerra, y a sabiendas de que tenía la situación completamente controlada, dejó prudentemente pasar el tiempo esperando reducir a los rebeldes.

A las seis de la mañana, Companys comunica a Batet su rendición. En la rebelión fracasada murieron cuarenta y seis personas, treinta y ocho civiles y ocho militares. El presidente Companys y el gobierno de la Generalitat fueron juzgados por el Tribunal de Garantías Constitucionales, condenados por "rebelión militar" a treinta años de prisión, y la autonomía catalana fue suspendida indefinidamente por una ley aprobada por el Gobierno de la Ceda con Lerroux.

Azaña ya lo dijo: "Los hechos, parecen demostrar que, con monarquía o con república, en paz o en guerra, la cuestión catalana perdura como un manantial de perturbaciones

El Frente Popular, integrado prácticamente por las mismas fuerzas políticas que han apoyado la moción de censura contra Rajoy, con las que ahora se pretende formar Gobierno, pero sin Azaña, liderado por el PSOE de Largo Caballero, no sólo indultó al Gobierno de la Generalitat por la citada rebelión militar , que dejó impune, y restauró la vigencia del Estatuto, sino que incorporó a 6 ministros de ERC , entre ellos, a Companys, presidente de la Generalitat, y a varios anarquistas, a todos los 7 gobiernos del Frente, introduciendo el caballo de Troya contra la República.

A la  que, a pesar de haberles perdonado e incorporado al gobierno de España,  traicionaron (la palabra traición es de Azaña) durante la guerra civil, como denunciaron el presidente del Gobierno, Juan Negrín, en noviembre de 1938, con ocasión del Consejo de Ministros celebrado en Pedralbes; y el propio Azaña, presidente de la II República, en los excepcionales artículos escritos   en Collonges-sous-Saléve (Francia) en 1939:

“Cataluña en la guerra,  y la insurrección libertaria y el “eje” Barcelona-Bilbao”, que quizá fueran los más amargos y acaso también los más lúcidos, sobre la traición a la República  de los independentistas catalanes en la guerra civil, a la que también se había referido en su excelente  “Velada de Benicarló”, en los que acusa expresamente de traición a la Generalitat; y en la anotación del 19 de septiembre de 1937 en el Cuaderno de la Pobleta, en el que relata el duro encuentro en Valencia con Pi y Suñer, su amigo y conseller de la Generalitat, al que conocía cuando era alcalde de Barcelona, al que le reprocha duramente que Companys no se había privado de ninguna trasgresión ni de ninguna invasión de las funciones del Gobierno de la República.

 

En los anteriores textos escritos por Azaña, revela que la Generalitat , presidida por ERC, y la CNT, asaltaron la frontera, las aduanas, el Banco de España, Montjuic, los cuarteles, el parque, la Telefónica, la Campsa, el puerto, las minas de potasa, crearon la consejería de Defensa, se pusieron a dirigir su guerra que fue un modo de impedirla, quisieron conquistar Aragón, decretaron la insensata expedición a Baleares para construir la gran Cataluña de Prat de la Riba.

Relata Azaña que la Generalitat ha vivido "en franca rebelión e insubordinación y si no ha tomado las armas para hacer la guerra al Estado será o por qué no las tiene o por falta de decisión o por ambas cosas, pero no por falta de ganas".

El eje contra la República

Azaña sigue con sus acusaciones: delegaciones de la Generalitat en el extranjero, creación de la moneda catalana, creación del ejército catalán, al considerar que el ejército de la República era un ejército de ocupación; y una referencia al eje Bilbao-Barcelona que en aquel contexto hay que entenderlo no como un Eje contra Franco sino contra el propio Gobierno de la República. Azaña protesta por la expulsión de Barcelona del acorazado inglés ´Nelson´, y lo atribuye a las intenciones de Cataluña de actuar como nación "neutral" en la Guerra Civil.

Cataluña habría tratado de llegar a la paz con Franco circunscrita a los países catalanes. Todos los establecimientos militares de Barcelona quedaron en poder de las «milicias antifascistas», controladas por los sindicatos. La policía de fronteras, las aduanas, los ferrocarriles, y otros servicios de igual importancia fueron arrebatados al Estado. La Universidad de Barcelona se convirtió en «Universidad de Cataluña».

La "moneda catalana"

Hasta el teatro del Liceo, propiedad de una empresa, se llamó Teatro Nacional de Cataluña. (En él se representaban zarzuelas madrileñas y óperas francesas o italianas, ironiza Azaña.) El gobierno catalán emitió unos billetes, manifiestamente ilegítimos, puesto que el privilegio de emisión estaba reservado al Banco de España. Los periódicos oficiosos de Barcelona comentaron:

«Ha sido creada la moneda catalana». También aquel gobierno publicó unos decretos organizando las fuerzas militares de Cataluña. Azaña califica el programa de Companys como el programa ampliado de la revolución del 6 de octubre de 1934, por el que Companys había sido condenado a treinta años de cárcel por el Tribunal de Garantías Constitucionales, el equivalente al actual Tribunal Constitucional.

 

En los tiempos de mayor desbarajuste, continua Azaña, subyugado el gobierno catalán por la CNT, pactó con los sindicatos un decreto de militarización, concediendo en cambio que ciertas industrias serían oficialmente colectivizadas. La colectivización y ruina de las industrias y fábricas de material de guerra en Cataluña, desarmaron al gobierno de la República.

En cierta ocasión, el gobierno catalán suspendió o prohibió la fabricación de un pedido contratado directamente por el gobierno de la República. Hasta septiembre de 1938 no se decidió el Gobierno Negrín a militarizar, sometiendo al ministerio de la Guerra, las fábricas de material. En su artículo “La Insurrección libertaria y el Eje Barcelona-Bilbao”, Azaña, decepcionado, que había sido el autor y brillante principal defensor del Estatut en 1932, escribió¨:

“Los hechos, parecen demostrar que, con monarquía o con república, en paz o en guerra, bajo un régimen unitario y asimilista o bajo un régimen autonómico la cuestión catalana perdura como un manantial de perturbaciones, de discordias apasionadas, de injusticias. Es la manifestación aguda, muy dolorosa, de una enfermedad crónica del cuerpo español”, asumiendo así el criterio de Ortega y Gasset cuando en el debate de 13 de mayo de 1932 sobre el Estatuto de Cataluña, sostuvo que el particularismo independentista catalán era una enfermedad incurable.

En la primavera de 1938, en un rapport del Estado Mayor, se afirmaba que, perderse Madrid, Valencia y toda la zona centro-sur de la península, no significaría haber perdido la guerra, porque desde Cataluña podía emprenderse la reconquista de toda España.

El mismo Azaña ya daba por perdida la guerra en esa fecha, pero el desarme y la traición del catalanismo de izquierdas precipitaron la derrota de la República

En realidad el mismo Azaña ya daba por perdida la guerra en esa fecha, pero el desarme y la traición del catalanismo de izquierdas precipitaron la derrota de la República el 1º de abril de 1939, que podría haber resistido sin muchas dificultades cuatro meses más hasta el comienzo de la segunda guerra mundial con la invasión por Alemania de Polonia y de los Sudetes de Yugoeslavia en septiembre de 1939, lo que hubiese salvado a la República al quedar al lado de las democracias occidentales, que era el objetivo primordial de la política de resistencia del presidente Negrin, frustrada por el independentismo catalán liderado por ERC.

Recientemente el historiador J.F. Fuentes ha revelado que los separatistas catalanes Nosaltres Sols¡, liderados por ERC, de posiciones abiertamente racistas, ahora admirados y denominados por Torra como “pioneros de la independencia”, mantuvieron contacto poco después de la victoria del Frente Popular y en plena guerra civil con Hitler, ofreciéndole colaboración y grupos armados para que apoyara la independencia de Cataluña, destacando las similitudes históricas entre el pangermanismo y el pancatalanismo.

Antes del estallido de la Guerra Civil Española, los mismos separatistas catalanes, ofrecieron bases militares a la Alemania nazi en un futuro Estado Catalán a cambio de recibir entrenamiento en “manejo de aviones y en la preparación de explosivos”.

Pactar hasta con Hitler

En plena Guerra Civil, los partidos nacionalistas catalanes, liderados por ERC, y vascos, intentaron pactar una paz por separado con la mediación de Inglaterra y Francia.  A cambio, pedían que los aliados les garantizaran, ante el ejército franquista, la independencia de Cataluña y el País Vasco. Los nacionalistas catalanes envían a Inglaterra un memorando en el que ofrecen la creación de un protectorado anglo-francés sobre el Cataluña y el País Vasco, con la incorporación de Baleares y Valencia.

En marzo de 1938, hicieron un trabajo conjunto para presentar una propuesta de paz a Inglaterra y Francia que consistía en qué si se les daba prácticamente la independencia, entregaban Madrid a los golpistas de Franco.

En estos momentos difíciles, antes de que el PSOE empezara a negociar la investidura con ERC, ya el líder de hecho de este partido, Vicepresidente de la Generalitat, ha alentado las movilizaciones y los cortes de carreteras en Cataluña, traicionado así una vez más al nuevo gobierno que pueda formarse.

Como militante socialista veterano que ha dedicado más de media vida a la reivindicación histórica de Juan Negrín, presidente socialista del Gobierno de la II República, ilustre estadista y científico, maestro de grandes maestros, creo que el Gobierno que forme Pedro Sánchez-Podemos, con el apoyo o abstención de ERC, será prácticamente inviable, opinión, al parecer, aislada en el PSOE, por lo que no lo apoyaré en la anunciada consulta a la militancia socialista, aunque celebraría equivocarme, para bien de éste más que centenario partido, y, sobre todo, de España.